Black List [Teen Wolf]

11. Drama & Lacrosse

11. Drama & Lacrosse

—¿Entonces ya volvió a la normalidad? ¿A ser el Derek de siempre? —interrogó. Incliné mi cabeza hacia un costado, haciendo una mueca. Noté su cara de "No me sorprende"—. ¿Qué es?

—Sus ojos. —respondí.

Sé que Derek lo está manteniendo en secreto, al menos de su tío y de otras personas. Creo que los únicos que vimos lo de sus ojos dorados son Scott, Kira, Malia y yo. Y le conté a Stiles, obviamente. Y ahora, le estaba contando a otra persona. Pero era por una buena razón.

—¿Qué con ellos? —le vi inclinarse sobre su silla y cruzándose de brazos. Parecía algo cansado, pero podía ser por la diferencia horaria.

—Son dorados. —expliqué. Sus cejas se levantaron ante mi comentario.

—¿Dorados? ¿Es eso...? ¿Normal? Que sean dorados. —intervino. Alcé los hombros.

—No soy experta en templos aztecas y sus efectos secundarios, Isaac. —indiqué resoplando—. Pero no creo que sea normal. Es decir... No lo sé. —bufé—. Toda esta semana, desde que volvió Derek y está con sus ojos dorados, he buscado información en todos lados. Incluso en el Bestiario de los Argent. Tuve que traducir del latín, Isaac. ¡Del latín!

Él rió ante mi dramatismo. Él no sabía cuánto me tomó traducir aquellos fragmentos de información que creía útil. Todo para que al final no me llevara a nada.

—Y supongo que no encontraste nada ahí, ¿no? —resolvió. Negué con la cabeza y los labios apretados—. Pues lo lamento, Sari, no sé nada de hombres lobo que tenían ojos azules sobrenaturales y que por alguna razón mística se volvieron dorados.

Suspiré — Lo sé, lo sé. Pero... Pensé, que tal vez tú, estando en Francia y eso... Podrías... No sé... Hablar con el señor Argent... —mientras soltaba las palabras, algo avergonzada de pedirle tal cosa a mi amigo. Además sabía que no le gustaría demasiado la idea. Me rasqué la nuca y mostré una inocente sonrisa a la cámara de mi laptop.

—Francia es un país extenso, Sarah. —replicó el Beta—. Cuando llegamos aquí, el señor Argent y yo nos separamos. Cada uno por su lado, era parte de nuestro trato implícito. —me explicó.

—Lo sé. —resoplé. Recuerdo que ya me había dicho sobre ese plan que tuvieron de llegar a Francia y no hablarse de nuevo—. Pero ahora mismo eres el único que me puede ayudar. No encuentro nada de información aquí. Además, no sólo por los ojos de Derek, sino también por Kate.

Isaac suspiró — Veré qué puedo hacer.

Le sonreí — Eres el mejor. —expresé—. Ahora, tú turno. Cuéntame del drama de Francia.

Él rió. Prosiguió a contarme cosas de sus primeros días de estadía en el país. Mientras más me contaba sobre su día, sobre cómo se las está arreglando, le veía más relajado. Podía notarlo incluso con una gran distancia de por medio. No sé si mi lado hamingja influye en algo, si Isaac al seguir siendo una persona querida por mí puedo percibir cómo él se siente. O si la distancia afecta al vínculo de una hamingja, la verdad es que no tengo ni idea. Sólo sé que a Isaac se lo ve más relajado, más feliz. Y eso es todo lo que yo puedo pedir.