Se habían extrañado, no había sido solo él quien se había pasado dos semanas añorando ver al a ese hombre. Verlo esperando frente a su vehículo, escucharlo decir que lo echaba de menos mientras sentía la confirmación de sus palabras en los besos que le daba. Perdió la cuenta del tiempo que permanecieron en el estacionamiento haciendo eso, tenía tantas ganas de abrazarlo que las manos le quemaban.
Agradecía tener en su portafolio y llaves para obligarse o contenerse. Sin embargo, cuando aquel hombre cambió la intensidad de los besos, cuando comenzó a morderlo y succionarlo con ansiedad desmedida, simplemente dejó caer todo al suelo, llevando sus manos a los cabellos grises pulcramente arreglados. Presionó con fuerza y tiró de ellos sacando de Namjoon un quejido acompañado de una sonrisa.
Mentiría si dijera que no había estado deseando eso, que no rememoraba cada uno de sus encuentros continuamente. Una parte de él deseó lanzarse a su presidente para hacerle el amor en su oficina en el momento que lo volvió a ver. Claro que todo el deseo se esfumó frente a su actitud pero no dejaba de querer volver a tener sus cuerpos cercas, sus manos adueñándose de su cuerpo con maestría.
Saltó del suelo sin avisar, aferrando sus piernas alrededor del cuerpo del mayor quien por un instante se sorprendió pero no lo dejó caer. Al contrario, sus manos los sostuvieron con fuerza por sus muslos, permitiéndole a Jimin sacarle una cabeza de altura. Acarició el rostro de Namjoon perdiéndose en sus ojos, acariciando sus camanances con sus pulgares cuando lo vio sonreírle. Buscó nuevamente sus labios, con menos desespero esta vez, fundiéndose en un beso extenso.
— Yo también te extrañé, mucho. — Confesó abrazándolo por instinto. — Lo hice.
El corazón del presidente se sintió cálido cuando escucho esas palabras. Los temores parecían ir desvaneciéndose cuando lo tenía presente aunque no sabía muy bien cómo lidiar con las cosas que le transmitía, con todo eso que estaba sintiendo. Las manos de Jimin, sus abrazos los sentía tan puros y seguros como los que su padre le brindaba. Esa sensación de poder dejarse ir sabiendo que la otra persona lo sostendrá. Justo como su padre antes de morir, como Jimin en su oficina.
Quizás era algo loco lo que estaba pensando pero si dejara de vivir en ese mismo momento, no temería. Nunca había experimentado esa sensación de extraña plenitud y alegría como la que estaba compartiendo con el rubio en esos momentos. Envuelto en su calidez, amando el olor de su aliento, la temperatura de su cuerpo y la dulzura mezclada con perversidad de sus ojos.
— Creo que deberíamos movernos del estacionamiento, señor Kim. Bájeme. — Pidió con una sonrisa tenue enroscando su cabello en sus dedos pero el mayor negó haciendo ademán de lanzarlo hacia arriba y volverlo a agarrar. Jimin se asustó y gritó entre risas golpeando sus hombros sin fláccidamente. — ¡Bájame, me vas a tumbar!
— No te voy a dejar caer aunque te lance hasta el cielo. — Sus miradas se cruzaban y el menor comprendía todos los significados que esa frase escondía, removiéndose incómodo, sintiendo sus mejillas tomar calor y ruborizarse. — Estuve pensando mucho y no sé si esto funcione como espero, no quiero crear expectativas pero deseo experimentar y vivir esto sin cohibición.
Experimentar, esa era una palabra a la que le tenía cierto recelo, Min Yoongi experimentó bastante con él, así como Rosé quien le habló de experimentar y terminó presionando junto a sus padres para meterlo en un matrimonio del que no estaba seguro. Aún así, asintió, quería creer que con Namjoon las cosas podían ser diferentes. Quizás no tenían una relación para toda la vida pero no sería tan tóxica como las otras. Algo en ese hombre le daba cierta seguridad.
— Gracias. — Lo besó y Namjoon lo miró extrañado pero lo dejó besar sus labios mientras llevaba sus manos más allá de su cabeza, cuello y brazos. Se tensó cuando este tocó su pecho pero no dijo nada, se limitó a esperar la pausa en su beso y lo soltó. — Ya era hora, no creo que el presidente deba estar haciendo estas escenas en su propia compañía.
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Dr. Control - NamMin
FanfictionKim Namjoon es un joven empresario coreano , desconfiado, apuesto y exitoso internacionalmente que radica en Munich, Alemania. Es un hombre que le gusta tener el control sobre todo y aunque nadie lo menciona en su presencia, ha sido apodado por sus...