TREINTA Y SIETE.

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Tres semanas.
Tres semanas que no lo veía por ningún lado.
Y aunque quisiera hacer de cuenta que no le importaba y convencerse de que era mejor así, el sentimiento de preocupación estaba presente en algún rincón de su ser.

No asistió a dictar ninguna de sus clases. Lo único que sabía era que estaba enfermo, eso les había dicho el director Kim el primer día que desapareció, luego de haber querido hablar con él.
Recordar ese momento le apretaba el nudo en su estómago. Había pasado por alto lo pálido que se veía, a pesar de que su piel ya lo era, las ojeras oscuras bajo sus ojos y cómo se sostenía de la pared para no perder la compostura.

Bebió un trago de su bebida para dispersar esos recuerdos y ésta raspó su garganta haciéndola arder, debido a lo contraída y seca que estaba.

-¿Y Minmin? ¿Vas?- Preguntó Ungjae sacándolo de su burbuja.

-Hoy no chicos, lo siento. Quiero... necesito estar solo.-

Ambos suspiraron y aceptaron. Días atrás supieron que no debían insistirle. Había comenzado a gritarles y estuvo a punto de empujar a Ungjae de no ser que se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Luego de eso había llorado y pedido perdón de todas las maneras posibles, a pesar de que Na se había cansado de decirle que no estaba enojado y no debía pedirle perdón siendo que ellos lo habían estado presionando.

-Está bien Minni, llámanos si necesitas algo.- Le sonrió Felix mientras le daba golpecitos a su hombro.

Una vez que los vio desaparecer, decidió salir y optar por ir caminando hasta su casa. Mientras más aire puro respirara, calmaría un poco el huracán que sentía dentro.

-¿Minho?- Esa voz lo hizo detener en seco y tembló un poco. Pero no se volteó. -Minho necesito.. ¿puedo hablar contigo?-

Minho se volteó y soltó una risa amarga. -No.- Fue lo único que dijo para luego seguir su camino. Mas no pudo.

-Minho por favor escúchame. Déjame que te explique y luego me voy. No volverás a verme nunca más, lo juro.-

Y Minho quiso negarse. ¡Dios! Sí que quiso. Pero necesitaba respuestas o iba a volverse loco.

-Cinco minutos.- Masculló.

-Está bien.- Aceptó.

Se sentía demasiado pequeño en esa silla frente a él, pero luchó con todas sus fuerzas por mantener la compostura y no mostrarse débil

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Se sentía demasiado pequeño en esa silla frente a él, pero luchó con todas sus fuerzas por mantener la compostura y no mostrarse débil.

-Pide algo, yo invito.-

-No quiero nada.- Escupió sin rodeos.

El otro suspiró y aceptó, recibiendo sólo un vaso con jugo que la mesera trajo a su mesa minutos después.

-Nos conocimos cuando se mudó aquí.- Comenzó. Minho sólo chasqueó su lengua dándose cuenta que tendría que aguantar toda la historia. El contrario tragó un poco incómodo pero continuó. -Se veía un poco aturdido, así que me acerqué para saber si necesitaba ayuda. Me dijo que era nuevo en la universidad y que acababa de mudarse de Australia, aunque mudarse era una manera de decir, porque no tenía a dónde. Pensó que conseguiría una habitación en el campus pero todas estaban ocupadas. Pudo quedarse una semana en una prestada, hasta que el alumno, quien iba a años superiores, regresara. En esa semana nos conocimos y me fue imposible no ofrecerle ayuda. Era una persona adorable y amable. Hablé con mi mamá para que dejara que se quedara en casa y ella aceptó.
Con el paso del tiempo más aspectos de él me fascinaban. Su inocencia, su manera de ver la vida, su valentía.
Y... caí por él como cualquier persona que lo conoce
Pero había algo que siempre me diferenció y diferencia de él, y es que yo no soy valiente. Nunca lo fuí.
Era difícil para mí en ese entonces salir del clóset, me asustaba lastimar a mi madre, ella estaba enferma y si se enteraba de algo tan fuerte como eso... creí que podría llegar a matarla.- Tomó un respiro antes de continuar. -Nuestra familia siempre tuvo una buena imagen y posición en la sociedad, durante generaciones.
Crecí teniendo en cuenta que cuando fuera mayor debía hacerme cargo de algunos negocios, conseguir una buena esposa que me diera hijos, quienes seguirían con esta interminable cadena en el futuro.
Pero llegó él, y me mostró un lado de la vida que no conocía. Un lado completamente maravilloso pero que me daba mucho miedo.
Un día me confesó sus sentimientos y nos besamos por primera vez. Fue lo mejor que me pasó en la vida. Supe entonces que me había enamorado y abrí una pequeña puerta para él.
Sin embargo al volver a casa me encontré con que mi madre había tenido una recaída.

