24. Mal día para enfermarse

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24. Mal día para enfermarse

No podía salir del aula a buscar a Scott sin una excusa razonable

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No podía salir del aula a buscar a Scott sin una excusa razonable. Los del CCE estaban por doquier, manteniéndonos agrupados, en cuarentena. Una vez que lograron poner sus aparatos y un lugar libre de gérmenes, nos permitieron salir al pasillo, pero sólo para hacer una fila y que nos quiten sangre. El señor Yukimura estaba ahí con ellos, supervisando la situación.

El supervisor de los SATs fue el primero a quien sacaron sangre. El sentimiento de que Scott estaba sintiéndose mal sólo aumentaba en mi ser, no podía quedarme ahí quieta esperando a que me sacaran una muestra de plasma. Antes que los agentes pidieran al siguiente voluntario, me adelanté decidida hacia ellos. Por suerte, nunca he tenido problema con las agujas.

Escuché a Stiles preguntarme qué hacía, pero no me detuve a responderle. Dejé que la mujer debajo del traje amarillo hiciera su trabajo. Ella mencionó algo sobre el valor, ya que había sido la primera en querer que me hagan el estudio, pero sinceramente no le presté atención. Mi lado hamingja me repetía una y otra vez que fuera con Scott. No sé qué le está pasando exactamente, no parecía estar herido, al menos no en forma física.

Mientras trataba de descifrar qué era lo que sentía respecto a Scott, la mujer me clavó la aguja en mi vena, haciendo que sobresaltara levemente de la sorpresa.

—Tranquila, chica. —me dijo la agente. Probablemente pensó que me asusté por el pinchazo, cuando en realidad me agarró desprevenida—. Ya está. —agregó con voz suave y tranquila. Me mostró el frasco que contenía mi reciente sangre extraída.

Me indicó que podía volver al aula, pero estaba claro que no haría eso. Los agentes empezaron a actuar con la fila espontánea que se generó detrás de mí, y ni se fijaron si yo entraba nuevamente al salón. Aproveché mi baja estatura y mi agilidad de ser escurridiza (algo que perfeccioné desde la niñez junto con Stiles). Usé eso, y la poca atención de los agentes hacia mi persona, para girarme con velocidad justo en la esquina del pasillo.

Stiles fue el único que notó que no había entrado al salón, pues seguía pendiente de mi extraño comportamiento. Malia y Kira, por cómo uno de los agentes fue ordenando a mis compañeros en la fila, se encontraban más atrás de la misma, casi ni les veía.

Gracias a la conexión de mellizos, a que nuestras mentes piensan de igual forma, él realizó el mismo plan de escape. Dejó que la mujer le quitara sangre y luego se escabulló como yo lo hice. Al llegar a mi lado, la mano de su brazo no pinchado se acercó a la zona lastimada por la aguja y se acarició. Se quejó vagamente del pinchazo.

Rodé los ojos y me giré para caminar por el vacío pasillo. Ya que habíamos logrado escapar de los del CCE, mejor no arriesgarnos a charlar en la esquina, donde podrían oírnos.

Black List [Teen Wolf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora