Dean se rio de él por discutir con Castiel por algo tan simple, echándole en cara que aún le quedaban muchos defectos que descubrir en el ángel. Puede que sí, pero sentía que Castiel seguiría siendo perfecto para él aun con un millón de disputas de por medio.
Al final del día, esos desacuerdos que llevaban a pequeños momentos de tensión, terminaban por ser el condimento de la vida. Lo volvían todo más realista y no permitían que se quedará en un sueño lejano y demasiado único para hacerse realidad. Eran esa pizca de cotidianidad que toda pareja necesitaba... aunque para hablar de pareja era muy pronto.
No quería una vida ideal con Cas, él ya era el toque mágico en todo. Quería los altibajos típicos de cualquier relación, y que eso solo intensificara la manera en que se amaban. No podía moldear al ángel a lo que su mente imaginaba de él, solo podía adaptarse a su ser y aprender a amarle por completo.
- ¿Vemos una serie? - Sugirió de repente a un Cas distraído.
Castiel preparaba la merienda de Jack, como era costumbre, y pareció pensar un minuto la propuesta.
- Claro. - Dijo sin más luego de un minuto entero.
Sam sabia, de eso si estaba seguro, que el moroco organizaba en su cabeza otras tareas por hacer, aunque tuviese 24hs para hacerlas. Por supuesto que él tenía algo de eso, le gustaba ser ordenado en sus actividades del día. Pero Cas no lo hacía por su tiempo, lo hacía para tener en orden los horarios de los otros tres integrantes de la familia. Sabía a qué hora despertaría Dean dependiendo de si tenía resaca o no, sabía a qué hora volvería Sam de correr y cuánto tiempo tardaba Jack en la ducha.
Quizás no le importaba demasiado la hora, era simplemente estar listo para cualquier cosa que surgiera en los demás, listo para remediar cualquier problema. Ese era un defecto si lo veías de cerca, porque Cas no tenía tiempo para pensar en sí mismo a menos que saliese de cacería.
Pero Sam estaba de suerte hoy. No estaba para nada mal ver series con el ángel, se abstraía tanto en comprender la trama que parecía dormir con los ojos abiertos, completamente inmóvil. Así, podía ver los colores de la pantalla reflejarse en el azul de sus ojos y nunca se percataría de que lo estaba mirando.
Ese podía ser otro defecto, Sam se perdía de sus series por quedar hipnotizado en el perfil del ángel, solo mirando con atención.
Odio la manera en que Castiel dijo que ese atributo no era suyo cuando se lo adulo, objetando que pertenecía a su recipiente y no tenía por qué sentirse aludido por ello. Pero era más que eso, y por mucho que lo explicará Cas no vería la belleza que el poseía. No era el celeste de sus ojos lo que atraía, era su mirar completo. Había algo en su interior, la combinación de su sufrimiento y su inocencia permanente que daban al azul un toque especial.
Sam sabía que esa no sería la mirada que encontraría en Jimmy si le mirase, esa solo pertenecía a Cas. Y el ángel jamás comprendería cuanto potencial osaba ignorar, convencido de que solo era alguien más en un inmenso universo de gente más interesante que él.
Se sintió extraño ser salvado esa vez. No era el primer caso en que estaban juntos, tampoco era la primera vez que Castiel le salvaba. Pero fue distinto. El ángel tenía una mirada diferente y le tomó del brazo para apartarle sin dudar un segundo, poniéndose al frente para recibir las balas.
Mirando la lluvia caer por la ventana del Impala, logró llegar a vislumbrar lo sucedido. Era diferente porque Cas no temía que se molestara si lo tocaba o tan siquiera si lo salvaba de algo contra lo que creía poder solo. Entonces, entendió mucho de esos sentimientos que Dean le expreso, aquellas veces en que Castiel simplemente se paraba frente a él sin importarle las consecuencias. Te hacían sentir culpable, como si lo hubieses lanzado tú, pero solo te estaba cubriendo como lo haría cualquiera.
Antes, Castiel no se tomaría esas libertades con Sam, y apenas se daba cuenta de eso, porque las veces en que eso pudo darse eran contadas con los dedos. Ese gesto, ese simple gesto de guerra de un soldado defendiendo a su compañero, en la compleja mentalidad de un ángel, era una atribución que solo harías por alguien de confianza.
Los defectos de Castiel no lo eran al final. Si rebuscabas en los motivos y las razones de su surgir, eran causados por un bien mayor. Por Jack, por Dean y por... Sam. Sus defectos eran solo hijos de su más grande virtud, el amor que sentía por los suyos.
- ¿Sam?
Salió de su ensimismamiento casi de un salto, llamado por la voz del ángel.
- ¿Vemos una serie? - Ofreció esta vez el morocho.
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Hurt you.
FanfictionSam esta enamorado desde el primer día en que Castiel tomó su mano entre las suyas. Pero ese solo es su secreto, el que nadie debe descubrir, porque ese ángel nunca sera suyo. Sastiel.