Isekai Yo que Reencarne y Ellos que fueron Invocados

20. Caramelos y Elfos

La mañana siguiente no pudimos ir al bosque pues nuestras clases se adelantaron. No era nada muy interesante, solo cosas del relieve. Empezamos con el relieve más básico que era el del territorio humano, luego las diferentes variedades incluyendo el relieve demoníaco, el relieve submarino, entre otros.

No sé como nunca se me ocurrió preguntar donde vivíamos, simplemente no era de mi interés. Realmente quería dar clases de magia o al menos información más interesante del mundo, como las razas que viven aquí, el origen de los monstruos, cosas así.

Por ahora tenemos clase de etiqueta, modales, relieve, plantas y animales normales, matemática básica, o sea, solo cosas aburridas.

La razón por la que se adelantó hoy la clase es que Sensei tiene una cita con su esposa e hija. Si que es un hombre popular, y gracias a esto podemos ir a entrenar toda la tarde.

Esta vez me aseguré de explicarle a Runa el significado de entrenar, básicamente matar monstruos.

Una vez llegada la hora seguimos el mismo procedimiento de siempre, preparamos los señuelos y nos teletransportamos al lugar en cuestión. Las últimas coordenadas eran justo frente al gran árbol donde tallamos nuestros nombres.

Primero observamos bien el espeso bosque desde arriba y luego descendimos lentamente, con mucho cuidado. El objetivo era cazar algunos monstruos. Está claro cual es el primer hechizo lanzado, y los que le siguen.

(¡No Pain! ¡Barrier!)

El mejor hechizo del mundo, para evitar el dolor y un hechizo de barrera. Ahora que estamos listas comenzamos a andar por el bosque en fila, yo delante y Runa detrás.

—Onee-chan, ¿de verdad estaremos bien? —su voz temblaba un poco— No sabemos que podemos encontrar aquí.

—Oh, venga. Después de acabar con ese monstruo ayer no me dirás que te asustan unos más pequeños.

—P-P-Pero... —era claro que estaba nerviosa.

Debo admitir que me encanta que se aferre a mi blusa por detrás, me hace sentir de confianza. Una sonrisa se dibuja en mi rostro. Pero debo comprenderla, es una niña pequeña.

—Entiendo tu miedo, esto es algo peligroso después de todo y no estoy segura de poder protegerte. —miento, aún si muero no dejaría que le tocaran un pelo— ¿Quieres regresar?

—¿Onee-chan regresará conmigo?

—No, yo me quedo.

—Entonces yo también.

Suspiro.

Es una niña, es obvio solo que a veces lo olvido. Pero en serio, no le tenía tanto miedo al monstruo de ayer. ¿En cambio le teme a lo que podamos encontrar hoy?

El miedo a lo desconocido si que es fuerte y también puede que sea porque este lugar es más... cerrado por así decirlo. Es emocionante no saber lo que te espera más adelante.

Con tales pensamientos seguí avanzando, hasta finalmente ver a lo lejos la primera presa. Un jabalí verde. Era casi indistinguible del resto del paisaje de no ser por el brillo azul de sus ojos.

Así no tiene sentido camuflajearse. Sus ojos lo delatan.

—Bien, voy a probar algo nuevo. Fíjate bien Runa. —hablo en susurros, para no ser descubiertas por la bestia.

—Está bien. —responde igual en tono bajo.

La idea era sencilla, quería intentar algo así como un ataque invisible. Solo habían dos problemas. Primero, el poder mágico es visible cuando adquiere algún elemento. Por otro lado, incluso el poder mágico puro se siente que está ahí aunque no se vea, es como el aire.