Un don

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Pude ver muchas caras algunas con asombro y otras con descontento.
-No pensé que fueras a pasar.
-Bueno señorita Melany a veces hay sorpresas.
-Y si... parece que tu cara sufrió algunas heridas colaterales.
Por un momento había olvidado el golpe, hay tantas cosas que procesar. Muevo mi mano y toco lo que creo es un morete o no lo sé. El tacto de mis dedos a pesar de ser poco me arde demasiado intento evitar hacer gestos.
-No es nada, gracias por su preocupación.
-Por que no vienes conmigo. No creo que sea bueno que tengas esa marca en tu linda cara.
-Pero yo...
-No hay pero vamos no te voy a comer, a demás la etapa ya pasó así que es hora de recuperarte.
Me tomo de la mano antes que pudiera replicar. Caminamos hasta llegar a una carpa que estaba cercas, entramos con un movimiento de la cortina de la entrada. El lugar era regular ni bueno ni malo, había sillas y un sillón además de flores decorativas de temporada y una mesa con papeles en ella.
-Sientate ahí.
Dice eso apuntando con el dedo al sillón. Me senté en el. Es tan cómodo, en las últimas 24 horas me la pase de pie atada a un árbol apunto de morir así que esto es el paraíso.
-Iré por algunas cosas que necesito así que vendré pronto, ponte cómoda por favor.
Solo asentí con la cara. Mi cuerpo estaba muerto. Me recosté en el sillón, entonces empecé a tener una batalla contra el sueño, no puedo dormirme soy una invitada se vería mal. Mis ojos se empezaron a sentir pesados y sin poder evitar la derrota me quede dormida.

Alexis.
Esta tonta de Melany siempre olvida las últimas hojas de los reportes, no sé qué será de sus pacientes de seguro por su despiste le cortará un pie a más de uno. Entro a su carpa designada. Parece que una pequeña niña rubia está dormida como siempre, me acerco dejando los papeles en la mesa y me agacho para estar a la altura de ella. Su cabello rubio parece muy sucio y parece mucho más ondulado de lo normal, creo que nunca había estado fuera de casa. Se movió un poco y eso casi me saca el corazón no sé qué excusa haría si me viera ahora... que es eso. Parece que se golpeó con algo... no... alguien la golpeó, quien fue el ingrato tsk supongo que no puedo evitarlo pero tal vez pueda quitar algo de dolor. Pongo mi dedo anular cerca del golpe y empiezo a concentrarme. Después de unos minutos ya está lista como nueva. Me paro y me sacudo y le hecho una última mirada. Sus ropas parecen muy desgastadas parece que no le fue fácil.
-César...
balbucea un nombre, si no fuera por qué conozco cada sílaba de ese nombre no lo hubiera entendido. Que estará soñando...
-Maldición como puedes dormir donde sea, será acaso ese tu don.
Me doy la vuelta y salgo de la carpa, creo que se avecinan muchos cambios. Me topo con César a unos metros sentado en el césped mirando fijamente a un grupo de candidatos, ahora que estará planeando... haa que le vamos hacer.
-Espero que no planees matarlos o algo así.
-Tal vez debería...
-Hablas en serio?
-No es de tu incumbencia.
Parece que su enojo es mayor que de lo normal, antes puede ocultarlo y solo irse pero ahora parece qué pasó algo serio.
-Aaah solo déjalos de acuerdo?
-No, deben pagar lo que hicieron.
-¿Y que hicieron?
-Existir.
-César...
se paró sin decir nada y se dirigió a ellos, más que nada al chico moreno alto con el que estaba jugando con un listón blanco. Ya lo está empujando que cree que hace. Camino rápido y los separo.
-Que pasa aquí?
-No lo ve señor Salvatierra yo solo estaba aquí tranquilo y este mocoso vino a empujarme.
-Seguro... por qué tú fuiste el que lo empezó o acaso me dirás qué no la tocaste!
-No sé de qué hablas estás loco.
-Haré que pagues por tan si quiera tener tus sucias dedos sobre su piel.
-Creo que ya se de que hablas, dices la pequeña bromita a la zorra, piensa que te hice un favor joven César...
César le lanzó un golpe pero yo lo alcanzo a detener. Es hora de crear orden.
-Los dos que les pasa...

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