Jimin observaba todo a su alrededor sin poderse creer lo que estaba a punto de hacer. Una vez que cruzara aquella puerta, no había vuelta atrás, iba a quedar a merced de un atractivo desconocido. Se perdió en su reflejo y sonrió retomando el control de su cuerpo, acomodándose el cabello de forma un tanto sensual. No tenía nada que perder, estaba allí para encontrar la respuesta a su ya nada sensible cuerpo y mente.
Ató su bata una vez organizada sus ropas en el perchero que allí se situaba pero, cuando estaba listo para salir, sintió su teléfono vibrar. Había recibido un mensaje que le hizo sonreír tiernamente, esa era su luz en la oscuridad del mundo por el cual transitaba. Respondió rápidamente mirando la hora y apagó su teléfono complemente, ya había recibido y dado el único mensaje de buenas noches que esperaba, que necesitaba.
La imagen de aquel hombre parado a un costado de esa impoluta habitación como un maniquí inexpresivo, junto a un delicioso olor que llenaba el lugar, lo hicieron perderse en sus pensamientos. Abrió los ojos y lo vió observando el reloj que había en la pared con cara de desagrado.
— Acordamos cinco minutos, no siete. — Habló en un tono serio, indicándole con la mano que terminara de entrar y tomara asiento en esa butaca tapizada de blanco. — ¡Siéntate! — Demandó, ganándose una mirada sorpresiva por parte del rubio.
— Espera, — espetó serio mirando las esposas de cuero que tenía en sus manos. — Creo que necesitamos una palabra de seguridad. Ya sabes, para en caso de que... Para en caso de que desee parar con lo que sea que harás.
— ¿Palabra de seguridad? Has visto demasiadas películas o leído demasiado. Ya te dije que no ejerzo el sadomasoquismo, no haré nada que te inflija dolor en lo más mínimo. Todo lo que hago se puede aguantar perfectamente porque, me dedico únicamente a estimularte y complacerte.
¿Por qué cambiaba su tono brusco tan repentinamente? Jimin lo miró confundido pues ahora su voz sonaba más ronca, liviana y sensual. Cuando salió de su fugaz cavilación, ya sus muñecas estaban atadas detrás de su espalda y su bata en el suelo. Agitó un poco sus manos en aun intento de comprobar cuán firme eran esas esposas, era amigable con su piel, realmente no le molestaba o incomodaba. Quiso hablar pero se limitó a seguir sus elegantes movimientos con la vista.
— Necesito que te sientes para poder acomodarte, sino puede llegar a ser un poco incómodo. — Acarició levemente sus brazos y lo ayudó a tomar asiento.
Estaba totalmente desnudo frente a la enigmática mirada de aquel sujete que parecía estar mirando a un muñeco cualquiera. No es que él quisiera que se sintiera atraído hacia él pero notar su falta de interés hacia su cuerpo y persona lo hizo sentir algo cohibido. Estaba acostumbrado a sentirse deseado pero, en aquellos ojos neutros y oscuros, así como en aquel pantalón, no había reacción alguna. ¿Estaba decepcionado? No lo sabía con exactitud pero no se iba a detener a pensar en ello.
Sin embargo, su cuerpo no pasó desapercibido para Namjoon como él creía. El empresario con su vista de gavilán había recorrido detenidamente cada parte de su cuerpo desde el momento en que vio la puerta del baño abrirse. Desde sus tobillos ascendió por todas esas torneadas piernas, con esas pantorrillas y muslos marcados, la estrecha cintura que aún por debajo del albornoz se podía percibir. La impecable depilación por la que había pasado donde no podía percibir a simple vista el mínimo vello. Su rostro, sus carnosos labios y expresión angelical era un lindo contraste con el resto de su anatomía. Mas no provocaba a su organismo, lo hacía sentir algo extraño pero, ni siquiera ese chico lograba excitarlo.
Sus actividades nunca eran en busca de placer, de hecho, a los hombres los quería como un juguete entretenimiento con el que liberal el estrés y de los que tuviera absoluto control, pura diversión para su mente. Las mujeres, bueno, era el plan de vida que tenía trazado, tampoco se sentía atraído hacia ellas pero, de tener que formar familia, casarse y tener hijos, ellas eran su herramienta más efectiva. Por ahora no buscaba nada como eso, que fuera dentro de un tiempo específico no era algo que estuviera ya estipulado en su mente mas sí lo había considerado.
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Dr. Control - NamMin
FanfictionKim Namjoon es un joven empresario coreano , desconfiado, apuesto y exitoso internacionalmente que radica en Munich, Alemania. Es un hombre que le gusta tener el control sobre todo y aunque nadie lo menciona en su presencia, ha sido apodado por sus...