Capítulo 23 parte 2

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En altamar, a la luz del nuevo día, los estragos de la batalla de la noche anterior se alzaban sobre cubierta. La mayoría tenía solo heridas superficiales, sin embargo, eso no les preocupaba en ese instante, sino la presencia del capitán de la marina real británica George Anson*. El capitán era un hombre joven que había ascendido rápidamente desde su ingreso —a los quince años—, a la marina real, trece años atrás. Era ambicioso, quería seguir escalando posiciones dentro de la armada real y tenía puesta la mira en el temido pirata Hades, del que solo conocía su terrible reputación y el nombre de su barco. Lastimosamente, este navío no era el famoso Gehena.

Se paseó por cubierta, observando las trazas de cada tripulante. No le cabía duda de que no se trataba de un mercantil común, bastaba con ver el aspecto de esos hombres. Y qué decir de su capitán. El hombre tenía una pinta salvaje que podía intimidar a cualquiera, solo que no era tuerto como se decía del "ejecutor de los mares". Tal vez no fuera Hades, pero con toda seguridad sí era un pirata. Inglés, pero pirata.

Terrence estaba parado junto al palo mayor, esperando a que el capitán Anson terminara de pasotearse por su barco con la excusa de inspeccionarlo. Estaba cansado, hambriento y con un humor de los infiernos; lo único que quería era continuar la travesía hasta St. Michaels para abrazar y besar a su mujer.

Había tenido suficiente emoción la noche anterior.

Canal de la Mancha, horas antes.

Esa noche la situación comenzaba a ponerse tensa. Terrence acababa de identificar la bandera del otro galeón. Un corsario francés venido a menos que intentaba gobernar el canal de la mancha y con el que ha tenido más de un enfrentamiento. Era inevitable que se cruzaran pues iban en direcciones opuestas en la misma ruta. Lo positivo del caso era que en las tres ocasiones que midieron la fuerza de sus cañones, Hades y su tripulación vencieron. ¿Lo negativo? Que vencieron con el Gehena.

—Sigue vigilando —ordenó al Cuervo, quien no se había movido de su lado en el castillo de popa.

—De acuerdo.

Terrence fue hasta el timonel para relevarlo.

—Ve abajo y toma el timón interior. Maniobrarás desde ahí, pero mantén el rumbo a menos que te ordene lo contrario —dijo al hombre.

—Como ordene, capitán.

Terrence dirigió el navío hasta que sintió que Rabbit tomaba el timón en la cabina interior. Después de eso se paró en el pequeño saliente del castillo de popa, justo encima de su camarote, y desde el cual daba siempre las instrucciones antes de entrar en batalla.

Toda la tripulación estaba expectante, atentos al momento en que su capitán les indicara cómo debían proceder con el galeón que se acercaba. Él, él solo podía dar gracias por el hecho de que Candice estuviera a salvo en su casa de St. Michaels.

—René Duguay* navega hacia nosotros —habló con voz fuerte, su mano derecha estaba en la empuñadura de su espada, la izquierda sostenía una pistola—. Muchos de ustedes lo conocen, han luchado contra él y han vencido, sin embargo, no vamos a confiarnos —continuó, paseaba la mirada entre cada miembro de la tripulación a pesar de que apenas podía distinguir las formas debido a la poca luz que la luna le brindaba.

—¡No lo haremos, capitán! —gritó uno de ellos, envalentonado.

—Sombra ya les dio instrucciones, ¿¡van a ejecutarlas!? —exclamó con ese tono de voz que hacía que sus enemigos tuvieran pesadillas.

—¡Sí, capitán!

—La defensa debe evitar a toda costa el abordaje del enemigo, cuidarán con su vida la entrada a las bodegas, ¿¡entendido!?

Quiero tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora