Black List [Teen Wolf]

25. Cuarentena en la bóveda Hale

25. Cuarentena en la bóveda Hale

El señor Yukimura me dio un pañuelo descartable para limpiar mi boca. Me daba vergüenza haber vomitado en su despacho. Ni siquiera sabía por qué de repente había expulsado aquello, sin mencionar que no era el contenido de mi estómago. El líquido era negro y algo viscoso. Me recordó a lo que Derek y Jackson devolvían al estar infectados de acónito.

Ninguno en la sala pudo darme una respuesta ante el interrogante de qué diablos era eso oscuro que salió de mi cuerpo. Afortunadamente, una vez vomitado me sentí un poco mejor. Aunque sí noté que unas ronchas me aparecieron en los brazos, a Stiles también, producto del virus que había en el ambiente.

Antes de partir con mis amigos y mi hermano a buscar la segunda entrada a la bóveda Hale, para así aislarnos en caso de que el virus empeore, me disculpe una vez más con el padre de Kira por haberle arruinado el tapiz que decoraba su oficina.

Luego de ello, los cinco fuimos hacia las escaleras de emergencia. Sólo se usaban en casos especiales, ya que estaban lejos de los pasillos principales. Los agentes del CCE, con suerte, no estarían ahí y podríamos pasar sin problema hacia el sótano. Kira y Scott iban por delante, Malia, Stiles y yo por detrás, siguiéndoles.

Llegamos al sótano velozmente. Sin detenernos, empezamos a buscar algún indicio que nos llevara a la bóveda. El hecho de que estemos tratando de entrar en la bóveda de la familia de mi novio, pues me hace pensar en él. Me moría de ganas por tomar mi celular y llamarle, solo oír su voz. A la vez, más allá de que los del CCE hayan trabado las llamadas y el internet, no sé si era buena idea llamarle y decirle lo que estaba pasando. Con lo cabezón que es, seguro que vendría al instituto y el virus este le infectaría a él también. Ya está débil por aquello que le hizo Kate, ya perdió potencia en sus habilidades lobunas, este virus podría terminar con ellas y eso no era definitivamente lo que yo quería.

De todas formas, quería oír su voz.

Despejé mi cabeza para poder concentrarme en el objetivo en mente. Malia se giró hacia una puerta e intentó abrirla, sin usar su fuerza para no romper la madera. Scott empezó a chequear las repisas, tal vez pensaba que moviendo algún objeto críptico, la bóveda aparecería. Como en las películas viejas.

Stiles en cambio, se fijó en las paredes. Seguí el ejemplo de mi hermano, pues si había algún estilo de puerta oculta, ésta estaría detrás de alguna pared falsa, tenía sentido. Me acerqué a la otra pared para analizarla. Mis ojos, a pesar de que había mareado y vomitado antes, se enfocaron en los detalles sin pasar ninguno por alto. Seguí la línea de paredes, hasta que choqué con una repisa.

Estaba por darme por vencida y fijarme en otro indicio, cuando vi que habían unas marcas raras en la pared detrás de la repisa. Decidí investigar eso. Moví unos cuantos objetos de la repisa metálica y abrí los ojos con sorpresa.