Capítuo 13| ¿Desde siempre?

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Desde hace varias horas mi hermano ha estado más distraído de lo normal, y no solo lo digo por su poca concentración e interacción en nuestras conversaciones, sino por su semblante. Tengo un leve presentimiento sobre qué puede tenerlo así, sin embargo, no lo doy por hecho antes de preguntarle. Por lo mismo me encuentro dando leves toques a la puerta de su dormitorio, en pocos segundos abre.

Sin esperar una invitación me adentro, apartándolo. Al sentarme en la cama le hago una señal para que me imite.

—Explícame —pido, me refiero a lo sucedido.

—Primero se saluda, mal educada.

Su comentario me hace rodar los ojos. No tardo en preguntarle sobre su estado de ánimo, ya que él no es así desde que lo conozco. Se muestra reacio a responder mis interrogantes, por lo cual debo presionarlo.

— ¡Dime! —me lanzo sobre él.

No reacciona de inmediato, al contrario, solo me propina un ligero empujón en el hombro.

—Es que... —murmura y pasa sus manos por su cabello— Jane.

Mis sospechas se ven parcialmente confirmadas, no le respondo, solo espero con paciencia. Nos sumimos en un corto silencio hasta que suspira.

—Era mi —tuerce el gesto— novia.

Mis facciones no tardan en demostrar la sorpresa. Sabía que existía tensión entre ellos, pero jamás pensé que hubiesen sido algo más que conocidos.

— ¡Dios! —Exclamo— ¿Yo lo sabía antes de perder la memoria? —inquiero, puesto que Jane jamás me dijo nada al respecto ni me reconoció.

Hace una mueca y seguido niega.

—Cuando llegaste al internado ya teníamos problemas, después terminamos.

— ¿En pocas palabras yo no sabía nada? —Pregunto indignada, a lo que él oculta una sonrisa— ¡Estúpido! Tenía una cuñada y no me dijiste. —Le golpeo el hombro.

— ¿Y por qué terminaron?

Mi pregunta parece tomarlo desprevenido, debido a que su rostro se oscurece. Su única contestación es que eran cosas suyas y ya no importaba.

—Tonto —me quejo en un puchero.

Golpeo su abdomen sin fuerza, sonriendo. Él no tarda en devolverme el empujón.

—Bruja.

—Idiota —chasqueo la lengua, seguido le doy un zape.

Al parecer se molesta, pero no del todo.

—Pendeja.

Suelto un quejido cuando sus brazos me empujan con más fuerza de la necesaria y, por consiguiente, casi caigo de la cama.

—Te pasaste —murmuro al lanzarme sobre él y propinarle una patada en su canilla. Un gruñido se hace escuchar.

Sonrío, no obstante, en el momento en el cual su pie viene en mi dirección suelto un chillido. Al no estar sostenida me veo a mí misma cayendo de la cama y golpeando mi frente en el trayecto.

— ¡Mierda! No fue mi intención —se disculpa antes de ir en mi ayuda.

Muerdo mi lengua ante las punzadas de mi frente y al llevar mis dedos al lugar afectado palpo humedad. Nick tuerce el gesto al observar la brecha que he ganado por nuestra pequeña pelea.

— ¿Te está saliendo sangre? —inquiere con notable preocupación, sostiene mi rostro entre sus manos.

Río sin gracia y aparto unos mechones de mi cabello.

Por segunda primera vez [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora