Capítulo 10: El Bar de la Vida. Parte II

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Tomados de la mano, ingresaron juntos al Bar

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Tomados de la mano, ingresaron juntos al Bar. Valerie se sintió segura, sin ninguna preocupación por el chico que se encontraba a su lado, o por como terminaría esta locura. Había dejado atrás esos pensamientos, y se dejó llevar.

  Cuando abrieron la puerta del Bar, Valerie comprendió la razón de su otro nombre: en medio de todo el bar, yacía plantado un cactus hermoso. A su alrededor, estaban bien colocados las mesas y sillas. Cada objeto en su respectivo lugar, y el mostrador, era hermoso, y detrás estaban fotografías del bar y como fue su transcurso y camino desde 1972:

1972: ¡Inauguración del bar!: La fotografía mostraba como la época psicodélica arrasaba aquellos días. Un hombre con el cabello despeinado posaba en la fotografía junto a un gran número de hippies. El cactus en esa fotografía no era tan grande.

1989: ¡Gran remodelación! Otra fotografía que estaba a un costado, mostraba como el mismo hombre, ya un poco mayor, estaba reconstruyendo el bar. Vestía una camiseta blanca y posaba junto a una sierra y un casco de construcción. Todo se estaba destruyendo menos el lugar donde está el cactus.

2000: ¡El nuevo Milenio! Una enorme fiesta y el festejo más grande que tuvo el bar desde la inauguración. Gente de todo tipo celebraba en la morada: adultos que querían olvidar sus fideicomisos e hipotecas por al menos un día. Personas joviales en busca de nuevas experiencias y sabores en el nuevo milenio. Un hombre ya convertido en señor, posaba reluciendo varias canas.

  Las demás fotografías eran de personas famosas y conocidas en la ciudad o en el Reino Unido. Un Blake Fielder-Civil bebiendo. Solitario. Una Lily Allen que posaba con una sonrisa obligada y una Angela Lansbury jovial. Valerie sólo conocía a Allen, pero aun así trató de verse sorprendida.

  El lugar era bonito, tranquilo, y era claramente pacífico. Algo que le gustó mucho. Demasiado, a Valerie Martinez. Se sentía cómoda y a gusto con el lugar, y Avan notó su alegría, y se sintió feliz. Era algo, probablemente, irónico, pero Avan no podía quitar la mirada de Valerie. De su sonrisa, su perfecta sonrisa, aunque tenía algunos dientes chuecos en la parte inferior, seguía siendo adorada. Sus ojos marrones, que brillaban en su total esplendor. Unos ojos poderosos e impenetrables, cuya manera de mirar, observar, era distinta a los de los demás. Única y especial, su manera de expresar. Una melena color oscuro, que alcanzaba hasta su cintura, y brillaba, como la misma luz, y era suave, como la misma seda más fina. Hermosa y sin igual, esa era Valerie. 

  Ella sonreía, y él la admiraba. Los labios de Avan se encontraban húmedos. La mirada perdida en la imperfecta perfección de la chica, con problemas y vicios. Así la quería, pero no la amaba.

El bar era el lugar perfecto para pasar el rato, para ahogar penas en una alegría exonerarte y totalmente profunda, en un vaso de cerveza. Pero el ambiente, el lugar, todo era mejor que el horrible bar a donde solía ir la chica. Sinceramente, lo único que a Valerie le gustó del bar, es que ahí, en ese mugroso y putrefacto bar, conoció a Avan. Y por primera vez, se sentía decidida con respecto a ese chico: quería conocerlo más. Pasar junto a él sus momentos más íntimos y problemáticos, aconsejar a su oreja y convertirse en su más fiel servil. Estar a sus pies y que él se sienta en compañía. Que no se sienta solo.

Psicodelia: Dueños Del Delirio. #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora