CAPITULO 47 Elena

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Me siento peor que si hubiese bebido una docena de botellas de vino. El cuerpo me punza de dolor y la energía que corre por mis venas me llena de pensamientos sádicos a los que no quiero sucumbir. No son nada comparados a la sensación que tuve ayer, esa que me explotaba en el interior, que clamaba por hacer correr la sangre.

Cada partícula en mis manos está dolorida, mis hombros se sienten tensos y mi columna rechista al levantarme, como si de alguna manera necesitase de más tiempo para poder entrar en la condición de la normalidad.

«¿Te sientes mejor?» Pregunta Isa, con un déficit de preocupación que no le conocía.

—Relativamente, al menos ya no corro peligro de perder el control —«Dioses, siento mi boca muy seca».

«Lo que dijo ese hombre, me inquieta... la guerra debe estar cerca».

—También lo creo, Isa —me acerco al espejo. Ella está ahí parada, usurpando mi reflejo, aunque hace muchos años que no lo veo de esta manera. Isa era parte de mi vida y de alguna manera la quería. Ella era yo y yo era ella.

Toco el espejo con gran aflicción, recargando la mitad de mi cuerpo en él. La sensación es fría, pero no me interesa, lo que más deseo es sentir a mi propio ser, darle algo de paz, porque así como yo, Isa también lo necesita. Después de todo, era a su padre a quien teníamos que enfrentar, el ser que destruyo su felicidad, su tranquilidad y su posibilidad de ser madre.

»Todo va a estar bien, debemos encontrar la manera de hacerte volver al mundo de los dioses, Isa. Encontraré la manera de enviarte con Tristán, de esa forma Arax no podrá tenerte nunca y sin ti, no podrá tener inmunidad al fuego.

Ella me sonríe con congoja, haciendo que mi corazón se comprima como una ciruela ante el sol.

«Eso es imposible, Elena. A menos que desees morir... Fuiste elegida por los dioses desde el momento de tu concepción, era tu destino absorber mi esencia, así como fue mi decisión volver al mundo terrenal para enfrentarme a él nuevamente. Yo sabía a lo que venía, sabía qué era lo que sacrificaría».

Un hormigueo recorre mis brazos, el malestar corre hasta mi estómago en simples segundos. Soy consciente del significado de sus palabras; consciencia, sacrificio, decisión. Isadora sabía que un día tendríamos que enfrentarnos a él, ella sabe que su alma está perdida.

—Isa, yo...

Alguien entra por la puerta, ni siquiera tocan, haciendo que vire la cabeza en esa dirección de manera inmediata. Me sorprende que Isa no desaparezca, se mantiene firme en el espejo, observando la puerta. En instantes Draco aparece. Entra con su ropa de pijama, como si sólo hubiese salido a tomar aire. Sus ojos azules resplandecen al verme y su pecho se infla con lo que me parece creer que es orgullo, la sonrisa que esboza me lo confirma.

Se acerca a mí, con la vista clavada en mis ojos. Camina cual felino; elegante, astuto. Sus manos se posan en mi cintura y me atrae en un solo movimiento. La cabeza de inmediato me da vueltas y no puedo evitar temblar entre sus brazos. Supongo que este era el efecto de sentir el vínculo que nos ata, esta era la manera en que se manifestaba para conmigo.

—Hola, preciosa —pega su frente a la mía y acaricia mi nariz con la suya—. ¿Estás mejor?

—Eso creo... ¿Qué ha pasado? ¿Sabes algo de Axel o Marcus? ¿Pudieron obtener información? —Draco asiente, sin dejar de acariciarme con la nariz.

—Sí, preciosa, de hecho, necesito que me acompañes al palacio de justicia. He dado la orden de ejecutar a los traidores y quisiera hablar con ellos antes de que se lleve acabo su proceso, además, tengo que dictar sentencia yo mismo para que el verdugo intervenga —tuerce el gesto a un lado y por su expresión, me siento convencida de que esta es la parte que menos le gusta de ser rey. Por mi parte, hay miles de células que han brincado en regocijo, me gustaría verlo con mis propios ojos. Lo sé, es perverso, pero no podía darle la espalda a mi naturaleza por más que intentaba. Había despertado al demonio de mi ser y este jamás podría volver al mundo de los sueños.

DRÁGONO. El rey dragón © ¡YA A LA VENTA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora