Capítulo 23| Proxeneta

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No me había atrevido a revisar los papeles que contiene la carpeta roja, Seth fue de mucha ayuda al llevarme con su amiga para encontrar algo de información sobre mi accidente en internet. No los he ni siquiera ojeado, los mantengo frente a mí, pero no me atrevo a leerlos. En mi interior pido que alguien, quien sea, me interrumpa para aplazar lo inevitable. Pero estoy consciente que estoy actuando como una completa cobarde.

Armándome de valor, me dispongo a leer.

29 de marzo 2016

Choque por alcoholismo

En horas de la madrugada ocurrió un suceso lamentable. Dos vehículos colisionaron en una de las curvas de la avenida principal, testigos relatan que pudo deberse a un micro sueño por parte de alguno de los conductores. Sin embargo, esa teoría fue desechada cuando los análisis arrojaron altos índices de alcohol en los organismos de las víctimas. Uno de los conductores y único sobreviviente, del cual protegeremos su identidad a petición de sus familiares y debido a que se trata de un menor de edad, no portaba una licencia valida de conducción, además de encontrarse bajo los efectos de la bebida.

Lamentablemente el conductor de avanzada edad de un camión de carga, identificado como Logan McFly, falleció al intentar esquivar el auto que no hizo más que atravesarse en medio de la madrugada, terminando así con su vida al salir de la carretera.

No sigo la lectura, me concentro en las imágenes que se encuentran adjuntas. Son pocas, pero en ellas se puede observar claramente dos vehículos casi destrozados por completo. El picor de mis ojos se vuelve tan insoportable que lo único que se me ocurre hacer es apretarlos con fuerza. Según esta noticia, el culpable del accidente fue la persona que iba en estado de ebriedad y sin portar una licencia de conducción, asimismo un menor de edad. Tal vez esa es la razón por la cual los chicos se negaron a relatarme lo ocurrido, por eso mentían para evitar tocar el tema. Fue mi culpa. Todo lo que ocurrió fue mi culpa, incluso una vida se perdió por mi irresponsabilidad.

Refriego con fuerza mis mejillas cuando estás se sienten húmedas. Quizá no debería investigar más sobre esto, ya suficiente tengo con saber que fue mi culpa. Los chicos solo intentaron protegerme.

Esa sensación de tener una laguna mental ya la he sentido antes, como si algo faltara o no encajara.

No me apetece que me vean de esta manera, por lo que espero estar más calmada antes de guardar los papeles esparcidos por la cama dentro de mi mochila. Tengo que ir a clase del señor Eaton y no me gustaría tener otra falta o ganarme más su desprecio. Durante el trayecto hacia mi respectivo salón de clases, el cual será, como ya es costumbre en ciertos días específicos, compartido por los estudiantes de la señorita Victoria.

No son demasiados los asientos libres en el lugar, me encuentro en una encrucijada entre, sentarme cerca de alguien de confianza, o hacerlo algo apartada. No es mi intención iniciar una plática con alguien, de tal manera que, al percatarme que el asiento junto a Jane, con quien me he sentado la mayor parte de las clases, se encuentra ocupado, desisto de la idea de ir ahí. Tercera fila. Me parece un buen sitio.

—Buenos días, chicos —saluda el profesor Eaton nada más ingresar, seguido de la señorita Victoria.

Los estudiantes que no habían entrado al lugar lo hacen de prisa, ambos sitios a mi lado se mantienen vacíos, por lo que rezo en mi interior para que nadie ose a sentarse.

—Como ya es costumbre, el día de hoy tendremos uno de los proyectos prácticos con lo visto durante la semana.

El profesor el silenciado por dos chicos que ingresan por la puerta, ambos son reprendidos. Dejo reposar mi cabeza contra mi pupitre con fuerza al momento en el que ambos, tanto Derek como Seth, se posicionan a mi lado.

Por segunda primera vez [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora