CAPÍTULO 42

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YA ESTOY DE REGRESOOOOOOOO!!!

MIL GRACIAS POR SEGUIR AQUÍ DESPUÉS DE DOS MESES SIN SABER DE MÍ. 

LES AGRADEZCO MUCHO QUE SIGAN AQUÍ. 

BESITOS DESDE MONTERREY. 

- Karyna Anguino. 

Narra Isabel:

La extrañaba mucho pero no podía permitir que alguien le hiciera daño y menos que fuera por mi culpa, decidí alejarme sin decirle nada, aunque ella se mereciera la mejor de las explicaciones. Yo quería que ella estuviera bien y su tranquilidad estaba primero, yo la tenía que pagar con mi ausencia, lamentablemente ella tuvo razón, y ya nos está buscando los chingados federales.

Quiero verla y decirle que todo estará bien, pero viajar a Monterrey es ponerla en peligro a ella y su familia, y no quiero que pase nada de eso, espero que todo se pueda arreglar para antes de navidad.

Lucero:

-          ¿Y a dónde vas a llevar a Natalia?

-          Pues algo tranquilo, ¿Qué opinas de la mora rosa?

-          Pues si jala, es algo tranquilo…

-          Si, tampoco me quiero ver muy mamilas…

-          Con la cara tienes, no te preocupes…

-          Jajajajaja, ¡Pendeja! – le arrojó una almohada-

-          Jajajaja, pues qué… ¿Qué no?

-          Ay, no seas ojete no tengo cara de mala…

-          Quizás de mala no, pero sí de mamona…

-          Ay, ay… qué jaladas Aly!!!

-          Puesss no te voy a echar mentiras…

-          Jajajaja, culera…

-          Tú también, ya wey no te creas… si estas chida… ¿ok?

-          Ya lo sabía – hizo cara de niña chiflada-

-          Pendeja…

La tarde cayó, Lucero iría a recoger a Natalia, Natalia tiene 22 años, es locutora de un programa de radio de una estación de Monterrey, terminó su carrera y está por titularse.

Estaba nerviosa, tenía mucho sin salir con una niña de nuevo, y Natalia me llamaba mucho la atención desde aquella fiesta de la pendeja de Alicia, igual no era tan pendeja porque me había conseguido salir con esta morrita, y por eso la amaba.

Iba por todo Garza sada para agarrar la carretera nacional, me acordé mucho de Samay, cuando fuimos a Allende, al Hotel, a todo… ¡Mendiga huerquita!

Sonreía inconscientemente al recordarla, Samay, Samay, Samay.  El celular sonó y era Natalia.

-          Hey, ¿Ya vienes para acá?

-          Am… si, ¿Por?

-          Ayyyy no manchesss…

-          ¿Pasa algo?

-          Es que no voy a poder…

-          ¿Cómo que no vas a poder?

-          Es que me salió un imprevisto, nos vemos luego Luu… - colgó-

Crónicas de una HeteroflexibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora