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Joaquín se encontraba en la sala de la casa grande para hablar con Santiago. Habían pasado un buen rato hablando de su recuperación y su madre hacía mucho énfasis en la fortaleza que el pequeño mostró ante una situación tan complicada, no sólo física, sino también emocional, puesto que Joaquín lucía cada vez más radiante y feliz.

-Bueno, Joaquín a lo que vine -el licenciado le había entregado un sobre amarillo con los papeles de su testamento -Me da gusto que quieras hacer esto; siempre es bueno tener un seguro para cualquier cosa que pueda ocurrir.

-Si, lo sé -miró a su madre -La verdad es que, si algo malo hubiera pasado pues, mi hermana y mi madre se las verían negras, sobretodo por como está la sitaución del rancho; además de que seguramente Mauricio se hubiera aprovechado de la situación.

-Pues entonces, revísalo, lo que quieras cambiar, lo cambiamos. Si tienes dudas, pues aquí estoy.

-La verdad está bastante bien -decía mientras leía los detalles -Si yo llego a faltar, todo pasaría a manos de mi madre y de mi hermana. Sólo que, quisiera que agregaras que, si yo me vuelvo a casar, una parte sería para mi hermana y mi madre, pero otra también para mi esposo y pues...si tengo hijos, también, ¿no?

La sonrisa en Joaquín era imposible de ocultar, la idea de compartir su vida a lado de Aristóteles lo emocionaba a sobremanera y la posibilidad de formar una familia junto a él, lo llenaba de mucha alegría. 

-Vaya...ahora si me sorprendiste, hijo -sonrió Elizabeth mirando a su pequeño tan contento -Ya hasta ánimo tienes de volverte a casarte.

-Sí, sólo que ahora me guiaré por mi corazón -sonrió -Para no volverme a equivocar.

-Será como tú quieras, Joaquín -el licenciado se levantó y acomodó todos los papeles -Puedo hacer las modificaciones y traerles el acta original para que la firmen... ¿pasado mañana?

-Ay, pasado mañana, yo no puedo -soltó Elizabeth apenada y Joaquín la miró extrañado -Es que, no te vayas a enojar, Joaquín. Epigmenio tiene que hacer unos negocios en Valle de Bravo y, cuando le comenté que nunca he ido, pues me invitó para enseñarme por allá.

-Ah, ya con viajecitos y todo -Joaquín miró a su madre con la ceja alzada - ¿Estás segura que quieres ir?

-Sí... ¿estás molesto?

-No, sólo sorprendido -la tomó de sus manos -Sólo...cuídate, ¿sí, mami?

***

- ¡Ale! -Roy se encontraba trabajando en la sala de la casa, cuando algo en su computadora lo hizo sorprenderse -Tienes que venir a ver esto.

- ¿Qué pasa? -la chica salió de la cocina alarmada por el tono de preocupación que tenía su moreno amigo.

-Emilio acaba de recibir un correo -la miró serio -Es de Epigmenio Ramos.

"Emilio Marcos,

Tu no me conoces, pero querrás hacerlo, ya que yo soy el pasaporte a la libertad y a una mejor vida. Sé que eres el dueño de La Chula y, por tu situación, no has podido tomar posesión, ni podrás hacer uso de ella al ser prófugo de la justicia. Yo soy tu mejor opción.

Reunámonos el próximo sábado; si sabes lo que te conviene, no dudarás en hacerlo porque tu vida corre peligro y el de tu primo Joaquín también. He descubierto quien quiere hacerles daño.

Mi única intención es ayudarte a resolver de una vez por todas este asunto. Por favor, no veas a Joaquín como lo tenías planeado antes de hablar conmigo. Primero escúchame y luego toma la decisión que más te convenga."

"La Chula" -AU EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora