CAPÍTULO 29

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Los pies me traicionaron y me tropecé sin querer con una señora de la 3era edad y su bastón, ¡Qué pedo! Me disculpé como mil veces y me fui súper apenada de ahí. Caminé hacía donde se supone que estaría ella, y en efecto mis predicciones fueron acertadas,  Estaba ella con una cajetilla y su iPhone en una mano y con la otra fumando, tipo yo era #SamayVidente y así.

Le sonreí como pendeja y la paz volvió a mi ser, así como por arte de magia, así como si el universo hubiera dicho “La morra anda nerviosa, mándale una dosis de tranquilizador” se veía preciosa, se veía renovada, inclusive más delgada y para mi sorpresa su cabello estaba suelto, traía una gorra que yo le había obsequiado, Lucero se veía bonita y me gustaba. ¿Por qué hacía esto más difícil de lo que ya era? Mundo, ¿Puedes pararte y bajarme de aquí?, apagó el cigarro y lo arrojó al suelo para luego decirme…

-          ¿Cómo estás? – dijo con su melodiosa voz que tanto me mojaba las bragas-

-          Muy bien, ¿y tú? – le contesté a como pude, Lucero me había robado las palabras con tan solo su presencia-

-          ¿Qué tienes? Te notó como que diferente…  - me agarro de los hombros y luego me abrazo-

-          Quizás necesitas esto.. cuídamelo – y me siguió abrazando-

Lucero tenía los mejores besos y abrazos del mundo entero, su abrazo me junto, es decir es como si yo estuviera rota y ella fuera el pegamento, cual pinche pegamento… Ella era Kolaloka. Sentí rico, me dopaba, me sentía otra en sus brazos.

-          ¿Mejor? – me dijo y luego deposito un beso en mi frente-  

Es lo más tierno que esta pinche huerca había hecho en mucho tiempo, Lucero haciendo las cosas más difíciles desde tiempos inmemorables….

-          Mucho mejor… ¿Por qué creíste que lo necesitaba? – le dije, nos estábamos mirando a los ojos, lo cual me agradaba bastante-

-          No lo sé, es decir… te extrañé tanto que sentí la necesidad de hacerlo, la verdad Samay es qué es como si volviera a ti con ese abrazo, lo sentí tan sincero de tu parte, ósea que yo te lo di pero respondiste tan tú, tipo eres tú…  tú mi chiquita de ojos bonitos. – me volvió abrazar y fue cuando juré que no me atrevería a decir lo que en verdad quería, me estaba confundiendo-

-          También te extrañé – fue las únicas tres palabras que salieron de mi grandiosa boca, ¿Por qué esto tenía que ser tan así, taaan difícil? –

Caminamos por el sendero hacía la lomita, sí esa lomita en donde nos habíamos besado por primera vez, me tomó de la mano a medio camino. Y es qué íbamos en silencio pero no era un silencio que nos incomodará más bien era uno que decía mucho y queríamos disfrutar.

-          ¿Te acuerdas cuando me pediste que te besará por última vez?

-          Eres una cursi… - le dije-

-          Bien qué te gusta… - dijo en un tono de voz bromista-  Sabes venía en el carro acordándome de cómo fue que nos conocimos y de cómo llegamos a tanto en tan poco tiempo…

-          Me conquistaste con tus palabras… deberías de ser abogada…

-          Alchile si lo estaba pensando… - dijo siguiéndome el pedo-

-          ¿Y cuál sería tu primer caso?

-          Pues defender a alguien porque fumo marihuana en la vía publica…  - reímos-

Crónicas de una HeteroflexibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora