Capítulo 20: Disco De Vinilo.

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Valerie

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Valerie.

  El disco estaba preparado y esperando pacientemente.
  Mi rostro estaba lleno de la emoción, que no podía contener mi emoción, y mis expresiones parecían forzadas. 
  Salimos del edificio, y entré directo al asiento delantero de su auto color plomo rata.
 
—Muy bien, ¿a dónde la llevo? —me preguntó como un chófer servicial y atento que trabaja para mí.

—Al trabajo, Joe —le respondí, referencia al chófer de El Diario de la Princesa.

Él se rió, y moviendo la cabeza de un lado al otro, encendió el motor y comenzó a moverse.
  Por un momento nos quedamos callados, gozando el sonido del silencio.

—¿Sabías que tu auto tiene el color de una rata? —hablé rompiendo el hielo.

—¿Qué? —inquirió después de soltar una pequeña risa, extrañado.

—Siempre que veo tu auto, lo relaciono con una rata, ya que es de el color de una rata —expliqué el por qué.
  «¡No me digas, Sherlock! —me ataqué a mí misma, ya que, era obvio que era por el color».

—Oye, ni idea —comenzó a reír. Eso significó que no fue tan obvio—. Plomo rata...

—¡Sí, ya sé! —dije entre risas.

  Avan puso música, pero esta vez de radio, y comenzó a sonar una canción que ni sabíamos de su existencia.
  Supongo que eso provocó un poco de tensión. Los dos callados, mirando con perplejidad el camino que teníamos delante. Aveces sacaba de mi bolso un espejo de mano para arreglarme un poco el pelo o cualquier cosa en sí.

—A cada rato estás sacando el espejo, Val —esta vez él rompió el silencio, riendo.

—Es que, ¿qué pasa si tengo algo desarreglado? —excusé.

—Pero estás muy linda así. Deja de tocarte tanto.

—Gracias —comencé a guardar el espejo y sonreí.

—Provecho.

Lo miré con fastidio. Con los ojos volcados. Arruinó el momento. Él apenas me miró comenzó a reírse.
  Yo, sin poder aguantar a ver a alguien más reír, comencé a hacerlo también.

El Avan sarcástico era uno de mis favoritos.

Avan, depende a su humor, tenía varias personalidades: Avan presumido (cuando obtuvo algún logro nuevo). Avan amoroso (cuando está conmigo). Avan infantil y sarcástico (como ahora, o cuando se pone muy emocionado por que ponen su canción favorita en la radio, o cuando le dan ganas de hacer chistes). Y por último, Avan enojado.
Afortunadamente, no tuve la oportunidad de conocer a este Avan sobria —ebria ya lo hice.
   Su auto rata estaba deteniéndose lentamente por la aparición de un semáforo.

—Valerie. ¿Qué es eso que me quieres mostrar? —miró directamente mi rostro. Comencé a palidecer. Pero supe cómo disimular con una sonrisa y diciendo:

Psicodelia: Dueños Del Delirio. #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora