Black List [Teen Wolf]

17. The Deadpool

17. The Deadpool

Dedicado a -DyxMalfoy- y LocaThe_end

Me giré inspeccionando el lugar. Había poca inmobiliaria. Un escritorio de color negro y blanco, con tres cajones. Encima de éste había una máquina de escribir pero no parecía de época, sino moderna, era de color rojo. Había una pequeña biblioteca con unos libros sin nombre en la tapa, unos adornos dorados y blancos que iban en conjunto con el color de la habitación. Y luego, un mueble similar a una cómoda pequeña, del mismo estilo que el escritorio que tenía un tocadiscos y dos parlantes antiguos. Ambos parecían de la misma colección que la máquina de escribir. Eran artilugios viejos pero a la vez modernos, de color rojo.

Me di cuenta de que había un disco en el tocadiscos. Lydia, después de dar unas vueltas, evaluando el silencio de la sala, se fijó en aquél detalle también. Se acercó al aparato, se quedó mirando el disco de vinilo por unos momentos antes de apretar el botón de encendido. La máquina bajó el disco y colocó la púa encima. Esperaba escuchar alguna canción clásica pero me sorprendí al no oír absolutamente nada.

Pero en cambio, la pelirroja parecía estar en una especie de trance. Aunque no sé si es por el breakdown que tuvo al ver la mancha de vino en la alfombra blanca o había algo más en juego. Sus ojos seguían algo hinchados por la situación previa y tenía una mirada perdida. Me di cuenta de que sus ojos claros estaban enfocados en la pared lisa en frente de ella.

Me acerqué a ella y toqué su brazo, esperando que pudiera reaccionar. No sé qué rayos está pasando, cómo Lydia nunca inspeccionó esta sala, pero me sentía incómoda ahí. Con todo el silencio.

Cuando las yemas de mis dedos tocaron la piel desnuda del brazo de Lydia, lo sentí. Me recordó a esa vez en el Glenn Capri, el motel donde nos quedamos una noche cuando íbamos a una conferencia a otro instituto. El mismo motel donde Isaac, Boyd, Scott y Ethan perdieron la cabeza por causa del acónito en el silbato del entrenador. Rememoré la escena en nuestra habitación, la que compartíamos con Allison. Cómo Lydia escuchaba voces proviniendo de la habitación de al lado, una escena de una pareja suicidándose. No podía escuchar las voces hasta que entré en contacto con la mano de Lydia.

Ocurrió lo mismo. No podía escuchar lo que el vinilo reproducía hasta que toqué la piel de mi amiga. El cuarto dejó de estar en silencio, en cambio, escuchaba susurros y murmullos de variadas personas. No podía comprender bien qué decían.

Mi mirada se enfocó en la pared enfrente de ambas. Y casi salto del susto, rompiendo la conexión táctil con la pelirroja. Habían variados rostros en la pared. Como si apretaran contra ella desde el otro lado para poder salir. Sus bocas se movían al compás de los susurros pero aún así no comprendía qué decían.