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Ale acababa de llegar al rancho aquella mañana. Si bien, no había dejado de hablar con Joaquín vía telefónica, le había costado un poco de trabajo encontrarlo en el rancho. Joaquín se estaba refugiando mucho en el trabajo, aunque no estuviera concentrado completamente. El día anterior, se había lastimado intentando inyectar a uno de los caballos y Diego tuvo que hacerlo por él.

-Ayer vine, pero no estabas -decía Ale mientras ella y Joaquín tomaban asiento en la cama.

-Sí, Alex me pidió que le ayudara con su nueva casa. -Ale lo miró sorprendida -Solo viene a darme un pretexto para salir del rancho un poco. Créeme que me está costando trabajo estar aquí. Las noches son lo peor.

-Si me imagino -decía mientras lo tomaba de la mano -Todo va a estar bien. ¿Has hablado con Emilio?

-Más bien, he peleado con Emilio -Ale ladeó la cabeza preocupada -Se puso celoso de Alex y bueno...el que yo me arda en celos tampoco ayuda mucho.

-Bueno es que no es una situación fácil para ninguno. -Joaquín asintió con la mirada perdida.

-Es que...aunque él me diga que nuestro amor es invencible...yo no estoy tan seguro -se encogió de hombros.

-Pero lo es. Su amor es muy fuerte.

- ¿Y el de ellos qué? -soltó un poco fastidiado -Ale, ellos también se juraron el mismo amor y, seamos sinceros; si María nunca hubiera "muerto", Emilio y yo nunca tendríamos este amor.

-Eso no lo sabes y no es justo que lo pienses. No te hagas este daño. Espera a hablar con él.

***

- ¿La computadora? -Diego se encontraba en su habitación cambiándose los zapatos cuando recibió la llamada de Emilio. - ¿Dónde la tienes?

-Está en la cabaña de Joaco -hablaba a escondidas en el baño de la casa -Debería estar en el escritorio. Es completamente negra.

-Ok y la llevo a casa de Ale, ¿cierto?

-Por favor. Es muy importante y no confío en el rancho con Epigmenio ahí. Por las prisas olvidé traérmela y de veras que necesito la información ahí dentro. Quizá Serena pueda traérmela cuando venga a Argentina.

-Bueno, yo me comprometo a entregar sana y salva esa computadora.

-Y con discreción, Diego. Que nadie sepa qué es ni para qué.

-Cuenta con eso. Y... ¿cómo estás? -dijo en un tono un poco más tranquilo -No te ofendas, hermano, pero no te escuchas muy bien.

-No estoy del todo bien. -suspiró -Esto se está complicando un poco. Aun no le he podido contar toda la verdad a María y ella, bueno, ya se dio cuenta de que estoy ausente...

-Debe ser difícil...

- ¿Cómo está Joaquín? -soltó un poco nervioso -No he podido hablar bien con él.

-Está bien. No te voy a mentir, si se ve triste, pero ya lo conoces. Es un chico fuerte. Ale aquí ha estado, también el joven Zarate.

-Ah, sí Alex... -soltó molesto -Oye, ¿y Epigmenio?

-He estado cerca de Joaco y me he mantenido al pendiente como me pediste. Pero Epigmenio ha estado tranquilo, casi no se le ha acercado a Joaco, aunque intenciones sí ha tenido.

-Me inquieta que aun no haya intentado nada. Se supone que el contrato del rancho sigue vigente.

-Pues seguiré al pendiente. Tampoco hemos sabido nada de la Mariscal; ella es peligrosa.

"La Chula" -AU EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora