CAPÍTULO 12 Parte 3

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  • Dedicado a Valentina Ciro Laura Ciro Juliana Galeano Carlos Andrés Oq. Laura Sanchez Valent
                                    

Enedelia, una de mis mejores amigas  que no había visto porque andaba en un curso en China para hacer papiroflexia, sus fotos en la muralla china me habían encantado, Enedelia era más alta que yo, tez blanca y ojos grandes de color café- dorado, una sonrisa inigualable, sentido del humor que pocas mujeres poseen, ocurrente hasta las nubes, bondadosa de cabeza a pies y  la palabra “única” la caracterizaba bien.

-          ¿Cómo has estado, pendeja?  - sí, esa era ENE-

-          Muy bien, te he extrañado mucho… - aún no nos soltábamos-

-          Y yo más, te traje un chorro de cosas de China...

-          ¿Neta? Me trajiste todo menos un chino.. ¿verdad?

-          “Chinitos queren aloz” – dijo imitando el tono de los chinos-

-          No…. – comenzamos a reír como tontas-

-          ¿Y tú que tranza morra?

-          Pues todo bonito, me gusta.

-          ¿Quién te gusta?

-          Mi vida..

-          Estás loca…

Paso la clase, Jaime volvió y traía una sonrisa que nadie podía opacar, me sentía echada a un lado, el día transcurrió ameno, para las 3:00 de la tarde estaba con los chicos comiendo en las alitas, todos nos preguntábamos de cómo nos había ido y de qué cosas interesantes nos habían sucedido, la sensación era Erika que ya tenía auto, Enedelia que había ido a China y Samay la chica de la que no sabían con quién estaba saliendo o más bien salía, en parte me dolía ya no poder “ Presumirles” a mi chica, me gusta la idea de decirle “ Mi chica” ¿Es qué mierda? ¿Por qué había sido tan pendeja y me había abandonado? , me dolía en el alma saber que ya no compartiríamos momentos y que no podría besarla o llamarle “Bebe” cada que se me antojara, me llenaba de rabia saber que ya no saldría de noche porque a ella no le gusta de día, me dolía saber que no estaba conmigo.

Estaba en la completa negación no me gustaba asumir eso, la extrañaba y mucho.

Salí a acompañar a Jaime a fumar afuera de las alitas.

-          ¿Qué tienes preciosa?

-          La extraño Jimy, la extraño y mucho…

-          No, Samay… tú no la extrañas…

-          Claro que lo hago, extraño los momentos que pasábamos juntas, ha pasado una semana y mírame me tiene echa garras, mi corazón está triste y yo… no me siento bien.

-          Samay, podrás decirme lo que quieras pero lo que extrañas es a ti siendo feliz, Samay la felicidad no depende de una persona, depende de ti. ¿Por qué depositar algo tan grande y poderoso en una persona que te puede fallar en cualquier segundo?

-          Jimy, ¿Por qué haces esto?

-          Samay, porque me preocupo por ti… fuera de todas las friendzoneadas que me has dado yo sé que tú y yo siempre vamos a ser amigos y eso es suficiente para mí… no me gusta que sufras por un par de tetas que quizá no estaban tan chidas…

-          Gracias, eh! – le di un abrazo-

“Me respondió mi abrazo, y me sentí querida de nuevo, sentía que algo en mí se estaba reconstruyendo”


 

Salimos del restaurant, y me llegó un mensaje:

“Lo siento mucho Samay, yo no te quería hacer sufrir… espero que algún día me perdones”

- Lucero

Respiré profundo y le mandé un “Vete al infierno perra”.

Me sentía mejor insultándola y alejándome que martirizándome por algo tan imbécil, pasaron los días y las tareas fueron iniciando, me metí a clases de box y mis días terminaban cansados y solo llegaba a casa a dormir, el primer mes paso como si nada, el recuerdo de Lucero se me estaba yendo, todo estaba bien hasta que por error abrí mi correo puse “ Whatsapp” en el buscador, me salieron los mensajes de lucero, cuando nos conocimos y cuando todo era bonito, ese mes fue el peor de mi vida, las clases de box se me hacían estúpidas ni siquiera llegaba a terminar una rutina, faltaba, en la escuela no hablaba con casi nadie, me gustaba estar en casa y ver porno, extrañaba sus labios y sus lindos dedos en mi vagina, extrañaba que me dijera “ Mi amor” extrañaba su peculiar olor a bebe recién bañado, extrañaba ir a comprar nachos al seven, extrañaba verle su rostro con ese par de ojos que me volvían loca, extrañaba sus manos en mi cuello cuando me besaba, extrañaba todo de ella, no había nada que no relacionará con su persona, me masturbaba en la ducha pensando en ella, de verdad me sentía patética era un pozo hondo y yo misma lo estaba cavando, me estaba matando , estaba en problemas y no quería aceptar la ayuda de absolutamente nadie, no quería que nadie me hiciera olvidar a ella, a la que yo denominaba como el gran amor de mi vida.

Era un domingo por la tarde, me sentía mal estaba comiendo pizza, doritos y tenía como 3 latas de cerveza en la cama, suena mi celular de un número desconocido y recibo la llamada.

-          ¿Quién habla?

-          ¿Eres Samay?

-          Ella habla, ¿Quién habla?

-          Soy Renata, la novia de Lucero…

Bastaron 6 palabras para hacerme retorcer de coraje y no por la novia de Lucero, sino porque me había cambiado por una perra, por una pinche rana … y yo llorándole como pendeja, desperdiciando mi vida, comprando comida que me lo que lo único que haría por mí sería hacerme rodar por todo constitución, me enojé tanto que grité, llore , pataleé e hice lo posible por no romper nada, me estaba muriendo, quería recuperar mi tonto tiempo perdido en una pendejada, la había cagado y no sabía cómo carajo limpiarme.

-          ¿Y qué quieres?

-          Saludarte…

-          ¿Y?

-          Pues sí, saludarte…

-          ¿algo más? , estoy ocupada…

-          ¿no amas a lucero?

-          Para empezar creo estás mal de la chompita, 2da ¿Amarla? - risa burlona- Jamás amaría a una zorra que rompe promesas y 3era hazme el favor de ya no llamarme o te demandaré por acoso, gracias – colgué-

¡Vaya, eso es lo más valiente que había hecho en mucho tiempo!¡Bienvenida de nuevo, Samay! – me dije a mi misma.

En alguna casa de Monterrey.

-          ¡Ves wey, te dije que no me extrañaba!

-          Lucero, si te extraña solo que se quiere hacer la fuerte…

-          Aly, Samay piensa que nunca la amé…

-          ¿Y de verdad lo hiciste?

-          Sí, de verdad lo hice…

-          ¿entonces porque mierda la dejaste?

-          Por pendeja, por una pendeja que me hizo pendeja…

-          Lucero, tienes en cuenta que si quieres recuperar a Samay no bastará con que le lleves florecitas a la UNI, Samay estaba experimentando contigo… quizás después de esto le dejaste un trauma y ya no quiera tratar de esa forma con mujeres…

-          Alicia, Samay me encanta… nos completábamos bien… ella era sol y yo la luna, su luna.

-          Solo te diré que no me gustaría ser ella, neta que pobre chava! 

Crónicas de una HeteroflexibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora