Capítulo 42| Rebobinar (final)

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¡Bienvenidos  a los juegos del hambre!

Dylan abandona a Tyler y se fuga con Daniel en un pandicornio volador para tener muchos hijos. Fin.

Vale, vale, ese no es el final (aunque sería un giro inesperado, eh). Solo espero que disfruten la lectura, ya que escribí este capítulo con mucho amor, aunque no será el cierre de la historia. Todavía falta el epílogo, donde sí concluiré las historias de la mayoría de los personajes, aunque los extrañaré a todos, por lo que tengo planeado escribir unos capítulos extra. Ustedes pueden decir sobre cuáles perosnajes quieren unos extras, ya tengo un par en mente.

Sin más que decir, disfruten este manjar.

Mis manos recorren su torso desnudo, el cual se siente caliente ante mi tacto. Con uno de mis dedos sigo los trazos de tinta que dibujan una frase en uno de sus costados, provocando que una ligera risa escape de mis labios.

— ¿Te causa gracia? —Tyler susurra en mi oído con un tono ronco, causando que mis vellos se ericen como respuesta.

No contesto su pregunta, prefiero hacerlo callar al rozar mis labios con los suyos. No tarda en responder al contacto y en menos de dos segundos me ha levantado con sus brazos para que pose mis piernas alrededor de su cintura. Un jadeo escapa de mis labios cuando posa mi cuerpo sobre su escritorio, esparciendo las libretas y papeles a un lado de la habitación.

Me separo un segundo, sintiendo mis mejillas arder y mi corazón palpitar con fuerza contra mi pecho. El calor que se instala en el dormitorio mantiene nuestros cuerpos bañados en sudor, iluminados por una tenue luz de su lámpara de noche. Logro fijarme en sus ojos avellana, un brillo deslumbra de ellos. Sin pedir permiso se deshace de mi camiseta, pasándola por encima de mis hombros. Con ambas manos tomo su rostro, atrayéndolo hacia mí. Sus labios con los míos parecen encajar a la perfección, como si hubiesen sido hechos para estar juntos.

Con una de sus manos intenta desabrochar el botón de mi short, no tarda en hacerlo y deshacerse de él con una agilidad envidiable.

—Quisiera poder escucharte, pero lamentablemente tenemos compañía. —sus palabras me hacen enarcar una ceja.

—Cierra la boca y bésame. —lo silencio y atraigo hacia mí.

Su mano recorre desde mi clavícula hasta mi cintura, trazando círculos imaginarios en ella antes de apretarla con fuerza. Un ligero gemido escapa de mis labios cuando planta varios besos húmedos en mi cuello.

Emito un pequeño grito ahogado cuando me levanta y me posa sobre sus cobijas, antes de aprisionar mis brazos sobre mi cabeza. La lujuria brilla en sus ojos, mientras mi pecho sube y baja de manera irregular como mi respiración.

Una sonrisa picarona adorna su rostro y con lentitud se desliza hacia mis piernas antes de abrirlas. Muerdo mi labio inferior con fuerza, sintiendo mis piernas temblar cuando sus manos se pasean a lado y lado de mis bragas, antes de bajarlas. Un gemido escapa de lo más profundo de mi ser.

Pony salvaje (Ah-ah-ah-ah)

Con cuerpo de pony (Ah-ah-ah-ah)

Hay vida en tu vida (Ah-ah-ah-ah)

Pero, igual, eres pony (Ah-ah-ah-ah)

Me sobresalto de golpe, mientras mis ojos se abren de par en par. Mi respiración es irregular, por lo que debo inhalar una inmensa bocanada de aire para volver a la normalidad. La oscuridad del lugar me envuelve por completo, exceptuando una luz que proviene de mi celular en la mesita de noche. Con el dorso de mi mano seco las gotas de sudor de mi frente, las cuales causaban que mi cabello se pegara a ella.

Por segunda primera vez [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora