SEIS

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Su madre se despidió dándole un beso en su cabeza. Sus lágrimas amenazaban con salir y su corazón dolía cada vez que su hijo pasaba por una de estas crisis.

Esos días que duraban sus crisis, se las pasaba en su cama, hecho un ovillo mirando por la ventana a un punto fijo, se negaba hablar, se negaba a comer. Su madre debía conformarse con sólo notar que respiraba para saber que aún seguía allí con ella.

"No iré a clases." fue el único mensaje que escribió para su amigo, para que luego su celular se perdiera entre sus sábanas sin siquiera importarle.

Lo único que pasaba por su mente en esos días, era pensar por qué seguía ahí. Quería desaparecer.

Lloraba cada vez que algo dentro suyo le decía que necesitaba volver a oír la voz de su profesor. Cada vez temblaba más y ya no podía soportarlo.

Su madre casi cae de espaldas cuando lo vió entrar a la cocina con el uniforme del colegio, el viernes por la mañana.

-H-Hijo... Estaba por llevarte el desayuno.- No podía ocultar su sorpresa.
La señora Lee llevaba todas las mañanas el desayuno a su hijo, aún sabiendo que al regresar a casa lo encontraría intacto.

-Iré a clases. - Habló con un tono bajo pero con su característica voz dulce.

Su madre se alegraba de escucharlo luego de tantos días. Además de estar sorprendida por el repentino cambio de su hijo. -E-Está bien, desayuna y te llevaré. Voy a avisarle a mi jefe que llegaré unos minutos tardes.

Minho tomó un sorbo de té, intentando controlar sus nervios para que su madre no lo notara y lo hiciera volver a la cama.

Chocó con un cuerpo al entrar al salón y se sorprendió cuando éste lo abrazó fuerte y cálidamente.

-Perdón, me alegra mucho verte.- La sonrisa del chico frente a él logró hacerlo sentir más tranquilo y se sintió mal al haberlo ignorado durante días.

-También me alegra verte, Jae.-

Su cabeza giró involuntariamente a ver el banco de Lee en cuanto entró al salón y soltó un suspiro que al parecer llevaba días aguantando cuando lo vió ocupándolo

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Su cabeza giró involuntariamente a ver el banco de Lee en cuanto entró al salón y soltó un suspiro que al parecer llevaba días aguantando cuando lo vió ocupándolo.
Estaba hablando con Ungjae, quién ya había vuelto a acercar su banco.
La clase fue más tranquila esta vez, y no podía esperar a que la campana sonara.
En cuanto lo hizo, vió como se despedía de Ungjae con su mano, y supo entonces que no iba a huir.

Chan no iba a presionarlo, así que mantuvo la calma y empezó a guardar sus cosas, levantó la vista y se encontró con el muchacho parado frente a él. Éste mantenía la cabeza gacha y jugaba con sus manos algo nervioso. Notó también el temblor en su cuerpo, pero no dijo nada hasta saber si Lee diría algo o no.

-Lamento no venir el lunes.- dijo con voz apenas audible.

-Tampoco el miércoles- Bromeó Chan para romper un poco la tensión del ambiente.
Cuando Minho levantó la vista y supo que no lo decía en serio, también sonrió y así Chan, al ver como relajaba sus hombros, supo que lo había logrado.
-¿Tienes algún compromiso ahora, Minho?-

El nombrado se sorprendió un poco, y negó algo dubitativo.

-¿Quieres que vayamos a almorzar? Yo invito.-

Minho no tenía más dinero que el del autobús, y se sentía mal al hacer que su profesor gastara, sin embargo su impulso lo obligó a aceptar de inmediato. -Está bien.-

A Chan le agradaba la voz de Minho, intentó recordar si alguna vez había oído una similar, con esa misma dulzura y tranquilidad. Pero no. La voz de Minho era única.
Minho era único.

INSOMNIA [MINCHAN-BANGINHO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora