Valerie.
Me sentía atada a alguien de una forma u otra.
Tenía que ser libre de alguna manera. No depender de nadie. Por eso fue la llamada de la noche anterior a mi hermana. Tenía unas cadenas atadas en mis muñecas a otras personas. Primero mis padres. Más tarde, Libby. Y por un tiempo, Avan.
No fue la gran cosa con él, pero con el resto de la lista, sí.
No quería levantarme de la cama. Sentía la fría almohada pegada a mi cabeza, y no quería soltarse por nada.
Me apoyé en mi regazo por un instante. La cabeza amaneció dando vueltas y generando malestares insípidos e irritantes. Me levanté con calma y cautela, ya que el dolor no menguaba y comenzaba a crecer cada vez más.
Creciendo lentamente, pero con un dolor totalmente extraño, el estómago comenzó a rugir.
Me giré lentamente. Avan estaba dormido a mi lado, con el torso descubierto y el pantalón de ayer aún puestos.
Yo estaba con mi pijama habitual de verano. Esa noche hizo demasiado calor que mi cuerpo no logró aguantar tener tantas capas encima.Era prácticamente el mismo dolor que tuve cuando salí a recoger a Avan estando un poco ebria. Un malestar, que retumbaba sobre mártires en mi cuerpo. La situación se intensificó a niveles que me costaba ocultar. Hacía muecas de dolor frustrado, y trataba de no hacer ningún ruido que despertase a Avan tendido a mi lado.
Fui cuidadosamente al baño. Me levanté de la cama sin hacer en mínimo ruido que sea abrupto. No quise ponerme pantuflas, y fui directamente descalza como anoche. Corriendo lentamente, atravesé el pasillo para llegar al otro lado, entré al tan deseado baño.
Abrí el váter blanco, y reposé mi cabeza en ese espacio. Con la cabeza agachada, sentí como algo dentro de mí comenzó a moverse de forma irritante y molesta, que sucumbía a irse de mi cuerpo cuanto más antes mejor. Sentí mareos, cansancio, y una sensación de desmayo. Un sabor en mi boca que creí que jamás se quitaría, o que no se iría tan fácil o rápido.
Cerré los ojos con miedo, y dejé que la sensación que domine por completo.
Arcadas producidas por el asco de ver lo que salía de mi boca: un vómito que se estrujaba con fuerza en mi estomago por sus ganas de salir. De un color verdoso y amarillento. «Los dos colores que más odio —pensé».
El ruido de mis arcadas fueron suficientes para que Avan se despertara y se pregunte: «¿Qué fue eso?», y el hecho de no verme a su lado, haría que sus preguntas se agrandaran como las ganas del vómito de salir de mi interior.
Fue tal cual como lo predije.
Una epifanía, no muy buena, apareció en mi cabeza: «¿Por qué vomité?». Esa pregunta retumbaba en mi cabeza, como un tambor que golpeaba con fuerza y destreza ante un público imaginario o americano. Pero al instante descarté la idea de un embarazo.
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Psicodelia: Dueños Del Delirio. #PGP2024
Romance«Avan no podrá ver los demonios que creó en la cabeza de Valerie». Ella es una alcohólica. Él es un adicto. Valerie y Avan. Dos almas tormentosas, llenas de fastidios y rencores creados por ellos mismos y sus adicciones. Pero, gracias a s...