Tuvimos que ir al extranjero para su tratamiento. Ese suceso me movilizó tanto que me hizo retractar de todo.
Pensaba que si seguía en el camino correcto ella se salvaría.
Así que sólo le envié un mensaje diciendo que me había equivocado y no era lo que quería para mi vida. Que yo no era así y no quería estar con él.
Fui un idiota al creer que algo como mi honrada heterosexualidad salvaría a mi madre, pero era muy joven para entender que esa no era la solución.
Lo herí. Sus amigos me odian por eso.
Hyunsik me golpeó cuando dos años después regresé y quise verlo, me dijo que había sufrido demasiado y lo seguía haciendo, pero que estaba poco a poco saliendo adelante, por eso si me acercaba no tendría compasión. Volví a irme luego de eso y no volví hasta ahora.-

-¿Por qué me cuentas todo esto?- Preguntó impaciente no sabiendo a dónde quería llegar.

-Nunca le conté esta verdad a nadie Minho.
Nadie sabía que mi madre estaba enferma y cual fue la verdadera razón de mi partida. No estaba en mis planes volver a encontrarme con Chan, sin embargo coincidimos esa noche en el bar.
La razón por la que él me recibió tan bien a pesar de todo el mal que le hice, fue porque antes de volver a irme luego de las amenazas de Hyunsik, encontré la manera de hacerle llegar una carta contándole la verdad. Disculpándome y pidiéndole que por favor siguiera su vida. Y lo hizo. Te encontró, se enamoró y sanaste su corazón.
Y como siempre arruiné todo. Quise volver a ser su amigo pero me di cuenta que no podía hacerlo porque mi corazón seguía latiendo desenfrenadamente por él. Pero el suyo ya latía por alguien más.
Me emborraché y los celos y la envidia se salieron de control.
Él estaba hablándome de lo mucho que te ama, de las millones de cosas hermosas que le hacés sentir, y no pude soportarlo, mis sentidos estaban alterados así que sólo lo besé.. sin su consentimiento.
Sus amigos me odian aún más ahora, incluído Mark, a quien no conocía. No me deja acercarme, no me deja disculparme. Sólo dijo que lo dejara en paz, que está enfermo y necesita estar tranquilo.
Por eso vine a buscarte, aceptando las consecuencias, aceptando que me insultes o golpees, lo que sea.
Pero Minho, te lo pedí una vez.
Chan está así otra vez por mi culpa y sólo tú puedes sanarlo. Como ya lo hiciste antes. No lo... no lo dejes. No sé qué podría pasar si vuelve a quedar solo.- Concluyó con lágrimas en los ojos.

Minho sólo lo observó atónito mientras los nudos de su garganta y estómago se intensificaban.

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Holaa💖 ¿cómo están?

Este capítulo y los que vienen son los que más disfruté escribiendo, así que espero que lo disfruten también y esperen a lo que viene.

Hace unos capítulos atrás les comenté que tenía en mente una historia Hyunlix y comencé a escribirla. Díganme si quieren que suba el prólogo para que vayan sabiendo un poco de ella y puedan estar al pendiente. No estoy segura si comenzaré a actualizar en cuanto termine con Insomnia, o hacerlo a la par. Todo dependerá de lo que se vaya dando😂

En fin, eso es todo por hoy. Como siempre, gracias por leer y por el amor que le dan. Les quiero 💖

INSOMNIA [MINCHAN-BANGINHO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora