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Entrada la tarde, Joaquín ya se encontraba comiendo junto a su hermana y Diego en el jardín. Habían tenido días demasiado difíciles y lo único que querían eran despejarse un poco. Se permitió reír con su hermana quien, había decidido no regresar a la capital en un tiempo próximo. Parecía que, en el minuto en el que salía del rancho, una nueva desgracia aparecía y ya no quería dejar solo a su hermano.

-Joaquín, perdón por interrumpirte -dijo Pablo entrando en el jardín. -Tengo el reporte listo. Sé que estás ocupado, pero dijiste que urgía.

-Y si urge. -asintió y se levantó de la mesa -Por favor toma asiento, ¿ya comiste?

-Sí, comí con Talia hace rato -Joaquín le sonrió y Pablo se sentó para mostrarle los papeles. -Mira, encontré el valor de las vacunas y esto es lo que cuesta.

-Dios, Emilio y María gastaron muchísimo dinero. -Pablo asintió -Esto sin contar con los gastos del avión privado.

-Aquí también te puse lo de las multas que tuvimos que pagar y esto es lo de los caballos de AltaVista. -decía extendiéndole otra hoja.

-Esto es la suma, ¿cierto? -Pablo asintió -Y me supongo que no tenemos para liquidar todo ahora -Pablo negó con pesar. -Ok, pues voy a pedir un préstamo, entonces.

-Perdón, chicos -la voz de Epigmenio sobresaltó a todos los presentes -Lamento interrumpirlos, pero alcancé a escuchar un poco y Joaquín, yo puedo darte el dinero que necesitas.

-No, muchas gracias, Epigmenio -soltó Joaquín serio e intercambio una mirada incómoda con su hermana. -Pediré un préstamo al banco.

-Joaquín, ¿para qué pedir el préstamo al banco? -le sonrió -Yo te puedo financiar, incluso, si te sientes más cómodo, podemos firmar pagares, poniendo el racho como garantía y listo. -Joaquín rio sarcásticamente -Yo, a diferencia del banco, no te cobraría ni un centavo.

-Me queda claro, pero yo sí prefiero pagarle al banco lo que sea que darte en garantía a ti La Chula. -lo miró molesto y Epigmenio se encogió de hombros.

-Entonces no me des nada en garantía -le sonrió -Yo solo quiero ayudarte y apoyarte en todo.

-Y yo solo quiero que te mantengas al margen como te lo he pedido siempre. Vamos, Pablo -ambos chicos se levantaron dispuestos a irse al despacho y Epigmenio no tuvo más remedio que retirarse sintiéndose frustrado.

Te vas a arrepentir de haberme rechazado tantas veces, Joaquín. Al final, no te quedará alternativa alguna.

Camino al despacho, se encontraron con Emilio con su hija en brazos y María sentada en el amplio sofá de la sala, Joaquín sonrió levemente al verla con un mejor semblante. Pablo se adelantó al despacho, ya que se había dado cuenta de la incómoda situación. 

-María, ¿cómo te sientes? -le sonrió Joaquín. -Me alegra que ya tengas más energías y salieras del cuarto.

-Sí me siento mucho mejor, ya necesitaba salir de la habitación -le devolvió la sonrisa y Emilio los miraba un poco tenso. -Tenía ganas de conocer más el rancho.

- ¿Te parece si en los siguientes días te preparo un recorrido? -María sonrió ampliamente y abrió muchos los ojos -Hay mucho que ver aquí.

-No lo dudo; si te tomaré la palabra. Gracias, Joaquín.

-Por cierto, ya que tengo chance de hablar contigo -se sentó junto a ella y Emilio tomó el sillón de enfrente como asiento. Al parecer, ambos estaban haciendo un esfuerzo por ignorarlo - ¿Crees que puedas pasarme tu número de cuenta para depositarte?

- ¿Depositarme? -la miró extrañado -No entiendo.

-Bueno, exactamente no sé cuanto sea, pero Pablo me hizo el favor de estimar el precio de las vacunas. -comenzó a explicarle un tanto acelerado, se sentía apenado con ella -Mira, en este momento no te puedo pagar todo, pero si me aguantas, te lo puedo pagar poquito a poquito. Claro con intereses.

"La Chula" -AU EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora