CAPÍTULO 68 Axel

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La he escuchado llorar por tres días, su pena, su dolor están afectándome como nada en el mundo. No quiero alejarme, pero hay momentos en que debo hacerlo si no quiero sucumbir a mis instintos y devorar todo el dolor que siente.

Mi esposa, mi niña, esa mujer que me ha enseñado de muchas maneras lo que es amar a alguien incondicionalmente, ahora sufre; sufre mucho. No es para menos, perder a su hermano, al chico alegre que creció con ella, no es algo fácil de asimilar.

No le hemos informado a Clara Whensy de lo ocurrido, no creo que sea el momento y menos al tener ataques caleses constantes.

Lo que me intrigaba era el que su fuerza haya disminuido tan notablemente. Esa noche no parecía tener fin, no parecía poderse acabar, incluso me di el lujo de dudar de nuestra capacidad unos momentos, exactamente cuando vi al dragón azulado caer de los cielos para arremeter contra la muralla. En ese momento creía que todo se acabaría, que sería imposible acabar con ellos, pero bastó con que mi hermana demostrará una vez más que su poder es descomunal, devastador, haciendo que la tierra se abriese en dos, llevándose consigo todo rastro de aquellas herramientas de combate calesas y a sus adiestrados maquinistas. Eso fue suficiente para equilibrar la balanza y darnos oportunidad de defendernos de verdad, sin la amenaza que implicaba el que los dragones intentasen quebrantar su potencia.

Sabía que esa había sido la manera en que Ariana nos había demostrado su poder y que los pequeños ataques trataban de hacernos bajar la guardia, algo me decía que lo que nos esperaba era algo jamás antes visto y que sería imprescindible estar preparados para enfrentar lo que sea que esté coordinando la reina calesa.

—¿Mi niña? —llamo a la puerta, el llanto cesa de golpe, sabe cuánto me afecta la tristeza, cuánto hace que me duela la cabeza—. ¿Podría pasar?

—Claro... —a penas y pronuncia, en cuanto estoy en el interior de la habitación que se nos ha encomendado en la fortaleza, no puedo evitar llevar mis manos a mis sienes, sintiendo todo el peso, la carga emocional que lleva mi esposa sobre sus hombros.

—Disculpa, no logro controlarlo —su pesar es palpable.

—No te estoy pidiendo que lo hagas, es más, lo entiendo, no puedo pedirte que dejes de estar triste, no cuando lo de Ed es tan reciente. Yo mismo sé que la muerte de un ser que amas no es superable, aprendes a vivir con ello, sigues tu vida y los recuerdas como lo que fueron, personas maravillosas que nos otorgaron miles de sonrisas.

Los ojos se le llenan de lágrimas y esquiva mi mirada.

La acuno, usando mis brazos para atraerla a mi regazo, posteriormente me dejo caer en la cama, resguardando su cuerpo calientito con mi pecho, libero algo de mi magia, la suficiente como para calmarla, como para permitirle dormir en paz sin tener que llenarse de recuerdos horribles.

Su mente permanece en blanco, tanto que yo mismo puedo caer en mi propio sueño.

El viento me mueve el cabello, puedo ver mis rizos rojizos ondeando sobre mi frente. Estoy recostado de espaldas en un pasto completamente verde, sobre un sendero elevado que filtra la brisa marina que se pliega por las rocas ante las rupturas del agua.

El ambiente es ligero, es apacible.

Me hace sentir en paz.

—No deberías estar tan relajado —pronuncia una voz que sólo se ha presentado ante mí en un sueño hace más de un año. Su cales es fluido, como los más antiguos.

—¿Isadora? —me pongo de pie de un salto, topando de frente con una mujer de larga cabellera negra, complexión delgada, ojos verdes y mejillas sonrosadas, pómulos pronunciados, piel aperlada. Era hermosa, una divinidad encarnada.

Esta era la primera vez que veía la forma real de Isadora, al menos eso suponía, que este sería su verdadero aspecto si tuviese de frente el cuerpo presente de la antigua reina gollense.

—¿Sigues teniendo miedo? —pregunta, con la ceja oscura elevada, una pequeña arruga se cimbra en su frente.

—Creo que ahora tengo más —confieso.

—Es una pena, ya que creo que tú eres la clave... —la voz se le disuelve en los aires.

—¿De qué hablas? —la confusión se tiñe en mi pregunta.

—Alguna vez te dije que la unión hará que el tirano caiga, pues... eso te involucra directamente —explica, como si yo pudiese entender a la perfección lo que intenta decir.

—No comprendo.

—Ya comprenderás... —se diluye, su voz se pierde—. Sólo diré que me alegro de que al fin aceptases lo que eres en verdad, un manipulador mental...

—Yo... —titubeo, no puedo evitarlo, siento vergüenza porque ella sepa lo que hice con Amber.

—Lo eres, admite lo que eres.

—No lo hice de mala fe. La quiero; quiero a Amber, quería evitarle un sufrimiento incensario —me justifico.

—Nadie te está cuestionando, mortal, yo más que nadie estoy interesada en que súcubas a tus instintos, tal vez seas la clave, tal vez no lo seas, pero puedo decirte que el poder que portas es impresionante. Podrías hacer aparecer en un lugar a un individuo sin siquiera moverlo del sitio mismo. Si así lo quisieses, podrías controlar TODO. Es un don poderoso, peligroso. La mente es el órgano más susceptible a ser engañado. Eres el maestro del engaño, mortal... Eres extraordinario...

No entendía nada, absolutamente nada.

—Por favor, explícame. No te vayas dejándome así, no de nuevo —imploro.

—Tal vez, sólo tal vez, estoy sugiriendo que uses ese control mental para engañar al tirano, para acomodar el juego a nuestro favor... —dice, antes de desaparecer por completo y dejarme tan enredado como al principio de nuestra conversación.

«¿Qué mierda significaba eso?»

Después de ese sueño me tomó mucho tiempo poder volver a concebir el sueño, a pesar de tener el cuerpo cálido de Keira a mi lado, a pesar de sentirme envuelto en su aroma y en su paz, misma que yo le otorgué.

Ya no pude cerrar los ojos en toda la noche y no podría hacerlo las noches siguientes sin entender lo que Isadora me había intentado decir.


...


Capítulo pequeño, pero muy importante!!! 😩 Por otro lado tengo la depresión de haberle leído el capítulo anterior nuevamente. No me linchen!!!!

DRÁGONO. El rey dragón © ¡YA A LA VENTA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora