Un corazon roto

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Por alguna razón el pensar en eso mi corazón se siente pesado ¿Esto es lo qué llaman celos? Él nunca me dijo nada y sobre todo por qué actuó así si ya tiene novia..
-Mira ahí están.
Volteo y miro como Alexis y Melany llevan ropas combinadas y abren la pista de baile. Los dos parecen tan felices... son una verdadera pareja. Me doy la vuelta y camino hacia afuera del salón no quiero que nadie me mire. Mis ojos están que apenas aguantan las lagrimas. Soy una estupida. Una parte de mi ya lo sabía pero entonces por qué me duele tanto. Siento como si mi corazón se rompiera a pesados. Volteo y miro donde estoy. Me perdí entre los pasillos haa que hago. Mi corazón está roto y ahora estoy pérdida acaso que falta que me mate un meteorito. Camino y habrá una puerta que está cercas. Tal vez encuentre a alguien que me ayude a volver. Habrá la puerta y miro a un hombre que estaba apunto de salir. Él es unos metros más alto que yo. Su cabello es dorado pero no como el de Alex es más parecido al mío. Parece como de unos 23 o 25 años, pero, lo que más emociona son sus ojos dorados como el sol. Pero si la mirada de César es pesada la de él atraviesa como si fuera una pistola.
-Puedo saber qué haces?
-yo... yo me.. me perdí lo siento.
Corro lo más rápido que pueda. Siento que me va a matar. Por suerte llego al salón de baile algo jadeante y preocupada. Quien era no parecía alguien normal demonios.
-Fernanda qué pasó estábamos preocupados por ti. No vuelvas a irte sola.
-No me hagas reír desde cuando te preocupas por mi solo déjame en paz Sir Alexis.
-¿Sir Alexis? No habíamos pasado ya esa etapa.
Ruedo los ojos y el me toma del brazo.
-¿Que pasa?
-Que pasa? Todavía tienes el descaro de preguntar. Sabes algo vete mejor con tu prometida creo que te estará buscando.
Me suelto de su agarre y empiezo a alejarme de él, siento como su mirada se clava en mi espalda de manera desconcertada. De pronto un silencio invade el lugar lo que hace que me quede parada. Una voz a lo lejos se escucha pronunciando las palabras esperadas toda la noche.
-El rey Esteban de Genoa y el rey Arturo de Loas están presentes.
Todos hacen una reverencia por lo que yo intento imitar la postura de las mujeres sosteniendo delicadamente una parte del vestido y agachando la cabeza. Al pararme junto a los demás me quedo asombrada por lo que veo, una diferencia de edad es tan grande. Mientras que nuestro rey parece ya muy viejo con el cabello pintado de cañas blancas y un bigote que va por el mismo rumbo, puedo notar la semejanza de sus ojos con la duquesa, un rojo más brillante que cualquier diamante. En cambio el rey de Loas parece alguien muy joven, como de 24 años, oh no creo que ya puedo reconocerlo, ojos dorados y cabello claro todo combinado con una aura de maldad pura sin duda es el tipo que me encontré hace un rato, ah puede pasar algo peor, en fin no creo que me reconozca hay demasiadas personas aquí. El rey Arturo toma asiento en su trono mientras que el otro se dispone a hablar.
-Como es bien sabido a partir de hoy ya no existirán enemigos, el día de hoy oficialmente formamos una alianza con el imperio Loas y espero que sea hasta el final de los tiempos... como es tradición cada vez que un extranjero llega a un banquete le damos la oportunidad de escoger alguna de nuestras señoritas para que bailen una pieza. Rey Arturo a quien escogerá.
Se escucha el bullicio y se nota como las damas se acercan más dejando a los hombres casi a fuera sin duda parece algo importante. Yo trato de esconderme lo más que puedo para que no me vea.
-Quiero a la niña que está alado del pilar del leon.
Alado de mi hay una joven con vestido rojo y sin duda es muy atractiva aunque parece algo timina así que corre a las escaleras y se arrodilla. Su melena café oscura estaba recogida se le soltó un mechón delicadamente. Eso estuvo muy cercas, suspiro y me doy la vuelta casi me da un infarto.
-Tsk, tú no quiero a la otra del vestido azul.
Sentía como mi sangre se helaba y un escalofríos inundó mi cuerpo. Debe de ser una broma. Me doy la vuelta y camino lentamente mientras siento las miradas penetrantes de todos y como si fuera aún peor la mirada de ese tirano que no deja de ver como voy como si fuera mi funeral. Llego al principio de la escalera y hago una reverencia para después pararme. Él se levanta y un sonido melodioso y muy suave empieza hacerse más fuerte cada vez. Toma mi mano y me lleva al centro de la pista. La última vez que estuve en algo parecido fue con Alexis y cuando salimos termino con los pies morados de los pisotones aunque fue un caballero y no dijo nada. Pongo mi mano en su hombro y él en mi cintura y nuestras manos libres juntas. Empezamos a movernos, más de cercas puedo ver que en realidad no es cara de disgusto si no de neutralidad pero sus ojos rasgados lo hacen ver molesto. Después de vueltas y demás nos paramos para después dar una reverencia. Estaba punto de irme cuando empieza hablar.
-Sabes no has terminado aún. Ven conmigo.
No quería hacerlo pero no tengo muchas opciones si quiero vivir. Empezamos a caminar dejando el salón de baile atrás y caminando hasta llegar a donde nos vimos la primera vez mi mejillas empezaron a ponerse roja mientras él abrió la puerta para que entrara y después las cerró detrás de él. Los dos estábamos solo en lo que parece ser un cambiador, no dire un cuarto por que no hay camas, solo sillones y una mesa. Él se sienta en el sillón delante de mi. Yo me quedo parada no sé si debería de hacer lo mismo.
-Primero que nada odio que las personas mientan, segundo tratabas de esconderte y tercero acaso me crees idiota.
-No... su alteza...
-¿Cual debería de ser tú castigo?
Se para y toma una copa de vino que estaba cercas para luego sentarse otra vez.
- Desvístete.
-¿Que? Ni loca.
-Ese será tu castigo hazlo. No tengo ánimos de hacerlo yo.
-¡No! 
Me doy la vuelta e intento salir pero un choque eléctrico entra en mi cuerpo.
-Que acaso estás loco?
-Solo podrás salir si yo lo quiero o al menos que quieras seguir a siéndote daño.
Renfunfuneo y me pongo a golpear el muro con el hechizo. Mis manos empiezan a sangrar pero no puedo evitar hacerlo, tengo que salir, sigo golpeando hasta que un fuerte estruendo me manda al otro lado de la sala. Me intento levantar y uso todas las fuerzas que me quedan. Por alguna razón también me duelen los ojos.
-Me sorprendiste. Bien puedes irte.
Chasqueó los dedos y la barrera se fue. luego lanzó un soplido que hizo mi cuerpo mas ligero o mejor dicho a como estaba antes. No dude en salir corriendo de ahí.

Llego hasta la salida del palacio y me siento unos pasos atrás de mi así que sigo corriendo hasta meterme al jardín. Demonios por qué es tan grande me escondo atrás de una estatua poniendo lo que serían mis rodillas contra mi cara. No quiero llorar no quiero llorar. Siento alguien se acerca. Por favor que no sea el.
-Pareces un ratón escondido aquí.
Suspiro y doy una leve risa de alivio gracias a dios es César.
-Gracias a dios que eres tú.
-Dime qué pasó contigo? Creí que estarías feliz que un rey se fijó en ti.
-No quiero hablar de eso...
mis mejillas empiezan a doler y las gotas de lagrimas salen apresuradamente. Quiero irme por favor. Siento como vacila y no sabe qué hacer. Toma mi cuerpo y lo pega junto al de él. Sus brazos son tan cálidos en esta noche tan fría. Dejo de llorar y me separa de él para luego ver las estrellas.
-Gracias.
-Son hermosas no lo crees.
-Las estrellas? Claro son magníficas y más esta noche.
-No me refería a las estrellas.
Lo volteo a ver rápidamente y él sonríe. Si alguna vez pensé que la sonrisa de Alexis y su padre era magnífica estaba equivocada. La de César es como un frío invierno que pocas personas son capas de ver, creo que eso es lo que la hace más especial.

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