Capítulo 30

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Quizás sus pensamientos estaban nublados, sentía que cada frase que llegaba a su mente rebasaba todos los límites de la cursilería. Él era un enamoradizo y no lo negaba, se entregaba muy rápido y pese a sus decepciones, no podía cerrarse completamente a la idea de encontrar a alguien a quien amar. Su hermano era un hombre cerrado que jamás demostró interés por nadie sentimentalmente pero le hizo creer en la posibilidad de que la persona correcta para él estaba en algún sitio.

Según Namjoon podía encontrársela, no valorarla o darse cuenta de que era esa y perderla, quizás se tardaría toda la vida en dar con ella, pero creía fervientemente que le encontraría. En el camino iba a encontrarse muchos espejismos o ilusiones de la persona correcta, incluso se engañaría por capricho con alguien que no lo era pero la encontraría. Ahora deseaba pensar que esa persona era Jackson. Sí, estaba consciente de que sería difícil y como diamante en bruto confiaba en que la perseverancia de sus sentimientos y buenas intenciones ayudaran a pulirlo.

No podía obligar a alguien a sentir o gustar de él pero a su presencia todo su hyung reaccionaba sin poderlo ocultar y eso le daba un rayo de esperanza. Justo como le dijo, no tenía pensado aferrarse si lo sentía un imposible, si realmente su hermano en algún momento se fijaba en él, realmente iba a dar un paso atrás pero quería intentarlo. No quería quedarse pensando en cómo hubiera sido si...

Una vez más había llegado esa hora donde la última vez se tuvo que marchar. Por algún motivo solamente durmió tres horas y ahora se encontraba allí tumbado contemplándolo. El mayor había olvidado cerrar las ventanas permitiendo que desde aquella tibia cama gracias la temperatura de sus cuerpos, pudiera presenciarse la aurora. Desde el aire, aquel cielo de otoño aún dejaba ver los primeros colores del día, resaltando ese ribete rojo que tan bien se reflejaba en el cristal y de paso en el rostro de Jackson.

Acarició su cabello castaño cuidando no despertarlo, su fina nariz junto al lunar que le hacía compañía, sus labios... Tenía deseos de probarlos de esa forma, tranquilos y sin todas esas palabras que siempre brotaban de ellos para alejarlo.

Así lo hizó, se inclinó hacia a delante y dejó que sus labios se colocaran sobre los ajenos, sintiéndolos moverse antes de ver como abría sus ojos.

— Buenos días, hyung. — Murmuró con cautela temiendo por su reacción.

Mas no hubo queja alguna y esto lo hizo aventurarse a ir por más. El mayor intentó alejarlo, si bien no había dormido durante tanto horas no quería que sintiera el aliento matutino pero aquello parecía no importarle a Soobin y en un punto, a él también.

Sentía que lo estaba usando, estaba cubriendo con todo ese cariño y atención el gran dolor y vacío que sentía en su pecho cada vez que pensaba en Namjoon. Claro que veía al menor adorable, atractivo, le gustaba su carácter ese que no había conocido tan bien como pensó. Amaba la forma en que lo besaba como si él pensara que le pertenecía y que con cada beso borraría todo su sufrimiento. Disfrutaba como sus manos lo recorrían sin desespero y cuidado. Incluso la primera fue igual a pesar de su desespero tuvo el control suficiente como para tomarse el tiempo en prepararlo y hacerlo sentir bien.

Deseaba que fuese diferente, que se comportara como cualquiera de esos hombres con los que al terminar no intercambiaba ni el saludo. Tal vez así no se sentiría tan culpable y tan responsable, así no se sentiría como alguien egoísta y despreciable que está jugando con la bondad de uno de los pocos hombres buenos que habían. No quería cargar con la culpa de que, por un desamor impulsado por lo que estaban teniendo, se volviera tan maldito como la mayoría, impidiéndole encontrar una buena persona que lo amara y él correspondiera.

— Dije buenos días. — Lo apretó entre sus brazos y el mayor rodó los ojos antes de subirse sobre él para besarlo con mayor ahínco. — Oh, esto me gusta.

Dr. Control - NamMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora