La venganza del arbol

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Ahora mismo estamos todos juntas sentadas en una gran mesa con la comida servida aunque parece que estamos esperando a alguien. Desde el mensaje de César me ha dejado más intranquila que es lo que estará pasando en Genoa. Anoche no pude comer y mucho menos dormir, tengo miedo de que les pase algo a alguno de ellos. Arturo llega y toma asiento observando todo entonces empieza a desayunar por lo que todas hacen los mismo. Volteo y miro mi plato, por alguna razón me da vueltas no sé si sea por la preocupación o simplemente no se me apetece. Tomo el tenedor e intento comer pero es inútil. Tomo un sorbo de mi jugo y me levanto de la mesa.
-Una disculpa pero no tengo hambre así que me retiro.
-Tengo entendido que tampoco cenaste ¿Puedo saber porque?
-No creo que sea de su importancia majestad.
Me lanza una mirada amenazante, dejando los cubiertos de lado.
-Todo esto es por ese pájaro negro.-Mis ojos de abren como platos pero intento disimular mi asombro- tu cara solo lo confirma, en serio crees que no me daría cuenta, yo sé todo lo qué pasa en mi territorio.
-Acaso me estás vigilando?
-Tal vez.
-Tú... primero me traes aquí sin mi consentimiento para después tratarme como prisionera dices ser mi hermano pero en realidad eres como mi asesino es que no te das cuenta lo infeliz que soy aquí. Quiero a mi hermano Alan a mi mamá y mi papá no quiero estar cerca tuyo.
-No me interesa. Y si vuelvas a decirle familia a esos plebeyos de sangre sucia, pagarás las consecuencias. Serán las primeras personas que matare una vez mis tropas se infiltren.
-No serias capas.
-Claro que si, estás insultando a toda la familia real, al emperador y a la emperatriz rebajándolos y poniéndolos a la par de esos plebeyos que no compartes ningún rasgo sanguíneo contigo. Ya no quiero discutir esto así que vete no quiero verte más.
Aprieto los labios y salgo del comedor. Como lo odio.

Lo único bueno de este lugar es su buena vista y su enorme y hermoso jardín. Ahora mismo estoy sentada en una silla aquí afuera. Tengo curiosidad según esto Arturo sabía sobre el pájaro que envió César pero no sabía el contenido exacto por qué intento que yo dijera algo. Eso quiere decir que alguien cuidaba mi habitación desde afuera lo que se puede prestar que sea un caballero. Entonces lo tendré que investigar. Cercas hay un enorme árbol de manzanas así que lo empiezo a trepar. Si es un caballero entonces tendrá que cuidarme cuando caiga y si no al menos tendré los huesos rotos para evitar hablar con el rey pervertido. Llego a una de sus ramas más altas, intento tomar la de más arriba pero como era de esperarse mis pies se resbalaron. Cerré los ojos para el impacto. Después de unos segundos abro los ojos y puedo mirar a un chico de la edad del rey adulto pero no viejo. Sus ojos grises me observan delicadamente y su cabello rojo alborotado está muy agitado. Ahora mismo me carga como el típico cuentos de hadas donde el príncipe rescata a la princesa.
-Té encontré.
Él me baja cuidadosamente para luego hacer un gesto de indiferencia.
-Sabia que era raro que treparás ese árbol. Pero jamás pensé que lo haría con el motivo de encontrarme.
-Bueno odio que me vigilen y más detrás de las sombras así que prefiero saber quien es mi carcelero.
-Señorita no está encarcelada de hecho puede salir. Claro que con mi compañía.
-Es en serio?
El guardia pelirrojo toma una gran bocanada de aire. A comparación de mi hermano él es muy amigable a pesar de ser un caballero.
-Antes que pase algo más déjeme presentarme. Soy Damián Woker líder de los caballeros de la Espada Blanca.
-Yo soy Fernanda Alexandra o eso creo.
-Es un gusto señorita Alexandra.
-Dígame que es eso de la Espada Blanca.
-Son un grupo de caballeros que protegen a la realeza y demás funcionarios y luego está la Espada negra la cual tiene la función de mantener el orden público.
-Suena interesante señor Damián. Pero si es el líder ¿no debería estar con el monarca?
-El no necesita un guardia incluso yo quedaría como un tonto al lado de su hermano majestad. En realidad era la escolta del primer ministro y ese me preocupa más dejarlo solo puede lastimarse incluso con una hoja.
-Jajaja ministro? Eso quiere decir que...
-Si es un imperio no reinado, algunas personas lo confunden ya que cambio su sistema cuando el rey tomo total control sobre la tierra.
-Es bueno saberlo y ahora es momento de conocer algo que no sea hablado.
-¿Que quiere decir?
-Vamos afuera, usted me dijo que podía salir y eso haremos.- tomo su mano y empiezo a caminar aunque él parece algo preocupado.
-Señorita pero...
-Nada de peros según esto no es una presión entonces no puedo estar aquí todo el tiempo.

Por fin estamos en la ciudad aunque Sir Damián me obligó a usar una capucha blanca para que no me reconocieran fácilmente y él también lleva una pero de color negra. Todo parece tan hermoso, los niños corriendo con alegría mercaderes vendiendo sus cosas y ni hablar del olor de la comida. Mi estómago hace un ruido enorme lo que hace que mis mejillas se sonrojen y baje la cabeza. Damián me pasa un palillo con lo que parece carne con verdura.
-¿Que es eso?
-Carne de vaca salada.- como un poco con miedo por pensar que estaría salada pero la realidad es todo lo contrario es el sabor más dulce que he probado y las verduras agrias le dan un buen sabor para que no sea empalagoso- Jajaja parece que le gusta señorita.
-Esperaba que fuera en verdad salada.
-Se le puso ese nombre solo para asustar a los turistas es divertido ver sus caras al escuchar eso como la de usted hace un momento.
-Eres muy malo.
-Buen estamos a mano con lo del árbol mi señora.- muestra una liguera sonrisa y yo no puedo evitar reírme ¿En serio espero todo este tiempo para vengarse? Nunca había conocido a un caballero así.

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