38. Un cachorro anda desaparecido
Después de que mis espasmos dejasen de presentarse, actuamos con rapidez. Papá se encargó de las formalidades, del pago de la comida y cosas similares, mientras que con Derek, Stiles y Malia íbamos hacia el departamento del primero. Estaba muy segura de que los golpes que sentí habían sido en su mayoría de Scott. Afortunadamente, Derek y yo sabíamos dónde se encontraban, pues aquella mañana Scott nos pidió si podía usar el loft para una primera cita con la kitsune.
Por suerte, no tardamos mucho en llegar al edificio de Derek. Malia iba delante, pues era la más rápida. Cuando se nos presentó la puerta corrediza metálica, ella con su fuera sobrehumana abrió la misma, sin preocuparse por la alarma o el cerrojo de ésta. Considerando que nuestros amigos estaban en posible peligro, aquello importaba poco y nada.
Me quedé petrificada al ver la escena.
No había nada fuera de lugar. Los muebles estaban tranquilamente posados en sus respectivas localidades. Scott parecía haber movido algunos para tener más espacio, se notaba uno de los sillones a un costado, con una pequeña mesa ratonera. Los ventanales estaban intactos, ningún vidrio roto ni ninguna imperfección. El lugar estaba decorado con cables cayendo del techo y bombillas en sus extremos, lo cual daba un aire un tanto romántico. Fuera de eso, no había señal de que hubo una pelea.
Stiles y Derek fueron los primeros en moverse dentro del departamento, chequeando los rincones de tal en busca de pistas de lo ocurrido. Yo no me moví, mirando sin entender lo que tenía frente a mis ojos. Malia también se trasladó, usando sus sentidos sobrenaturales en busca de algo fuera de lugar.
Tras unos minutos, nos reagrupamos en el centro del departamento — No encuentro nada. —comentó Derek con simpleza—. Están sus cosas pero no hay signos de ellos, ni de una pelea.
—¿Puede que te hayas equivocado, Sari? —preguntó Stiles con tranquilidad, cuidando de sus palabras para no ofenderme. Le observé de reojo. No me ofendí, pues hasta yo misma me estaba preguntando lo mismo. Sin embargo, nunca me había equivocado con esta habilidad de sentir los golpes de otro.
En el restaurante, había estado segura de que se trataba de Scott. No podía explicarlo, pues no creo que encuentre las palabras. Simplemente sabía que él era quien estaba siendo golpeado. Antes de responder a la pregunta de mi hermano, me giré hacia la coyote. La única que tal vez podía captar algo en aquél lugar.
—¿Mal? —cuestioné, con un tono un tanto esperanzado.
La coyote me miró con pena y negó con la cabeza — No huelo nada, Sarah. —acotó con monotonía—. Scott y Kira estuvieron aquí, puedo percibir sus aromas. —mencionó, alzando levemente su cabeza, como si estuviera tratando de oler alguna otra cosa.
—¿No hueles nada más? ¿Sangre? ¿Otro aroma? —insistí, al borde de la desesperación. Debía de haber algo, era imposible que haya sentido tales golpes hace unos momentos y que no hubiera ni un rastro de ello.
—Lo siento, no.
Volví mi mirada a la sala del loft. Derek había encendido las luces del mismo, dándole más claridad a la zona. A simple vista, no había nada ahí que detonara como extraño. Pero mi instinto, mi lado hamingja, seguía inquieto. Como si algo estuviera fuera de lugar, pero no podía identificar el qué.
Si seguía insistiendo, tratando de explicar esta sensación en mí, parecería una loca. Intenté controlar la impotencia que sentía, la reacción de mis ojos que empezaban a picar.
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Black List [Teen Wolf]
Fiksi Penggemar[Tercer libro de la saga de Stilinski Twins] «You may have to fight a battle more than once to win it» - Margaret Thatcher Después de librarse del nogitsune, Sarah aún sigue muy afectada con todo lo que ocurrió. Abrumada por la pérdida de su mejor...