Oscuridad como base de luz

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Fernanda.
Un grupo pequeño de los jóvenes de nuestro salón están aquí. Nos estamos turnando ya que se supone no podemos molestar a los guardias reales por mucho tiempo.
-Oye tú te parece que lo que estoy diciendo es aburrido?
-No para nada señor.
El caballero que estaba hablando me mira con desprecio como si fuera un gusano al cual pisotear. Es tan desagradable.
-Estaba apuntó de asignar las tareas pero creo que te hace falta algo de disciplina. Deberás ir sola, a la biblioteca de archivos antiguos en la ala oeste y acomodar cada uno de ellos por orden cronológico.
Todos empiezan a cuchichear. Tsk ni que fuera algo tan difícil.

Ah olvídenlo si es algo difícil. Ahora mismo estoy aquí en la sala y todo está hecho un desastre. No es muy grande pero literalmente hay archivos que incluso no dejan pasar. Tardaré toda mi vida en acomodarlos.

Ya han pasado varias horas. Decidí comenzar desde el segundo piso. Aunque todos son cartas e informes la mayoría de guerras e incluso algunos libros familiares que describen desde el primer duque hasta el actual y así de casi todas las familias. Por accidente chocó con una estantería y tiró varios de ellos. Uno en especial me llama la atención ya que tiene el sello de la familia imperial plasmada, un leon con corona.
Algo frívolo desde mi punto de vista. No soy alguien metiche pero vamos que tan mal puede hacer.

Para el comandante Febronio
Del Rey Esteban Enríquez de Genoa
"Tenemos que hacer un plan o la guerra contra el reino Loas será un desastre. Si no acabamos esto pronto el reino estará acabo. Pensé en su plan y e decidido que tiene razón. Debemos tomar ventajas que tengamos así que doy mi autorización para que lo realice y así poder derrotar al que dice ser el hijo de Dios. Trae a esa niña, hay que quitarle lo único cuerdo que tiene."

No entiendo muy bien lo que dice. Parece ser que ocurrió algo entre esas dos naciones pero no comprendo bien. En fin no es asunto mío así que regreso la carta entre el libro que estaba. Un ruido sordo se escucha al otro lado de la sala. Salgo para ver qué sucede y parece ser una mujer ya mayor con vestido negro y un delantal blanco, con él cabello pintado por las canas sujetado en un chongo que sostiene una bandeja con té y tazas esta recargada contra la pared. Me acerco a ella y tomo la bandeja que lleva pesadamente.
-Sabe debería dejarle esto a personas más jóvenes, déjeme ayudarla llevando esto a quien se lo allá pedido.
-Joven señorita aunque agradezco lo que dice mi deber es ese además parece algo ocupado aprendiz de caballero...
-Como lo sabe?
-Bueno a pesar de mi edad tengo una buena vista pequeña. Pero si insiste supongo que no tengo opción, ve derecho das dos vueltas a la derecha una a la izquierda y luego otra a la derecha para llegar a una habitación con puerta dorada y manija de jade ahí es donde debes llevarlo.
Aunque su descripción fue algo vaga y confusa creo poder llegar así que solo asiento y camino hasta donde me dijo.

Tarde más de lo esperado y en verdad sí que estaba muy lejos no se como esa señora puede hacer eso a diario. Toco la puerta y se escuchan diciendo "adelante" en ellas a lo que yo hago caso. Abro la puerta, quedándome algo nerviosa por a quien veo. Un hombre a medio vestir solo con un pantalón puesto y una camisa blanca desabotonada está parado en medio de la habitación. Voltea verme y me doy cuenta que no es cualquier persona. Sus ojos dorados se clavan con los míos y es algo espeluznante ya que sigue teniendo esa mirada de maton en ellos.
-No sabía que ahora mandaban a sus medios aprendices como sirvientes.
-Para su información solo estoy ayudando y lo de medio ¿Que le pasa? Soy una aprendiz completa.
Él se voltea y se sigue mirando en el espejo tratando de abotonar su camisa aunque parece que está haciendo un desastre. Dejo el té en una mesa de centro que tiene cercas.
-Necesita algo...
miro como tiene una mirada aún peor, casi como si quisiera matar a la camisa ¿nunca a usado una de esas o que? Solo es cuestión de poner el botón en el agujero es todo. Me acerco a él llamando su atención.
-Creo que necesita ayuda.
-No sé cómo en Genoa usan estas cosas, por eso prefiero mil veces la ropa de Loas es mucho más cómoda y sencilla.
Sonrió ligeramente y me acerco a él. Desabotonó todo los botones y empiezo a acomodarlos correctamente. Mi mente se pone algo nerviosa y tensa, no sé por qué me recuerda mucho a Alexis tal vez por qué tienen un ligero parecido aunque el rey parece un poco más marcado debe ser por qué él es adulto o algo así. El pensarlo me vuelve algo torpe. Llego al último botón y puedo ver una liguera mancha con forma de media luna que se marcha a un costado de su cuello, es pequeña pero muy visible. No puedo evitar hacer un comentario.
-Una media luna...
-Sucede algo.
Recordé que yo también tenía una o eso dice Lola ya que según esto está en la espalda y obviamente no alcanzo a verla.
-Jajajaj no es nada solo es curioso yo tengo también la misma marca que usted de media luna solo que yo en la espalda o eso dicen.
El joven habré los ojos como platos quitando por primera vez esa cara de desprecio para luego poner su misma cara de maton de siempre. Me toma del brazo y me avienta para el sillón que está cerca. Se acerca a mi y yo empiezo a gritar.
-¡Que te pasa! ¡Déjame en paz loco enfermo!
Él hace caso omiso a lo que le digo, sujetando mis brazos y con la otra mano libre empezó a bajar el zíper de mi blusa. Me quita la blusa y todo mi pecho queda al descubierto por lo qué lagrimas empiezan a salir de mis ojos. Él me voltea con mucha brusquedad y solo me observa siento su mirada mirando de arriba hacia abajo y yo no puedo evitar llorar. Me avienta de regreso mi blusa y luego toma su saco que estaba en el perchero.
-No vales la pena la pérdida de mi tiempo.
Se sale y empiezo a llorar mas que de frustración de enojo por que me trato tan descaradamente.

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