PARTE XXV - Timmy

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ADVERTENCIA: El siguiente capítulo contiene lectura apta sólo para mayores de 18 años.

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Nuestras almas se han unido formando un solo ser. No necesitamos hablar para saber lo que está pensando Johnny.
Al entrar, cierra la puerta con seguro, y me guía hasta la cama quedando encima de mí.
Mis manos juegan con su polerón y se lo quito para poder admirar su trabajado torso. Él también comienza a hacer lo mismo con mi polera y me la quita.
La habitación comienza a llenarse de sonidos de nuestras respiraciones acelerándose cada vez más.
Con nuestros labios aún conectados, mis manos se dirigen hacia sus pantalones y los desabrocho. En eso, Johnny detiene toda acción.
-No podemos-. Me dice.
No entiendo por qué no quiere seguir con esto. Tal vez aún sigue molesto.
-¿Por qué no?-.
-Es que no he ido a la clínica y no tengo preservativos-.
¡Ah! Era eso.
-No importa. Podemos hacerlo como la primera vez. Confío en ti-
-Aún si confías en mí. Quiero cuidarte lo más que pueda-.
-Espera un momento-.
Salgo apresuradamente de la habitación y voy hacia el sofá donde está la bolsita que compré en la farmacia, la tomo y voy hacia Johnny.
-Listo. Problema resuelto-. Le digo mostrándole la bolsa que contiene un lubricante y condones.
Sí, esa fue la compra que hice. Razón por la cual usé, lentes, tapabocas y gorra.
-¿Los compraste? ¿Cómo es que..?-.
Me acerco a él y lo beso sin darle espacio a terminar.
-Shhh, no estropeemos este momento con explicaciones-.
-Bien, en ese caso... ¿en dónde nos quedamos?-.

Vuelve a colocarme en la posición inicial besándome el cuello y mi manzana de adán

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Vuelve a colocarme en la posición inicial besándome el cuello y mi manzana de adán. Arqueo el cuello para darle más acceso y que profundice sus besos y mordisqueos.
Mis manos retoman la acción de antes y se apoderan de los pantalones de Johnny ya desabrochados. Mi mano derecha ingresa al interior de sus bóxer asaltando su miembro y logrando que suelte un gemido que invade mis sentidos auditivos logrando que me excite aún más.
En tanto, Johnny acaricia mi torso y va bajando lentamente hasta mis pantalones cometiendo el mismo acto que yo.
Su mano tiene mi entrepierna y me proporciona un placer inexplicable, lo que hace que mis caderas comiencen a moverse en busca del encuentro entre mi miembro y la mano de mi hombre.
En fracción de segundos, nos desprendemos de la ropa que no estaban obstaculizando a estar más conectados.
Johnny estira su mano para alcanzar el lubricante que había quedado a un lado de la cama y se hecha un poco en sus manos y en mi zona íntima, mientras que yo alcanzo uno de los almohadones para alzar mi trasero y así estar más cómodo.
Tener las piernas arriba debe ser muy cansador, por eso prefiero esta posición.
Johnny ingresa un dedo... luego dos... luego tres...
De esa manera me prepara para que no duela tanto.
Al ingresar sus dedos, doy un respingo y suelto un gemido de dolor y placer.
Luego saca sus dedos e ingresa su masculinidad lentamente mientras acerca su cara a la mía para buscar mis labios y ahogar los gemidos que voy soltando mientras va ingresando en mí.
Ya estaba anhelando esta sensación de volver a estar conectados y ser una sola persona.
Comienza a mover sus caderas lentamente y yo empiezo a hundirme al deseo que me envía a través de sus embestidas.
Sus movimientos son lentos y agónicos por lo que mi cuerpo se queja de aquello.
-Hazlo más rápido... por favor-.
Digo susurrando en su oído.
Sin escuchar respuesta, accede a mi demanda y comienza a acelerar sus embestidas, mientras que yo me retuerzo en la cama emitiendo jadeos que van siendo ahogados por los besos de Johnny.
Mis manos se aferran al cuerpo de Johnny dejando pequeños rasguños en su espalda como si mi vida dependiera de ello.
No sé cómo este hombre puede hacerme sentir todas estas emociones en un instante.
Deseo, placer, choques eléctricos... todo se mezcla y viajan por cada esquina de mis venas llegando hasta mi cerebro haciendo que pierda completamente la razón.
Una de mis manos suelta su espalda y cae en la cama tomando la sábana empuñándola y dejándola completamente arrugada.
Sus movimientos de cadera continúan enviándome choques eléctricos a mi corazón que está desde hace un tiempo latiendo a mil por hora. Cierro fuertemente mis ojos arqueando mi cuerpo en el momento que siento que el deseo va en aumento.
Abro un poco los ojos y observo la expresión de Johnny que ha tirado su cabeza hacia atrás alimentándose de todos los sonidos de placer que envío desde mi garganta
Es como si fuera su fuente de vida.
Volvemos a tener contacto visual por un momento para grabar en nuestras mentes nuestras expresiones de deseo, mientras que nuestras frentes se unen sintiendo el sudor de la otra persona.
Johnny enlaza nuestras lenguas mientras que su mano va recorriendo el borde de mi cintura, mis pequeños pezones y mi abdomen.
La otra mano se entrelaza con la mía aferrándonos fuertemente como si no nos quisiéramos soltar más.
Los labios de Johnny cambian de dirección hacia mi oreja, luego baja hacia mi cuello y mi hombro llegando hasta mi manzana de adán dejando pequeños mordiscos.
El dolor en mi entrepierna comienza a acumularse avisándome que ya estoy al límite del placer.
-Jing... Jingyu... ya duele... quiero venirme-.
-¿Ya duele?-.
-Sí... hazlo... por favor-.
Me parece que debe entender lo que quiero que haga.
-Aguanta un poco, Bebé-.
¿Qué? ¿Escuché bien? ¿Me dijo bebé?
En medio de nuestro acto sexual, Johnny me dijo bebé, pero ahora no me importa lo que me diga puesto que mi cerebro ya está totalmente desconectado como para pensar en por qué me llamó así.
Mi mano izquierda se apodera de la mano derecha de Johnny que estaba en mi pecho y la dirijo hacia mi zona en aprietos y lo instruyo para que realice las caricias quiero que haga para liberarme de esta deliciosa tortura.
- Hazlo... por favor... No aguanto más-. Le digo con mi voz entrecortada.
-Vamos a hacerlo juntos-.
Mientras me acaricia mi entrepierna, siento que él está llegando a su límite y terminamos por liberarnos juntos.
Johnny se desmorona y entierra su rostro en mi hombro.
Nos quedamos así un momento hasta lograr que nuestras respiraciones regresen un poco a la normalidad.
-¿Estás bien?-. Me pregunta.
-Muy bien-.
Le muestro una sonrisa satisfactoria para que se sienta tranquilo.
-Espera, voy a retirarme-.
Siento que sale de mi cuerpo, saca su protección botándola al basurero junto al velador y me acurruca en sus brazos.
En ese momento, recuerdo la palabra de Johnny.
-Oye, ¿leíste el libro completo de "Addicted"?-.
-No, sólo el primer tomo. ¿Por qué?-.
- Porque me llamaste "Bebé-.
Me mira con el ceño fruncido como si no lo recordara. Pero si lo conozco bien, podría apostar que está fingiendo que no se acuerda.
-¿Yo? No lo recuerdo-.
-Sí, me llamaste "bebé" y así es como llama Gu Hai a Bai Luoyin en algunas ocasiones y cuando están a la mitad del sexo-.
- ¿Te molestó?-.
-Para nada. Me encantó-.
Nos quedamos en silencio unos minutos para aprovechar este momento de romance.
-¿Qué hora es?-. Pregunto.
Johnny alcanza su celular para responder a mi pregunta.
-Son las 10 p.m ¿Ya te quieres ir?-.
-No, aún es temprano-.
Le digo acercando mis labios para tocar los suyos y mi mano izquierda baja hacia su abdomen. De hecho mi cuerpo ha reaccionado nuevamente como si me estuviera pidiendo más porque ha quedado insatisfecho.
Esta noche quiero experimentar cosas nuevas.
Esta noche, la vergüenza en mi diccionario no existe.
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