23

1.4K 113 15
                                    

Una única bala quedaba en el cargador del arma...

Un último disparo fue efectuado...

Y Axel cayó al suelo.

Un secuaz de su propio padre había sido quien había hecho el tiro de gracia, el tiro que impactó contra la parte superior de su pecho.

Luka me contó que la bala no había perforado el pulmón, pero se había incrustado dentro provocándole una gran hemorragia, y yo tenía bastantes conocimientos acerca de la medicina como para saber que su estado era crítico; su vida estaba en riesgo. Y la mía también si no salía de esta...

Corría por los pasillos del hospital seguida por Masie, Luka y James. No sabía muy bien adónde me dirigía, pero James iba guiándome desde atrás. El llanto se había apoderado de mí y prácticamente no podía respirar mientras ansiaba llegar a la unidad de cuidados intensivos dónde él se encontraba.

Era una pesadilla..., todo era una horrible pesadilla de la que quería despertar lo antes posible. Aún no podía creer que estuviera corriendo por un hospital desconocido para ver a mi novio herido, al borde de la muerte, por una bala. Era algo que me negaba a creer.

–Es por aquí –me indicó James girando hacia la derecha.

Sentía el estómago encogido como si lo hubieran envasado al vacío. Mi corazón iba tan rápido que parecía que estaba parado. Mi cabeza estaba a punto de explotar. Mis ojos estaban empañados... Estaba notando cómo la vida se me escapaba lentamente, y no podía importarme menos. Lo único que importaba era Axel y su bienestar.

Yo sabía que estando tan grave no podría entrar a verle, pero rezaba por que James se ocupara del tema ya que él trabajaba en ese hospital.

Me coloqué junto a James cuando llegamos a la puerta de la UCI. Ahí habían un par de doctores hablando, pero dejaron de hacerlo cuando nos vieron a los cuatro ahí parados observándoles.

Me encontraba a punto de perder la paciencia y los estribos. Si no me dejaban pasar iba a abalanzarme sobre esa puerta sin importar si luego me sacaban a rastras de allí, sólo quería verle. NECESITABA verle.

No podía dejar de llorar mientras que James hablaba con aquellos médicos encargados de Axel. Masie me abrazó pero fui incapaz de corresponderla, no podía levantar los brazos, apenas podía pensar en dónde estaba, sólo podía visualizar la imagen de Axel. Sus preciosos ojos, sus sonrisas, sus muestras de cariño, de amor... Y comencé a sollozar sintiendo que el aire me faltaba.

–Alessa –escuché, pero no pude reaccionar. Mi cabeza estaba sobre el hombro de Masie mientras miraba a un punto fijo en el suelo–. Alessa... –una mano me agarró por el hombro con suavidad y me hizo girar. Era James–. Puedes entrar, pero sólo cinco minutos, ¿de acuerdo? Luego entraré yo y después debemos esperar.

No hablé, ni siquiera asentí. Me encaminé hacia la puerta con rapidez sintiendo que las piernas me fallaban, que el alma se me escapaba... Cuando abrí la puerta me quedé petrificada en mi lugar. Ni siquiera el ruido estruendoso de la puerta siendo cerrada hizo que me inmutara. Si todavía había algún trocito de mi corazón bajo mi caja torácica, acababa de desaparecer.

Cubrí mi boca con las manos y sollocé con fuerza.

Axel, el amor de mi vida, estaba tumbado en la cama con los ojos cerrados. Tenía un tubo en la boca para que pudiera respirar mientras estaba en ese estado, una sábana cubriendo su cuerpo hasta su cuello y varias vías conectadas a su brazo. El aparato que revisaba sus constantes vitales pitaba lentamente; su corazón latía despacio, pero lo hacía, y no pude evitar dejar que las lágrimas inundarán mi rostro.

Nada más importa si estás junto a mí (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora