Tyler
Felicidad. Nada puede compararse con la felicidad que sentí cuando vi a Dyl con sus ojos abiertos, si bien su mirada estuviera perdida y desorientada. El doctor nos había preparado para esa situación, dijo que podía estar confundía e incluso no respondería y con algo de suerte seguiría nuestros movimientos con la mirada. También dijo que si despertaba debíamos avisarle, eso último se me olvidó cuando sus ojos azules se posaron en mí. Aunque tuviese uno que otro moretón y cortes, además de esa venda en su cabeza lucía realmente hermosa, desorientada, pero hermosa. Sin embargo, días después cuando por fin habló tuvo que decir esas dolorosas palabras. Pensé que todo era una broma, una de muy mal gusto. Pensé que ella se quería burlar de mí, pero no. No puedo explicar como me sentía en ese momento, porque no sentía. Era como si estuviese flotando o en un sueño, en este caso, en una pesadilla. Observarla ahí, confundía en esa camilla, solo me destrozó todavía más. No quería salir cuando ingresó el doctor, quería estar con ella y que dijera que mentía. Pero cuando el doctor Hernández dijo que le hacía mal dejé de luchar con los guardias. Ni siquiera me di cuenta de cuando había empezado a llorar.
Me dejo caer en la fría pared, arrastrándome hasta llegar al suelo. Abrazo mis rodillas contra mi pecho, sosteniéndome con fuerza. Me niego a creer que Dyl no me recuerde. De inmediato los chicos y los padres de Dylan me atacan con preguntas, rodeándome. No comprendo todas sus interrogantes, solo dejo que hablen. Limpio una de mis lágrimas con el dorso de mi mano, levantando la mirada para encontrar a todos ya inclinados mi lado.
—Tyler, ¿qué sucede? ¿Qué pasa con Dyl? —Nick no tarda en preocuparse, intentando obtener información.
Más lágrimas caen por mis mejillas, esta vez no me importa retenerlas. Tomo una bocanada de aire, inflando mi pecho y pasando el nudo que se ha formado en mi garganta. Conecto mis ojos con los suyos azules, lucen preocupados, idénticos a los de ella. Las lágrimas nublan mi vista.
—Dyl... ella-a no-o, no-o sa-sabe quién soy, no me-e re-recuerda —me las apaño para pronunciar coherentemente esas palabras. Una opresión se instala en mi pecho de inmediato. Varios jadeos se hacen escuchar. Observo como Nick niega, alejándose.
—No, no. Tyler, no juegues —niega, queriendo auto convencerse. Asiento, limpiando mis mejillas—. ¡No, Tyler, no! Eso no es verdad, ella sí te recuerda, ¡sí nos recuerda! ¡Joder! —exclama, propinándole una patada a los asientos a pocos metros de distancia. Me levanto por acto de reflejo, tomándolo por los hombros, al mismo tiempo que estucho los sollozos de su madre.
— ¡No, Tyler! Ella sí se acuerda. Debe estar bromeando, conoces a Dyl. —sus ojos parecen inyectados en sangre. Niego, intentando mantenerme de pie sin derrumbarme. Varias lágrimas caen por sus mejillas antes de fijar los ojos en su madre.
—Mami... —un sollozo escapa de lo más profundo su interior, derrumbándose por completo. No dejo que caiga solo, lo hago junto a él.
—Pero hay que agradecer que esté viva. —escucho la voz de Daniel y esta vez concuerdo con él.
Al escuchar el sonido de una puerta cerrarse levanto la mirada, encontrando al doctor con un par de carpetas en mano. Sin dudar nos acercamos para atacarlo con preguntas.
—Doctor, ella... ella dijo que no me reconocía —suelto, nada más llegar junto al hombre canoso. Su ceño se frunce de inmediato antes de escanearnos con la mirada.
—Es normal que esté confundida al principio, aunque ¿habló? —inquiere, prestando más atención a mis palabras. Las miradas de todos se posan en mí. Jamás me ha incomodado ser el centro de atención, pero esta vez me disgusta.
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Por segunda primera vez [#2]
Fiksi RemajaSi no has leído Instituto de Hombres no leas la sinopsis pues contiene muchos spoilers. ¡ADVERTENCIA! NO LEAS LA SINOPSIS SI NO HAS LEÍDO LA PRIMERA PARTE _____ Para Dylan, las cosas luego de despertar en esa tediosa sala de hospital han sido confus...