Masie comía leche con cereales sentada en la encimera de la cocina mientras yo lavaba los platos de la cena de la noche anterior.
Estaba hablándome de un actor que a ambas nos gustaba mucho, contándome cosas de su vida amorosa y de su carrera profesional. Yo no le prestaba mucha atención porque, la verdad, sabía que jamás le conocería y tampoco me importaba mucho la vida de un famoso.
-Te lo juro, Alessa, si algún día me encuentro con Harley Fox me desmayo allí mismo -decía ella con la boca llena de cereales.
Puse los ojos en blanco y continué fregando.
-Es una persona normal y corriente, Masie. No es para tanto -declaré con voz monótona.
-Pero ¿le has visto? ¡Está para comérselo con patatas!
-¿Qué hay del tipo que conociste en el hospital? -le pregunté con las cejas alzadas. Masie debía reconocer que tenía un problema con los hombres.
-Él también está muy bueno -dijo, y volvió a llenarse la boca de cereales-. La única diferencia es que uno es más accesible que el otro.
-Querrás decir que uno de ellos no es accesible -corregí enfatizando el "no".
Masie me miró como si pudiera apuñalarme con los ojos y luego meneo su corta melena con un movimiento de mano.
-Bueno, ya está bien de hablar de mí -se quejó-. ¿Estás nerviosa por tu cita?
-No es una cita -repliqué recordando que dentro de poco iba a comer con Jason.
Mi amiga alzó una ceja sonriente.
-¿Ah, no? ¿Entonces cómo se le llama a cuando dos personas salen por ahí a solas?
-Eh..., ¿ir a pasar el rato? -contesté, aunque sabía que esa no era una buena respuesta.
-Sí, ya... pasar el rato -sonrió con malicia-. Reconoce que Jason está bueno.
-No lo niego, Masie, pero no...
-Disfruta, chica. Esta puede ser tu oportunidad para olvidar a Axel.
Alguien llamó a la puerta y sequé mis manos con un trapo para ir a ver quién era.
-De verdad, a veces eres muy pesada -murmuré saliendo de la cocina.
Cuando abrí la puerta había un chico joven con un ramo de flores bastante grande de diferentes colores.
-¿Alessa Brooks? -preguntó el chico.
-Soy yo.
Él me tendió el ramo y me hizo firmar un papel para confirmar que me lo había entregado. Cuando lo hice se despidió de mí y cerré la puerta.
Me quedé observando las flores con los ojos muy abiertos porque era la primera vez que alguien me regalaba un ramo, y más aún uno tan grande. Me fijé que en los tallos había una nota doblada en la que ponía mi nombre y procedí a abrirla.
Querida Alessa:
No pretendo ganarme tu perdón con un simple ramo de flores, pero te aseguro que es sólo el principio.
Nunca quise dañarte o herirte de ningún modo porque siempre fuiste lo único bueno en mí.
Espero que te gusten las flores y que algún día puedas perdonarme porque siempre te he querido.
Axel.
No voy a deciros que lloré porque las lágrimas no llegaron a salir de mis ojos, pero sí es verdad que me emocioné mucho. Era un ramo precioso, lleno de colores y vida, al igual que me sentía cuando Axel y yo estábamos juntos. Pero si quería que le escuchara debía hacer mucho más que eso, más que enviarme flores a casa.
ESTÁS LEYENDO
Nada más importa si estás junto a mí (Libro #2)
Teen Fiction(Continuación de "Nada más importa") Cuando lo vi de nuevo, no pude apartar mis ojos de los suyos ni por un segundo, la intensidad de su mirada era tan fuerte que me había quedado hipnotizada y petrificada en mi lugar. Mis extremidades comenzaron a...