AXEL
(Media hora antes)
Intenté incorporarme en cuanto mis ojos se fijaron en el blanco y limpio techo, pero algo en mi pecho dolía. Durante unos instantes me sentía amnésico e imbécil por no recordar nada, hasta que comencé a escuchar un pitido entrecortado a mi derecha, el pitido que supuse que avisaba de los sonidos de mi corazón.
Me di cuenta de que estaba en un hospital, al cual no recordaba haber llegado en ningún momento. Lo último que recordaba era haber estado escondido tras un muro con Luka a mi lado intentando acabar con el último aliado de mi padre, al menos el último que quedaba en aquella nave industrial abandonada. Recordé haber salido de mi escondite y el intenso dolor agudo en mi pecho cuando aquel hijo de puta apretó el gatillo.
Apenas llevaba despierto dos segundos cuando me di cuenta de que algo incrustado en mi boca me impedía respirar con normalidad. Llevé mi mano hacia mis labios lentamente, pues casi no podía moverme, y toqué algo duro que estaba puesto sobre mi boca y que llegaba hasta mi garganta. Empecé a ponerme nervioso y sentí que no podía respirar bien, fue por eso que agarré aquel aparato y lo alejé de mi cara, notando que algo se movía por mi garganta hasta que lo saqué. Reprimí una arcada y eso hizo que mi pecho doliera por el esfuerzo de aguantar las ganas de vomitar. Me di cuenta que que lo que tenía incrustado era un respirador, una de esas máquinas que llenan de oxígeno tus pulmones, y lo solté dejándolo caer al suelo.
A pesar de que el pecho me dolía horrores intenté incorporarme, pero una aguja clavada en mi mano me impidió moverme con libertad, así que me la arranqué sin importarme lo que ocurriera. La máquina a mi lado empezó a pitar insistentemente mientras sentía que la cabeza me daba vueltas. Estaba mareado, sentía la garganta seca, el pecho me dolía una barbaridad, las piernas casi no me respondían... Me costó mucho poder incorporarme y sentarme sobre la cama.
La puerta se abrió de golpe, dejando paso a dos doctores que vestían con batas blancas y a una enfermera joven, lo que me recordó algo muy importante.
–Alessa... –hablar dolió como si mi garganta quemara. Mi voz salió ronca, pastosa y débil debido al puto aparato que tenía en el interior.
–Cálmese, señor Evans –dijo uno de los doctores–. Todavía no puede levantarse.
Me quedé observándole con la mirada más furiosa que poseía.
No sabía cuánto tiempo llevaba allí, no sabía quién me había traído, ni si Luka se encontraba bien, ni dónde estaba mi hermano. ¡No sabía nada de Alessa! ¡¿Qué coño hacía ese doctor diciéndome que me calmase?!
El otro doctor intentó acostarme de nuevo, pero intenté resistirme con todas la fuerzas que me quedaban, aunque no eran muchas. No quería acostarme, no podía hacerlo. Tenía que salir de aquella habitación y asegurarme de que todos estaban bien, yo podía esperar.
–Llama a Evans –le dijo el segundo doctor al primero que habló.
"¿Evans?", pensé confundido.
El hombre salió de la habitación mientras intentaba mantenerme incorporado pese a que el doctor luchaba contra mí para acostarme otra vez.
–Túmbese –me ordenó.
La joven enfermera se dedicaba a recoger los aparatos que yo mismo me había quitado mientras que apartaba las manos del doctor para que no me tocase.
–No... –negué con la voz enronquecida.
Finalmente, el doctor se dio por vencido minutos después y me dejó quedarme sentado sobre la cama. Me di cuenta de que estaba prácticamente desnudo, solo llevaba una especia de bermudas blancas que yo no había visto en mi vida. Notaba una opresión en el pectoral izquierdo, justo donde la bala impactó, y cuando mi vista se desvió hacia ese lugar vi que tenía un ancho vendaje que rodeaba mi torso y otro que pasaba por mi hombro. Sentí que prácticamente no podía mover el brazo izquierdo porque rabiaba de dolor al hacerlo. Todo mi pecho y brazo ardía de una manera jodidamente espantosa.
![](https://img.wattpad.com/cover/207775194-288-k991057.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Nada más importa si estás junto a mí (Libro #2)
Fiksi Remaja(Continuación de "Nada más importa") Cuando lo vi de nuevo, no pude apartar mis ojos de los suyos ni por un segundo, la intensidad de su mirada era tan fuerte que me había quedado hipnotizada y petrificada en mi lugar. Mis extremidades comenzaron a...