Capítulo 35: La Débil Y La Fuerte.

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Valerie

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Valerie.

Ally me observaba con detalle: sus ojos, fríos y distantes, me destrozaban con cada parpadeo que provocaba, por más que no quisiera, pero su rostro mostraba un aura malvado y osado, en contra del mío, que yacía temeroso y con cobardía de lo que sucedería.

    Su mirada me carcomía el alma. Con solo un segundo de verla, ya hacía que uno se arrepintiese de todos sus pecados y quisiera deshacerse de sus condenas más oscuras y ocultas. Pero el susto nublaba todas mis opiniones de su mirada, y se enfocaba en las acciones que hizo, y que posiblemente haría. 

—Tienes que separarte de este chico... —soltó de pronto. Su lágrima fue removida con la manga de su abrigo de luto—. Aprovecharé que él no está aquí para decir las cosas en tu cara, niña —me apuntó con el dedo índice—: te has vuelto en una caprichosa...

—Tengo varias cosas que responderte —espeté con algo de recelo y y mala espina a sus comentarios—. Primero: yo no soy ninguna caprichosa... —Al instante, me interrumpió, pero yo no me quedé callada. 

—¿Y tienes el descaro de decir...? —comenzó a hablar, con ironía y el enfado creciendo. 

—Y segundo: ¡No lo  dejaré! —Grité. No podía soportar una idea de ruptura en estos momentos. No lo quería. No lo debía. 

—¿No lo dejarás? —preguntó con exclamo, molesta de haberle dicho la verdad. 

—¿Tú quién te crees para decirme qué hacer o qué no? —le exclamé en la cara—. ¿Qué te hace creer que estás en posición para decirme qué hacer en mi vida? ¡No eres ni una mierda para decirme qué hacer! —Ally se sorprendió de mi reacción. Pero obviamente iba a reaccionar así. —Tú ahora no deberías ni estar aquí... 

—Escúchame, Valerie —me dijo. Su enfado crecía más y más—: yo no voy a estar tolerando que me hables así...

—¿Tolerar? ¡Tolerar! —Exploté—. ¡Mierda, Ally! ¡Yo soy quién debería decir eso! ¡Mírame en dónde estoy, y dime en la cara que lo que estás diciendo tiene sentido! ¡Casi me ahogas en la tina! ¿Y dices que no vas a estar tolerando? 

—Creía que ese chico se estaba convirtiendo en algo bueno para ti, ¿sabes? —mostró una sonrisa de ironía y cinismo—. Cuando estabas con él, no bebías. Estabas limpia. Pero resulta que, en realidad, te estaba preparando para drogarte a temprana hora... 

—Él no tiene nada que ver en esto, Ally.

—No me mientas. 

—¡No te estoy mintiendo un carajo! Él no tuvo nada que ver... 

   Ella se sorprendió más de lo que ya estaba. En sus ojos se percibía la confusión y el cinismo mezclado en un plato de enfado. 

Psicodelia: Dueños Del Delirio. #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora