CAPITULO 33 Elena

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Quisiera hacerlo sonreír, quisiera que dejase de mirarme con ese hito de tristeza, mismo que noto en todos aquellos que saben la verdad.

No hay resignación en su gesto, no hay rendición, creo que esto es tratar de bloquear el dolor de alguna manera y tener la esperanza de que los dioses decidiesen conceder un milagro antes de que la crueldad del mundo me llevase entre las piernas.

Pero eso era lo menos probable.

—No quiero que estés así —le confirmo, secando sus lágrimas con los pulgares y sonriéndole parcialmente, mas no logro reconfortarle.

—Entonces dime que esto es una broma, que esta a sido la manera de hacerme perdonarte por querer hurtar ese libro, porque lo que en verdad quieres es poseerlo. Te juro que te perdonaría —afirma, entre risas y llanto que me parten el corazón.

—No creas que estoy conforme con esto. Me ha tomado mi tiempo aceptar las cosas como son —el dolor en mi pecho es abrasador, me quema, quiero arrancarme el corazón para dejar de sentir, porque podré ser malvada, podré estar perturbada, pero mi corazón sigue estando intacto—. Yo quería volver a ti, Draco, quería estar contigo y criar a Darla juntos. Quería verla crecer, quería verte enfadado cuando se escabullera por las noches para ver a un chico, quería demasiadas cosas...

Se hace un silencio prolongado entre nosotros. Lo único que logro escuchar es su garganta, pasando saliva continuamente, su respiración lenta y el sonido de su pecho al elevarse.

—No me enfadaría —rompe el silencio—, simplemente lo quemaría vivo —me hace soltar una risotada y él me corresponde abrazándome—. Debo decirte algo —suena nervioso, volteo a verlo—. No sé lo que te dijo Axel sobre los ataques...

—Dijo que los tenías en mi ausencia, dijo que te ponías muy mal, que era urgente venir a verte —contesto ante su duda.

—Pues, no es sólo eso. He pasado los últimos cuatros años tratando de mantener a raya los asaltos que me propina mi cuerpo, efectivamente me dan si estás lejos de mí por mucho tiempo, pero el doctor acaba de informarme que se han vuelto más agresivos. Dijo que no creía poder seguir controlándolos, lo que significaría que podría morir.

»Aunque encontrases la manera de hacerme permanecer aquí, no tendré mucho tiempo. Eventualmente, tu ausencia me matará —tuerce la boca y mira por el ventanal. El sol comienza ponerse y la temperatura ha descendido drásticamente.

—¿Cuánto tiempo? —pienso en voz alta.

—Tal vez unos años. Considerando este tiempo solo, unos cinco, tal vez... No hay un dato exacto que lo corrobore.

Lo pienso por un momento y después vuelvo a mirarlo atentamente. Muerdo mi labio inferior con los dientes, cavilando en lo que Marcus me dijo después de encontrarme en el plano astral con Arax.

«—Deja de ser una gallina y ve a ver al dragón —me dijo.

—¿Y qué se supone que haga? ¿Lo perdono? ¿Tan fácil como eso? Se ha portado como un idiota, ha amenazado con quitarme a Darla y...

—Las palabras que decimos enfadados no siempre son las acertadas. No te digo que ahora lo considere un dulce caramelo, pero debes admitir que el gesto de las flores fue hermoso —expresó con las manos en las mejillas—. Yo me lo habría follado ahí mismo, entre las flores, sí...

—Eres un asco de persona, Marcus —concreté.

—Y tú sigues siendo una dulzura —me escupe, cual veneno, con una sonrisa bien ancha en los labios. Nada parecía molestar a este hombre

—Soy débil cuando estoy junto a él. A pesar de todo lo amo demasiado... —confesé.

—Dulzura, tienes poco tiempo por delante. Abre las piernas y deja que el dragón escarbe, porque ya debes tener civilizaciones avanzadas viviendo ahí abajo —hizo un gesto de asco y yo le propiné un golpe en el brazo.

DRÁGONO. El rey dragón © ¡YA A LA VENTA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora