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-Roy, dime... ¿conoces a Emilio?

-Bueno, no sé si sea el mismo –Joaquín alzó una ceja y se volvió a sentar junto a él pidiéndole que prosiguiera –El Emilio que yo conozco, tendrá 25 años, está casado y su madre está enferma, es licenciado en administración y tiene una especialidad en informática.

-Pues, sí tiene 25 años –suspiró –Su esposa, pues ya sabes. Su madre murió de una enfermedad... ¡¿y sí es el mismo?!

- ¿Y no tienes una foto? Lo reconocería de inmediato –Joaquín se quedó pensando, no la tenía la única estaba en manos de Mauricio, pero Talia era quién la había conseguido. Le sonrió entusiasmado y ambos salieron de la cabaña a prisa en busca de la foto de Emilio Marcos.

Al entrar a la casa grande preguntaron por Mauricio, pero no sabían dónde estaba. Entonces, Joaquín llevó a Roy hasta el despacho y ahí encontraron a Talia trabajando en el pequeño escritorio en la oficina de Mau.

-Talia, ¿tienes la foto de Emilio? –soltó rápidamente el castaño sorprendiendo a Talia, ella asintió sonriente, pero no se movió –Talia, ¿me la das?

-Ah, cierto –se rio nerviosa y sacó del archivero una carpeta con la foto impresa. Joaquín la tomó de inmediato y se la enseñó a Roy.

-Es él –Joaquín lo miró sorprendido; por su parte el moreno se sentía extraño asegurando que el hombre de la foto era Emilio, cuando sabía que era su primo Alan –Estoy cien por ciento seguro, es Emilio.

En ese momento, Mauricio entró a la oficina sorprendiéndose de ver a tanta gente ahí, preguntó que estaban haciendo, pero parecía que nadie le había prestado atención.

-Joaquín, discúlpame –lo miró a los ojos –Pero este no es el hombre cruel y despiadado que he escuchado que es, que lo busca la policía, es ridículo. Emilio es una de las personas más buenas y nobles, yo metería las manos al fuego por él.

- ¿Qué estás diciendo? –soltó molesto Mau alzando mucho más la voz – ¿Cómo puedes decir eso?

-Porque yo lo conozco –Roy miró serio a Mauricio, no se suponía que él escucharía, pero le alegraba que así fuera. Regresó la mirada a Joaquín, ya que así sabría que estaba diciendo la verdad –Emilio salvó mi vida, yo le debo mucho y es una de las personas que yo más admiro, quiero y respeto.

-Es que así... -Joaquín sonrió de oreja a oreja –Así me imaginaba a Emilio, como un buen hombre.

- ¿C-cómo lo conociste? –Mau interrumpió sintiéndose muy nervioso.

-Yo hice, en Argentina, un libro sobre redes sociales. Emilio me asistió en la investigación con su empresa, pero descubrimos que ese lugar se dedicaba al secuestro y abuso de menores. Entre los dos los denunciamos y nos amenazaron de muerte. Fue Emilio, quien sacrificó su vida por mí y me ayudó a salir del país a salvo. Yo les puedo asegurar que Emilio es un chico valiente y solidario.

- ¡Convivieron muchísimo! –el castaño sentía que no podría con la euforia –Entonces, lo conoces bien. No es el tipo sin escrúpulos que nos dijeron que era.

-No, no sólo lo dijeron, Joaquín. Hay evidencias de que es un criminal y por eso fue a la cárcel –Mau se sentía nervioso por todo lo que estaba ocurriendo, la presión en su pecho y el malestar en su corazón crecían –A lo mejor de cuando tu amigo lo conoció algo cambió y ahora es un asesino.

-No, no lo creo –bufó Roy –Perdón, pero aquí hay algo muy raro. Yo conocí a Emilio y a María; él adoraba a su esposa, con decirles que María era judía y Emilio cambió de religión para poder casarse con ella, ¿por qué la iba a matar?

"La Chula" -AU EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora