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Al día siguiente, las cosas estaban extrañamente tranquilas; había mucho trabajo y eso le sirvió a Joaquín para distraerse de todos los problemas que tenía delante. Emilio también trabajaba junto a él y era impresionante lo rápido que se habían acoplado el uno con el otro; había demasiada armonía entre los dos y el trabajo era más fluido.

Caída la tarde, ahora eran Elizabeth y Epigmenio, los que preferían comer en otro lado y no soportar la presencia de Emilio, mucho menos la felicidad que irradia Joaquín junto a él y su hermana. Comían tranquilamente, a gusto y con muchas risas; querían que toda esa felicidad se mantuviera por siempre, tenía tanto tiempo que en esa casa no se escuchaban risas así.

-Emilio... -Piedad se había acercado al chico rizado con cuidado, lamentándose el terminar con esa aura alegre -Perdón, pero afuera está el comandante preguntando por el niño Joaquín.

- ¿El comandante? -regresó a ver a Joaquín y él alzó los hombros confundido -Dile que pase a la sala, Piedad, en seguida vamos.

-Muy bien -la mujer desapareció y los chicos tomaron un poco de agua antes de levantarse para atender al comandante en la sala. Renata también se unió a ellos, porque también quería saber cual era el asunto por el cual aquel hombre había ido.

-Comandante, buenas tardes -dijo Joaquín amablemente invitándolo a tomar asiento, a lo que el hombre negó.

-Buenas tardes, joven Joaquín, disculpe si lo molesté a mitad de sus alimentos. -el chico negó sonriendo. -Es mi deber informarle sobre los últimos acontecimientos con respecto a su caso.

-Me parece muy bien, ¿Mauricio ya declaró? -el rizado se quedó cerca de Joaquín, porque no le agradaba la expresión del policía ante su pregunta.

-Lamentablemente no. Mauricio Mariscal, acaba de morir hace unas horas debido a un paro cardiaco -Joaquín sintió que había perdido el equilibrio por un instante; cerró los ojos con fuerza y sintió los brazos de Emilio envolviéndolo en un abrazo fuerte. -Los médicos no pudieron hacer nada, fue una muerte rápida.

-Y... ¿Marijo ya lo sabe...? -preguntó el rizado con su gesto serio.

-Sí, la señorita Mariscal no se ha despegado del hospital y fue la primera en recibir la noticia.

-Es lamentable que la vida de Mau haya terminado en esas condiciones -decía Renata acercándose a su hermano para tomarlo de la mano.

-Bueno, por el momento me retiro. En cuanto tengamos más noticias le notificaré -tanto el rizado como Joaquín asintieron levemente -Por cierto, señor Córcega, no sabía que ya estaba de regreso; nunca rindió su declaración con respecto a su atentado por parte de León, le pido que lo haga a la brevedad, es importante.

-Sí...claro, mañana mismo iré a la delegación -el hombre le sonrió y se despidió también de Renata para salir de ahí.

Joaquín no podía creer la noticia, por un lado, se sentía tranquilo porque la vida de Mauricio sería demasiado difícil y cruel dadas sus condiciones en la cárcel. Había tenido ganas de verlo en el hospital, pero no se atrevió y ahora lo lamentaba mucho. Justo, Santi iba llegando al lugar, precisamente para comentar algunas cosas con respecto a la sesión y se heló al escuchar sobre la muerte de Mauricio.

Todos se sentaron en la sala y Emilio no dejaba de abrazar a Joaquín que se había quedado muy callado ante la situación.

-Así que está muerto -Santi negaba con la cabeza sin poder creerlo - ¿Saben si alcanzó a poner su huella en los documentos?

-No sabía que sí se los había dado -respondió Emilio y Joaquín miraba a ambos hombres siguiendo la conversación.

-Se los hice llegar con el comandante, él me dijo que se los dejó, pero que no tuvo respuesta de su parte.

"La Chula" -AU EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora