36. Mal augurio
—¿Ya está? —pregunté insegura, aún procesando todo lo ocurrido. Las balas que rozaron mi cuerpo, mi habilidad de hacer un escudo telepático de repente y por último el mensaje del Benefactor—. ¿Se acabó?
Derek alzó los hombros — Eso parece. —volví mi vista hacia el frente, hacia la oscura carretera que nos mostraba el camino. Seguía perdida en mis pensamientos—. Si no te conociera mejor, pareces disgustada.
Ladeé la cabeza — La razón de mi constante miedo... Acabó por medio de mensaje de texto, Der. —aclaré, tratando de que entendiera mi punto de vista—. Me esperaba... Explosiones, un malvado con capa negra...
—Esto no es una película, Sari. —me interrumpió él, con una sonrisa de lado. Podía notar que el alivio reinaba sus facciones también.
Alcé una ceja — Debes admitirlo, Der. Es un poco de película. —él simplemente rió y continuó conduciendo en silencio.
Era como la una de la mañana. Luego del tiroteo en el almacén de Argent, los que estaban sanos se encargaron de los heridos. Sané unas cuantas lastimaduras de los lobos. Derek y el señor Argent se encargaron de los cuerpos de los mercenarios. Una vez volvieron, nadie les preguntó qué habían hecho. A eso de la madrugada, la manada de Satomi finalmente partió su rumbo, agradeciéndonos con infinidad a los cinco. Después de esa escena, Stiles llamó y nos puso al tanto.
Al parecer, la computadora que enviaba la lista negra a todas las personas, sean profesionales o no, era una antigua que se encontraba oculta en el cuarto anti-sonido de la cabaña de Lydia. Nos especificó que habían hablado con la pelirroja, quien descubrió dónde estaba la llave para detenerla. Y así, con un simple girar de una llave, la lista negra se había detenido.
La pelirroja también nos informó de sus avances, diciendo que Meredith había hecho toda la movida de las muertes sobrenaturales por haber sido susceptible a los pensamientos maníacos de Peter cuando sobrevivió al incendio.
Sinceramente, era tarde y mi cabeza no comprendía del todo la historia de Lydia, pero asentí, quedándome con lo más importante: Todo era culpa de Peter.
Nosotros también le comentamos lo ocurrido, sobre la manada de Satomi y nuestra pequeña batalla en el almacén Argent. Aclarando, por supuesto, que todos estábamos bien, sólo exhaustos. Después de todo el intercambio de información, cada uno partió para su lado. Kira y Scott se subieron al coche de la primera, Argent indicó que se quedaría en el almacén ordenando unas cosas, y Derek me guió hacia su Toyota. Le mandé mensaje a mi hermano diciéndole que pasaría la noche en el apartamento del lobo, para que no me esperase de noche. Además, tenía el presentimiento de que las cosas con Malia iban bien, por lo tanto, supuse que la coyote también se quedaría en la casa.
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Black List [Teen Wolf]
Fiksi Penggemar[Tercer libro de la saga de Stilinski Twins] «You may have to fight a battle more than once to win it» - Margaret Thatcher Después de librarse del nogitsune, Sarah aún sigue muy afectada con todo lo que ocurrió. Abrumada por la pérdida de su mejor...