Black List [Teen Wolf]

21. Rescatando al cachorro

21. Rescatando al cachorro

Me encontré con Scott cuando salíamos del instituto. Intercambiamos anécdotas. Me indicó que el entrenador no había visto a Liam y poco después de eso, Garrett le llamó para indicarle lo que quería. Aparentemente, el muchacho deseaba a su compañera de vuelta. Violet, su novia, estaba en la estación. Era custodiada por el padre de Scott, ya que era tema del FBI.

Luego de que me pusiera al tanto, ambos fuimos hacia el estacionamiento, la sección donde se encontraban los autobuses. Seguí a Scott, puesto que con su olfato captaría rápidamente dónde se encontraba el chico. Se metió entre dos transportes, y ahí estaba el susodicho.

Garrett estaba apoyado contra uno de los buses, de brazos cruzados y con una mirada aburrida pero a la vez mortal. Como si odiara tener que esperarnos. Se puso derecho cuando nos vio.

—De acuerdo, ¿qué es lo que quieres? —interrogó Scott, poniéndose algo tenso, casi preparándose para una pelea—. ¿Quieres que hable con Stilinski? Podemos hacer eso. Puedo también hablar con mi padre. Él es agente del FBI.

Me trataba de mantener a raya. Scott dijo que él iba a charlar, tratar de negociar. Después de todo, mi mejor amigo tiene una afición por tratar de evitar conflictos físicos. Pero esto era distinto, Garrett ya había secuestrado a Liam. Y por alguna razón, mi instinto hamingja saltaba cual alarma. Tenía esta extraña sensación... Como si hubiera algo dentro de mí que no debía estar. No sabía cómo explicarlo, no comprendía qué era. Si solo nervios o algo más.

Estaba tentada de usar mis poderes, hacer que el cuerpo de Garrett chocara contra uno de los buses y demandarle que me dijera dónde estaba Liam. Podía hacer aquél movimiento que hice con Jennifer hacía tanto tiempo, de mantenerle pegado contra una superficie plana y retorcer sus huesos sin mover ni un dedo. Pero no era correcto, sabía que Scott no aprobaría el uso de la tortura. Es demasiado bueno para ello.

Yo no sé en qué momento perdí esa bondad en mí. Si fue por el nogitsune, o la lista negra y los asesinos tras nuestras espaldas, o la oscuridad en mi corazón de aquellas 16 horas que estuve muerta, o qué cosa. No me parecía correcto tener que torturarle, pero no lo veía como una aberración. De todas formas, intenté controlarme, no hacer movimientos repentinos ni nada.

—¿Crees que quiero que hables con alguien con una placa? —espetó con enojo el rubio.

Apreté mis puños — ¿Entonces qué quieres que hagamos? —escupí con el mismo tono venenoso. Creo que si las miradas pudieran matar, Garrett ya estaría bajo tierra.

—No pedí ayuda a un hombre lobo y a una hamingja para que hablen con alguien. —dijo como si fuera algo obvio, y hasta penoso. Nuevamente, intenté no tomarme a pecho su tono de niño creído.