37. Un poco de normalidad... Pero no tanto

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37. Un poco de normalidad... Pero no tanto.

A la mañana siguiente, cuando Lydia se despertó, afortunadamente no se desmayó cuando vio qué ropa traía, la ropa que le había puesto a la madrugada. Se despertó justo cuando Derek estaba haciendo el desayuno. Rápidamente le expliqué lo que ocurrió por la noche, ya que por su ceño fruncido inferí que no recordaba nada. Le devolví su vestido que seguía algo húmedo por desgracia. Rechazó la oferta de Derek de quedarse a desayunar, si no le conociera mejor parecía algo avergonzada por lo que ocurrió, aunque no era su culpa que su lado banshee le hubiera dominado.

En fin, Lydia se fue sin desayunar en mi extraña ropa, con su vestido doblado a un lado y me saludó diciendo que me vería en el instituto más tarde. Ya solos, desayunamos unos panqueques con jugo de naranja. Derek parecía de buen humor aquella mañana, por lo que no me animé a sacar el tema de Lydia y de su grito banshee. Además, tampoco podía decir demasiado sobre aquello más que reiterar que no simulaba ser una buena noticia.

Mientras terminaba mis panqueques, alguien tocó la puerta. Derek fue hacia tal, ya que no sólo era su departamento sino que también él estaba vestido decente, con una linda remera blanca y unos jeans. En cambio, yo seguía con la remera larga de pijama y mis pelos completamente despeinados. Terminé el último bocado de mi desayuno y me incliné para ver de quién se trataba.

—¡Scott! —saludé de lejos, él me respondió con su dulce sonrisa

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—¡Scott! —saludé de lejos, él me respondió con su dulce sonrisa. Si se trataba de mi mejor amigo, tranquilamente podía presentarme así de desarreglada. Después de todo, le conozco desde que éramos niños y definitivamente la imagen de esa mañana era agradable en comparación a otras veces que me había visto verdaderamente desarreglada.

—Hola, Sari. —me saludó. Luego se giró hacia Derek—. Vine antes del instituto para... Para devolver esto. —mostró el bolso rojo, el cual contenía el dinero que Garrett, uno del grupo de Los Huérfanos, había obtenido por las matanzas de varios hombres lobo.

Lo dejó sobre la mesa de madera, Derek abrió tal y chequeó efectivamente que el dinero estaba dentro. Asintió y volvió a cerrar el bolso, sin decir nada, ni siquiera contar el dinero para saber si estaba todo. Aunque por sus expresiones, uno podía notar que no parecía estar enojado ante la demora de la devolución.

Scott pareció algo consternado por aquél hecho, como si se esperase una paliza por parte del mayor en la sala — ¿No me vas a preguntar por qué me tomó tanto tiempo devolvértelo?

Derek alzó los hombros — ¿Cuánto ganas en la clínica animal? —contrarrestó él. Scott frunció el ceño ante el repentino cuestionamiento.

—El salario mínimo. —contestó con simpleza.

Derek alzó sus manos y le señaló — Ahí está el porqué. —dedujo sin muchos rodeos—. Todos pueden tentarse, Scott. Incluso un Alfa Verdadero. —agregó, tranquilizando a mi amigo.

Black List [Teen Wolf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora