El viaje de bodas de los duques de Grandchester fue suspendido. Su excelencia, lady Grandchester, estuvo indispuesta por varios días y lord Grandchester decidió postergarlo hasta que su flamante esposa estuviera en condiciones de hacer un viaje tan largo.
Lo que el duque no sabía era que lady Grandchester no tenía absolutamente nada. Todos sus malestares no eran más que una excusa para permanecer en la propiedad, pues tenía la firme intención de huir con Terrence en cuanto se presentara la primera oportunidad. Sin embargo, para su total desilusión, el susodicho no volvió a aparecer después de la boda, efectuada casi una semana atrás.
Al principio creyó que estaba siendo cauteloso, quizá buscando la manera más segura de llegar a ella, pero fue su hermana la que le informó que él no volvería. Al escucharla hablar sobre la promesa que le hizo, experimentó un dolor peor que cuando se enteró de su supuesta muerte. No podía creer que hubiera renunciado a ella así, sin más. Ellos se amaban, le dio licencias sobre su cuerpo que no le había dado a nadie más, incluso estuvo a punto de perder su virtud con él la última vez que se vieron en Londres.
No. Él no podía abandonarla, así como así, desechándola igual que a una mula vieja. Mucho menos ahora que irrumpió en su vida cuando ya se había hecho a la idea de que sería con el duque con quien viviría la culminación de todos los preámbulos que vivió con él. Señor, ¿qué iba a hacer cuando ya no pudiera apelar a su supuesta debilidad y Anthony le exigiera sus deberes conyugales? Tembló de solo pensarlo, no se sentía capaz de cumplirle.
—Querida. —El duque entró a la habitación sin llamar y el temblor de su cuerpo aumentó.
Agradeció en sus adentros que fuera de día, pues este no reclamaría sus derechos mientras el sol alumbrara en el cielo. O eso esperaba.
Lord Grandchester se acercó a la cama donde su esposa llevaba guardando reposo toda la semana. El rostro del duque mostraba auténtica preocupación por la salud de su duquesa. Le aterraba que de un momento a otro aparecieran las fiebres, terrible enfermedad que podía tomar a cualquiera para entregarlo al creador.
—¿Cómo te sientes? —preguntó tomándola de la mano.
—Mucho mejor —respondió ella, sonriente. Necesitaba aparentar mejoría o no le permitirían levantarse de esa cama. No podía seguir encerrada entre cuatro paredes, no podía continuar así, necesitaba salir, buscar a Terrence. Alguna manera debía encontrar.
—He estado muy preocupado por ti. Todos lo han estado —comentó el duque—. Lady Emily ha rezado todos los días por tu pronta recuperación —agregó.
—Llámala, quiero verla —pidió sin perder la sonrisa. Era tan solo una excusa para no estar a solas con él. Desde que volviera a ver a Terrence, los rasgos casi angelicales de su esposo le resultaban chocantes, antes de eso llegó a creer que podría enamorarse de él, incluso sentía cierto cariño por él, sin embargo, no era suficiente. A Terrence lo amaba.
El duque jaló un cordón que colgaba cerca de la cama; en pocos segundos una doncella salió de la salita privada de la duquesa y se acercó al lecho de esta.
—Por favor, dile a lady Emily que lady Grandchester solicita su presencia.
La doncella hizo una reverencia y enseguida salió a cumplir la orden del duque.
***
En St Michael's Mount, lady Candice no podía dejar de pensar en lo que podría estar ocurriendo en Grandchester Castle. Todos los días los pasaba en zozobra, temerosa de que el señor Terrence no cumpliera su promesa.
¿Y si solo fingió aceptar para poder marcharse? ¿Y si iba de nuevo a Grandchester Castle? Señor, si lo hacía estaba segura de que su hermana no se negaría. Se iría con él sin mirar atrás y Anthony quedaría destruido.
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Quiero tu corazón
FanfictionLady Candice ha pasado su vida suspirando por el amor de su excelencia, el duque de Grandchester, por eso, cuando fue evidente que... Sigue leyendo en la sinopsis. Historia ambientada en la Inglaterra del siglo XVIII. Inspirada en la obra "Corazón S...