Se desperezó tanto como podía, despertando al horario que su cuerpo ya se había acostumbrado. Apenas un anaranjado color del amaneces se vislumbraba en el horizonte lejano a través de la ventana. Dean dormía a su lado derecho y más allá podía ver el bulto que Jack era bajo las mantas.
Sondeó la habitación, en busca del ángel. En cuanto llegaron a la ciudad, la mañana anterior, se habían separado de Castiel, siendo que él tenía una pequeña misión de recolección de información. No llegó por la tarde, pero seguramente tuvo que haber vuelto en la noche. A veces él usaba la excusa de vigilar fuera para mirar las estrellas o disfrutar de la brisa, por lo que Sam estaba casi seguro de que estaría allí afuera.
Apoyado contra el Impala, en una pose despreocupada y mirando a su alrededor, pensando en miles de cuestiones que el castaño jamás podría concibir; seguro que allí estaba.
Sam se vistió y salió fuera, sin siquiera haberse asomado por la ventana para verificar, estando demasiado convencido para dudar. Pero Castiel no estaba fuera tampoco. Existía la posibilidad de que estuviese comprando el desayuno, de esa forma solía sorprenderlos de vez en vez.
Entonces fue él quien se apoyó despreocupadamente en el Impala, esperando a que regresará su ángel.
Dean despertó, elevando una ceja al verlo temblar de frio aun con su chaqueta.
- ¿Qué haces afuera? - Interrogó, notando que ya eran dos horas pasadas desde el amanecer.
- Espero a Cas.
Dean señalo lo obvio, el por qué no le había llamado. Sam prometió hacerlo. Miró a su celular, la pantalla de colores que le recordaban a los ojos del ángel, el sol visto desde la profundidad del agua. Su segundo contacto de los importantes era él y dudo en apretar el nombre.
Por supuesto que pensó en llamarle, pero sinceramente estaba asustado. Podía no atenderle y era una realidad que no quería enfrentar.
El tono sonó una, dos, tres veces... perdió la cuenta de cuantas. Nadie contesto. La realidad le miraba a los ojos y lo golpeaba en la cara, haciéndole reaccionar.
Tomó su computadora de la mesita en la habitación, despertando a Jack en medio del alboroto. Tecleó un par de veces el número de Castiel y obtuvo coordenadas muy lejos de allí.
No hubo tiempo de preguntas o más que tomar las llaves, subir a todos al auto y salir a esa señal que podrían perder en cualquier segundo. Llegaron a un lugar boscoso, a un lado de la carretera, con una oxidada fábrica a lo lejos. Llamó una vez más y el tonó del celular de Castiel se escuchó. Jack fue el primero en bajar por la colina sin dudarlo, siguiendo un sonido que él podía captar mucho más fuerte.
El aparato estaba bajo algo de algunas hojas, cubierto de una espesa mezcla de sangre seca y tierra. La pantalla estaba partida y parecía haber rodado desde el otro lado de la ondulante superficie.
- Jack, ¿Puedes sentirle? – Interrogó.
Buscaba por todos los medios recluirse por completo en la idea de que era solo un caso más, alejarlo de lo personal que se sentía en realidad. Debía dejar de pensar que Cas era a quien no encontraban, que ese era su celular y que probablemente también su sangre era la que lo teñía de bordo.
- No está cerca, pero... - Lamentó el ángel. – esta tampoco es su sangre. – Observó extrañado el teléfono en sus manos.
No le tenía allí, ni tampoco tenía señales de que realmente esa sangre significara que estaba a salvo. Pero era algo pequeño que le impulsaba a seguir investigando. Volvió solo hasta el bunker, en busca de la gracia de Cas que le serviría para rastrearle mucho mejor. Dean y Jack se quedaron en el motel, esperando en caso de que el ángel regresará o en caso de que el nephilim pudiese sentir algo más de la presencia de su padre.
Un par de libros se acomodaron en su bolso, algunos materiales y recipientes que necesitaría, y justo cuando corría la cremallera, vio el papel sobre la cama. Seguramente se había caído de alguno de sus libros, aterrizando como planeado sobre el colchón. Aún desde allí podía leer claro las palabras de amor hacía el ángel en ese idioma celestial. No supo el por qué, pero en cuanto vio ese papel tuvo que concentrarse en respirar, porque sintió que era un muy mal presentimiento.
Aún al volver, tenía la esperanza de verlo apoyado contra cualquier otro auto, mirando hacia la carretera. Tal como esa noche en que se atrevió a besarle, esa noche que parecía tan lejana ahora.
- ¿Nada?
No, la gracia no había funcionado y ninguna de las cosas que intento para rastrearle. Empujaba con fuerza la puerta de la prisión en la que quería mantenerse, y esta parecía estar cediendo. No quería caer en la histeria, porque sabía que solo podría pensar en los trágicos finales, y lo que necesitaba era centrarse en el presente.
No debía dejar que sus sentimientos le dominaran y de nuevo, desmoronarse cuando apenas estaba saliendo de ese pozo. Lavó su rostro, alejando el sudor y se concentró. Cas solo era una nueva víctima, debía ceñirse a sus instintos de cazador y salvarle como siempre lo hacían. Si le pensaba como su novio, entonces se acurrucaría en la cama a llorarle, y eso no ayudaría en nada.
Lástima que no se habían adentrando más en el boscoso lugar en que encontraron el celular, porque entonces verían al vacío. Aquel barranco de caída infinita, había enterrado el cadáver de un ángel.
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Hurt you.
Fiksi PenggemarSam esta enamorado desde el primer día en que Castiel tomó su mano entre las suyas. Pero ese solo es su secreto, el que nadie debe descubrir, porque ese ángel nunca sera suyo. Sastiel.