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Axel caminaba de un lado a otro por el salón desesperado. Habían pasado dos días desde el incidente con Bruce y sólo había recibido una llamada demasiado corta por parte de Luka en la que le dijo que le contaría lo ocurrido personalmente, por ello estaba tan inquieto. Luka debía llegar en cualquier momento y necesitaba saber todo lo que había pasado con su padre ya que él no tuvo la oportunidad de encargarse.

Me levanté del sofá y le abracé en un intento de calmar su inquietud, a lo que él respondió abrazándome también. Sabía que todo esto le preocupaba demasiado y quería que supiera que yo estaría con él en cualquier situación, y más en una tan importante para él.

El timbre sonó al fin y Axel dio pasos apresurados hasta llegar a la puerta para dejar pasar al invitado, quien venía acompañado de su hijo y de Carlo.

Tanto Luka como James y Carlo me abrazaron con fuerza antes de saludar a Axel, quien les ofreció tomar asiento en los sofás o sillones con un movimiento de mano. Él se sentó en un sillón individual y yo me posicioné a su lado de pie.

–Bien, ¿vas a hablar? –le espetó Axel a Luka con impaciencia. Me pareció muy mal por su parte que fuera tan descortés y que no hiciera su papel de anfitrión.

Luka y James miraron fijamente a Axel, Carlo simplemente miraba cualquier cosa que entrara en su campo de visión, quizá porque no entendía el idioma. No sabía si el anciano sabía del tema que ellos iban a hablar, pero tampoco pregunté.

Ante la impaciencia y descortesía de Axel tuve que obligarme a intervenir.

–Lo que quiere decir es si queréis tomar algo –ofrecí con una sonrisa, ganándome la mirada de todos.

James le tradujo a su abuelo lo que acababa de decir, pero Carlo negó con la cabeza. James también negó, pero Luka me sonrió agradecido.

–Café solo, si eres tan amable –dijo mi tío.

Asentí sonriente y tomé a Axel de su brazo para que se levantara y fuera conmigo hacia la cocina.

–No puedes ser tan maleducado –le reprendí cuando ya estábamos en la cocina.

–Están en mi casa, puedo hablar como me dé la gana.

Aquella contestación hizo que un quejido saliera de mi garganta.

–Son tu familia, Axel –insistí–. Tienes que ser más agradable.

–No entiendo por qué. Además, ¿por qué tú siempre eres tan agradable?

–Se llama educación –respondí un poco molesta por su actitud–. Y, además, también son mi familia.

Axel cerró los ojos y soltó un suspiro mientras yo vertía el café caliente de la cafetera en la taza.

–Tienes razón –susurró finalmente.

–Sólo te pido que seas más... simpático –dije acariciando su mejilla con mi mano libre.

–Puedo hasta sonreír, si quieres.

Eso me hizo sonreír, y él también lo hizo.

Llegamos al salón de nuevo y le di la taza a Luka, a lo que él me respondió con una amplia sonrisa y un asentimiento de cabeza.

Axel volvió a tomar asiento en el sillón y yo me senté al lado de Carlo, quien me regaló una efusiva sonrisa. Adoraba a Carlo, siempre que me veía se le iluminaba la cara. Era un señor muy agradable y estaba encantada de seguir viéndole después de haber salido del hospital.

–Bien, pues cuando quieras... –le dijo Axel a Luka para que comenzara a hablar, pero parecía menos irritado que antes.

Mi amor me miró durante un breve instante y le sonreí para que supiera que lo estaba haciendo bien.

Nada más importa si estás junto a mí (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora