Capítulo 37| El padre de Seth

10.8K 915 551
                                    

La cagué. Dañé toda posibilidad que en algún momento pude tener con Tyler. No quiere escucharme, ni hablar conmigo, me ignora. Si llegamos a toparnos en algún momento, lo único que hace es desviar la mirada y cambiar su camino. Creo que me odia. He intentado hablar con él un millón de veces, pero parece que no tiene la intención de hacerlo.

Con Seth, por otro lado, pude mejorar las cosas. Dejamos todo claro, se disculpó una y mil veces por haber mencionado lo del beso, no había sido su intención. Y aunque haya sido sin querer, lo hecho, hecho está y no es posible cambiarlo. No voy a negar que en un principio estaba molesta con él por haberle contado las cosas a Tyler, pero ninguna verdad queda oculta para siempre.

Hoy es el día que iremos a la dirección proporcionada por Derek y Catherine, donde posiblemente esté el paradero de la madre biología de Seth, o al menos esperamos encontrar información que sea de ayuda. Sin embargo, no pienso marcharme hasta haber hablado con Tyler, por lo que les pido al resto del squad de investigación que por favor me esperen en la estación de autobuses.

—Tyler... —ingreso a su dormitorio y cierro la puerta tras de mí. Permanece sentado en su cama con los auriculares puesto, ni siquiera se detiene a observarme.

Me aproximo y lo despojo de uno de los audífonos, pero aún así finge que no estoy presente. Suspiro con pesadez.

—No es necesario que respondas, aunque sería bueno tener una conversación.

Me hace caso por primera vez en la vida y no me responde. Excelente, nótese el sarcasmo.

—No debes responder, solo quiero que escuches. No lo besé.

—No me interesa.

—El me besó, me aparté. No de inmediato porque estaba noqueada, pero sí me aparté. ¿Y sabes algo? Me importa una mierda el resto, a mí me importas tú. Solo quiero recibir besos tuyos, solo quiero carias tuyas, solo te quiero a ti. ¿Tan difícil es entender eso, Tyler Wirthman? Tú me vuelves loca, me encantas, me fascinas, pedazo de idiota. Y no quiero que un beso dañe todo lo que hemos logrado.

Sin su permiso me aproximo hasta él y plantó un beso en su boca, no se inmuta.

—No necesito que digas nada, debo irme, pero... Te quiero, me gustas. Demasiado. Y quiero arreglar las cosas.

Huyo del dormitorio, con mi corazón bombeando a mil por otra, mi rostro hirviendo y una sonrisa encantadora.

Permanecemos cerca de diez minutos fuera de una casa en una ciudad diferente a la nuestra, solo observándola. Según Catherine, esta es la dirección que logró conseguir. El barrio no es de estrato muy alto, la casa es relativamente sencilla. Nadie dice nada, sólo esperamos alguna reacción por parte de Seth, pero el chico parece ensimismado en sus pensamientos. Debe ser difícil para él, tal vez del otro lado de la puerta se encuentre su madre biología, o puede que este sea un callejón sin salida y se lleve una decepción más. Es estresante no encontrar hilos de los cuáles tirar.

—Creo que debemos llamar a la puerta —logra decir al fin.

Nos aproximamos, permaneciendo detrás de él. El timbre suena, mi corazón se detiene. Se escuchan pasos lentos del otro lado antes que la puerta se entreabra.

— ¿Sí? —la voz de una mujer mayor nos hace intercambiar miradas. Su cabello lacio canoso atrae mi atención de inmediato.

Seth no reacciona.

— ¿Está Lizzy? —me atrevo a preguntar, el rostro de la mujer se descompone tanto hasta palidecer.

—Disculpe, Elizabeth —corrige Seth, pero causa peor efecto.

Por segunda primera vez [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora