El sol cae por el horizonte, el atardecer llega y mi corazón se acelera. Ha hecho mucho frío todo el día y no puedo más que pensar en las palabras de Draco: "Debes acostumbrarte al frío, preciosa, Goll es una tierra helada, sino llueve, está nevando, son pocos los días soleados", lo recordaba como si fuese ayer. Recordaba a la perfección la manera en que me veía. Cerraba los ojos y era como si estuviese aquí conmigo, asegurando que yo le pertenezco, de la misma manera en que él me pertenece.
Todavía podía escucharlo pronunciando un: «Yo soy tuyo y tú eres mía». Eran las mismas palabras que demostraban todo lo que éramos; pasión, fuego, amor. ¡Lo extraño tanto! Moría de ganas de correr hacia él y pedirle que me perdonara por lo que estaba a punto de hacer. Y es que cuando él no está mi mundo permanece en las tinieblas, porque él es el color de mi vida. Simplemente no me encuentro completa cuando no estamos juntos.
La habitación en donde nos encontrábamos era bastante amplia, de grandes columnas en espiral que se alzaban hasta el plafón, completamente blanca y bien decorada. Era impresionante estar en un lugar como este, lleno de lujos, lleno de objetos costosos. Mi casa en Lombar bien podría caber en dos cuartos iguales a estos. En mi percepción, esto era excesivo, pero no podía criticar algo que es completamente nuevo para mí, así que no hice ningún comentario al llegar aquí, me limité a dejarme guiar en las inmediaciones.
Edward había hecho que entráramos por una de las puertas traseras del palacio rojo, justo en el cambio de guardia. Al llegar no pude evitar impresionarme ante la majestuosidad del lugar, ante los colores y los espléndidos jardines elaborados por expertos. Era evidente por qué le decían «el palacio rojo» ya que estaba recubierto de una piedra roja que le daba ese aspecto estructural brillante, maravilloso. Era tan grande que parecía constar de varias hectáreas en la cima de una pendiente que casi flotaba por arriba de un río. No podía creer que alguien en toda su vida pudiese usar cada habitación dentro de este lugar y tampoco podía creer que perteneciera a mi esposo.
Marcus y yo logramos escabullirnos como un par de amigos que venían con Edward. Y como la gente es perspicaz y de inmediato atribuye complacencias obscenas a las personas, no dudo que pensaran que Edward gusta por la compañía de más de una persona en el acto sexual. Los cuchicheos eran evidentes al franquear los pasillos.
Ya había olvidado lo habladoras que pueden llegar a ser las personas del servicio en lugares de convivencia diaria.
Por mi parte iba cubierta por completo, no podía evidenciar quién era, todos parecían conocer mi rostro y eso hacía de esta misión algo sumamente complicado. Salir a las calles era irrelevante y las pocas veces que he estado lejos del hotel han sido por las noches.
Edward nos había llevado directamente a su habitación, en la espera de que Draco y Axel se fueran del palacio. Amber nos había dicho que ellos saldrían por la tarde con destino a Lombar y que no volverían hasta muy tarde, lo que nos daba el tiempo exacto para encontrar el portal sin ser detectados. Si alguien llegara a darse cuenta sería al día siguiente, demasiado tarde para encontrarnos rápidamente. Y si la suerte estaba de mi lado, para ese entonces habríamos encontrado el libro y todo esto habrá valido la pena.
He permanecido sentada en el suelo, meditando, con mis piernas cruzadas y elevando mi energía en un perímetro corto, necesito todo mi control y toda mi concentración para poder cumplir con la misión. No debíamos tener errores, no fallos. Salvaría a Draco, eso haría.
«Esto es por su bien, Elena», me repito incontables veces, tratando de convencerme de que esto es lo mejor para todos. Esto, de alguna manera le dará una ventaja frente a Arax. Yo era una debilidad y por desgracia tenía lo único que Arax deseaba poseer, por lo tanto, las soluciones no eran vastas. Tenía que ejercer un hechizo que lograra liberarlo de mí. Esa era la solución, la única.

ESTÁS LEYENDO
DRÁGONO. El rey dragón © ¡YA A LA VENTA!
RomanceDos amantes separados por el destino. Un rey herido. Una hechicera que es la debilidad de un dragón. Un reencuentro picante. Bienvenido al reino donde gobierna el dragón