Mi estilo

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Fernanda.
Me levantan unos murmullos que parecen venir de afuera. Toco mi cara y ya no siento el dolor del golpe, aaah que miedo y si vino un fantasma... me paro de sorpresa por el miedo y salgo casi corriendo de la carpa sin darme cuenta llego a un lugar intestado de gente más que nada jóvenes. Me abro pasó entre la multitud para ver qué es lo qué pasa adelante.
-¡Suéltame de una maldita vez Alexis!
César estaba frustrado y enojado, Alexis lo intentaba contener pero sus esfuerzos no eran muy buenos, del otro lado estaba un chico moreno alto con la cara muy golpeada tanto que estaba llena de sangre apenas y estaba de pie con ayuda de dos compañeros más.
-Vez lo que provocas pequeña zorrita
Volteo para ver quien era la persona que me hablaba. Pude mirar a una chica un par de años mayor que yo con el pelo café y ojos cafés alguien muy común, llevaba ropas sencillas como las mías así que no podía ser un noble.
-Disculpa, te conozco?
-Sin duda olvidas rápido. Tal vez no fue suficiente la broma de ayer...
Recordé su voz. Debido a la oscuridad de la madrugada no pude ver casi nada pero su voz es la misma de la chica que me quitó la piedra de César.
-DONDE ESTÁ?
Me acerco a ella intentando ser intimidante a pesar de las diferencias de edades.
-Te refieres al listón lo tiene el imbecil moribundo de aya.
-No. quiero la piedra que me quitaste anoche.
-La Cox? Jaja no intentes engañarme con esa basura se que era falsa así que la tire adentro del bosque cuando cruzamos el río.
-Tu? Que?
Maldición sea falsa o lo que sea César me matara si la pierdo. Si mal no recuerdo solo hay un río a unos kilómetros dentro del bosque, si me voy ahora tal vez regrese para la noche justo antes de la fiesta de candidatos. Empiezo a correr, esa chica rara me grita cosas pero la ignoro, mi prioridad es encontrarla la piedra mágica así que me adentro al bosque.

Ya pasaron varias horas desde que entré y justo ahora estoy frente al río. La piedra blanca es muy llamativa así que será fácil de reconocer camino por todos lados y el sol ya está en su punto creo que es medio día. Empiezo a buscar con más esmero y enjundia. Se supone que estaría al rededor... no me digas que está adentro... la verdad no sé nadar así que pienso más de una vez ¿En serio valdrá la pena? Pff supongo que no hay opción. Camino por la orilla y miro más de una vez por los lados. Voy con cautela y miro algo brillante color blanco. Gracias a dios el agua no están honda así que me arrojo mojándome toda completamente. Empiezo a escarbar en el agua con lodo hasta sacar lo blanco. Cuando por fin lo tengo en mis manos miro que no es la misma, la piedra de César tenía un color a blanco a perlado y brillaba con el sol, está solo es blanca, no brilla ni nada es más bien mate y sobre todo no tiene poder ni nada. Quiero morirme y lo peor es que si no regreso ahora la oscuridad me atrapará aquí y no podré volver...

El atardecer salta con sus hermosos colores naranjas dejándole el paso al anochecer. Ya por fin deje sin asuntos a este bosque estupido y espero jamás tener que volver a un lugar tan molesto. Mis piernas duelen de caminar tanto puedo decir que en estos días solo he dormido una hora siendo que yo duermo 12 horas al día, que molesto es esto. Salgo y empiezo a caminar aun tengo un largo camino hasta mi casa...

Ya son casi las 8 de la noche, de ida me fui con los Salvatierra así que el camino fue corto pero caminando, mis piernas ya no pueden con mi cuerpo si doy unos pasos más mis pies se irán por delante. Llego a la casa y mi madre me empieza hacer muchas preguntas, no la culpo pero le digo que le cuento mañana ella intenta decir algo más pero no la dejo. Llego a mi cuerto y solo dejo caer mi cuerpo dentro de la cama, la extrañaba.

Genoa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora