Capítulo 38| Omnisciente

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Un grupo de chicos había ido a una ciudad desconocida para ellos, pero no tan lejos de su lugar de residencia. Desde hace meses uno de ellos, Seth, quiso averiguar acerca de sus padres biológicos, adentrándose incluso sin permiso a un orfanato y robando información confidencial de este. Con el apoyo de Catherine, una rubia experta en computación que ayudaba en todo lo referente a sistemas; Derek, otro rubio que no aportaba mucho al equipo (al cuál él mismo había llamado Escuadrón Scooby Doo, o algo por el estilo); y Dylan Parker, una chica que tenía muchos cabos sueltos con todo lo referente a su pasado antes del accidente automovilístico que sufrió en Los Ángeles, California, del cual Derek fue responsable.

Al descubrir una dirección que los ubicaba donde posiblemente estaría la madre biológica de Seth, no dudaron en ir a ese sitio, encontrándose con una noticia devastadora: la mujer estaba muerta, llevaba dos décadas muerta. No solo eso, descubrieron secretos más profundos, como el hecho de que sufrió por un hombre en sus últimos años de vida. Un hombre que resultó ser Dave Wirthman, el padre de Tyler Wirthman. En efecto, el chico de ojos avellana resultó ser medio hermano del chico de ojos dorados.

Dada la noticia, después que la fotografía del hombre fue expuesta, el cuerpo de Seth se descompensó y tuvo que sentarse en un sillón, luego de haber observado y analizado a quien ahora sería su medio hermano. Mutuamente analizaban sus facciones, sus rasgos, detallándose. No eran los únicos que lo hacían, pues las personas ahí presenten no hacían más que eso mismo.

El silencio reinó durante largos minutos en los que nadie se atrevió a decir absolutamente nada, solo se escuchaban pesadas respiraciones. Fue Tyler quien, cegado tal vez por el enojo o la estupefacción, rompió la tensión que fácilmente pudo haberse cortado con un cuchillo. Él quería respuestas, y fue Dylan quien le explicó la situación lo mejor que pudo. Pero eso no era suficiente, jamás sería suficiente. El chico, preso de la ira y la confusión, con tres zancadas abandonó la sala de estar y abrió la puerta de madera, abandonando el lugar.

Dylan corrió tras él, deteniéndolo en medio del jardín.

— ¡Tyler! Detente, espera, ¡oye!  —gritó varias veces, sosteniéndolo del brazo.

El chico apenas la observaba, estaba confuso, tenía demasiadas dudas por aclarar. Solo una persona podría responder cada una de ellas: su padre.

—Debo hablar con él, Dylan —apenas pudo mirarla cuando pronunció aquellas palabras.

—Calmate, entra a la casa. Hablemos, no puedes irte en ese estado.

—No lo entiendes, Dylan. No lo entenderías. ¿Acaso existe la mínima posibilidad de que Seth Blake sea mi hermano?... Medio hermano —una sonrisa irónica se asomó en sus labios, la situación era surrealista.

—No estamos seguros de eso, Tyler.

—Debo hablar con mi padre, lo quieras o no, es el único que debe responder esto.

Luego de depositar un beso fugaz en su frente, Tyler se marchó en su auto, dejando a Dylan como una estatua.

La mente de Tyler iba a mil por hora, sus pensamientos no eran claros, en varias ocasiones tuvo que frenar en seco cuando personas se le atrevsaban o cuando pasaba por alto los semáforos. Se pedía a sí mismo concentración, no quería tener un accidente. Pero no podía contenerse, sus manos apretaba con fuerza el volante hasta que sus nudillos se tornaran blancos. Sudaba, incluso con el aire acondicionado del vehículo. No veía la hora de llegar a la empresa principal de su padre.

El trayecto se le hizo eterno, pero apenas pudo aparcar en contra vía cuando llegó. Cerró de un portazo, casi creyó que rompería el vidrio de las ventanas por tan fuerte estruendo. No saludó a nadie, solo tomó el ascensor hasta el último piso del aquél edificio y sus pies se guiaron solos hasta la oficina de su padre. No llamó a la puerta, no pidió, permiso, simplemente ingresó echando humo por las orejas.

Por segunda primera vez [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora